/Juancarlitos Harriott, un ganador nato, y el increíble destino de la mayoría de sus trofeos: robo, incendio y el insólito cuento de un oportunista

Juancarlitos Harriott, un ganador nato, y el increíble destino de la mayoría de sus trofeos: robo, incendio y el insólito cuento de un oportunista

Considerado uno de los mejores polistas de la historia, murió este lunes a los 86 años; los premios que cosechó a lo largo de su carrera tuvieron un insólito destino.

¿Cuántos trofeos ganó en su carrera Juancarlitos Harriott, el crack del polo fallecido este lunes a los 86 años? Imposible de medir. Sólo de Triple Corona tenía 44, repartidos entre 20 conquistas del Argentino Abierto, 15 festejos en el Abierto de Hurlingham y 9 en el torneo de Los Indios y Tortugas. Pero además de todas las copas que conquistó en la Argentina y en el exterior, basta con ver lo que sucedió con los premios Olimpia, por ejemplo. Hablamos de la distinción que otorga anualmente el Círculo de Periodistas Deportivos. Ocurre que la clásica distribución de estatuillas comenzó en 1970.

Harriott, cuyo sepelio se realiza este martes en una ceremonia íntima, a las 11.30, en el Parque de Paz, de la ciudad de Coronel Suárez, se llevó cinco veces el Olimpia de Plata en polo, mientras que en 1976 se convirtió en el primer representante de este deporte en obtener el de Oro, es decir, fue considerado el mejor deportista del año. Ahora bien, teniendo en cuenta que ganó su primer Abierto de Palermo en 1957, no es descabellado imaginar que habría conquistado al menos una decena más de estatuillas de plata si la entrega hubiese comenzado con antelación a 1970. Dio trece temporadas de handicap en ese sentido.

Los trofeos rebalsaban en las vitrinas de La Felisa. Aunque no eran un motivo de preocupación de Juan Carlos Harriott (h.). No andaba pendiente de eso. Sin embargo, el destino le haría protagonizar dos hechos que estuvieron directamente relacionados con las copas deportivas que formaban parte de su museo. Hechos nada agradables, por cierto.

El equipo multicampeón. Los hermanos Heguy y los Harriott con el trofeo de 1974.
El equipo multicampeón. Los hermanos Heguy y los Harriott con el trofeo de 1974.Archivo

La mañana del 12 de mayo de 2015 fue un momento muy duro para Juancarlitos. Un descuido de la empleada que lo ayudaba en la casa derivó en un siniestro: una cortina quedó sobre la estufa a gas y en pocos minutos se desató un incendio feroz. Harriott salió e intentó mitigar el efecto con un matafuegos, pero las llamas ya habían tomado el techo de la casa. Para cuando arribaron los bomberos, poco pudo hacerse. Hasta tuvo que salir a comprar ropa. Hay mucha historia detrás de ese incendio, de los trofeos que Harriott ganó en su carrera. Algo sobre lo que se refirió en aquella entrevista de 2020 con LA NACION que vale la pena recordar…

–Los premios Olimpia en polo arrancaron en el 70. Ganó cinco y fue el primer polista que logró el Olimpia de Oro, en el 76. ¿Representó algo especial?

–Fue una sorpresa. Ahí lo tengo. Bueno, sabés que se me incendió la casa hace cinco años. Se quemaron las bases de madera de los Olimpia; el resto zafó, quedaron bien las seis estatuillas, aunque no se les ve de qué año eran.

Alfredo y Juancarlitos Harriott; detrás, las vitrinas repletas de copas y plaquetas
Alfredo y Juancarlitos Harriott; detrás, las vitrinas repletas de copas y plaquetasDiario Nuevo Día

–Recuerdo una foto de hace 10 años de usted con Alfredo. Había una vitrina llena de trofeos. ¿Se perdió todo?

–Digamos que se perdió, pero antes del incendio. Salimos con mi mujer a comer con unos amigos. Al volver, no había luz, entro con la linterna y le pregunto a Susan: “¿Vos pusiste esa colcha acá en el living?”. Me dijo que no. Ahí me di cuenta de que habían entrado ladrones. Empezamos a revisar y nos habían hecho bolsa. Se robaron las copas y otras cosas. ¡Media casa! Un gran valor sentimental. Lo curioso fue que recuperé todo, menos las copas.

–¿Cómo fue eso?

–Descubrí quién robó. No era de acá, sino de Bonifacio (NdR: a unos 97 kilómetros de Coronel Suárez). A los 20 días del robo se me aparece un fulano que me dice: “Yo sé quién le robó”. El relato fue que se quería vengar de alguien que había perjudicado a su hermano, y que entonces lo delataba. Me contó “al pasar” que tenía que pagar la última cuota de una camioneta y le respondí: “Bueno, vos traeme todo de vuelta a casa y yo te pago la última cuota del auto”. El tipo no vino más, me mandó a otros. Pero le pagué la cuota y ahí trajeron las cosas, aunque me aclararon que no me iban a devolver los trofeos. Yo pensaba: “¿para qué querrán quedarse con las copas?” Era rarísimo.

Los hermanos Harriott, en otro rincón de La Felisa
Los hermanos Harriott, en otro rincón de La Felisahttps://www.instagram.com/clickpolo/

–¿Y en qué quedó la historia?

–Increíble el cuento. A los dos años me llama un tipo. Me dice “¿Usted es Juan Carlos Harriott? Bueno, resulta que veníamos viajando en la ruta con mi mujer y vimos una cosa plateada en la cuneta. Paramos de curiosos y vimos muchos trofeos, todos rotos. Algunos llevaban grabado su nombre. Si quiere le digo dónde era”. Pero nunca fui. Era cerca de Daireaux. Claro, los tipos quisieron venderlas, pero ¿quién se las iba a comprar si tenían mi nombre? Tiraron los trofeos, después pasó la máquina de arar y los destrozó. Me dejaron dos o tres copitas, pero ninguna importante. ¡De no creer!

–Y después vino el incendio…

–Uffff, sí. Cuando llegaron los bomberos ya estaba todo quemado. Me llevó casi dos años la reconstrucción. Ahí fue clave una iniciativa que había tenido mi mujer [Susan Cavanagh]. Ella había heredado unos mangos y la casa nos quedaba chica. Propuso hacer un anexo, yo no quería, pero lo hicimos igual, viste cómo es esto. ¡Menos mal que estaba el anexo! Viví ahí un año y medio mientras se iba reconstruyendo la casa. Que quedó casi igual a como era.