/Cuna de cracks, distintas sedes y un bautismo no caballeresco, con hombres que jugaban como “indios”: el club de polo que cumplió 100 años de pasión

Cuna de cracks, distintas sedes y un bautismo no caballeresco, con hombres que jugaban como “indios”: el club de polo que cumplió 100 años de pasión

Quilmes, Morón, San Miguel y ahora Pilar fueron las bases de una entidad fundadora de la AAP. De allí surgieron numerosos campeones del Abierto de Palermo, entre ellos, los Heguy.

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Juan y David Miles, Juan Nelson y Luis Lacey son reconocidos por la historia como los “Cuatro Grandes”. La exitosa gira emprendida por ellos hacia los Estados Unidos, en 1922, le dio un fuerte impulso al polo nacional. Avivó la llama de la pasión polística en muchos jóvenes y en inquietos emprendedores y motivó también la creación de nuevos clubes … Entre ellos, Los Indios, un club que celebra los 100 años de vida. Cien años de sueños, de triunfos, de frustraciones, de alegrías, de tristezas… De crecimiento, de mudanzas, de nuevos desafíos…

Transcurría la temporada de polo de 1923. Paco Méndez Gonçalvez reunía en su estancia “Los Merinos” a un grupo de amigos para jugar al polo, quienes terminaron organizando un club al que llamaron “Los Murciélagos”, debido al gran número de esos mamíferos nocturnos que habitaban el paraje. Bajo las órdenes de Juan Lawry, habitual referí en esos partidos, comenzaron a jugar. Aparentemente, Lawry no le prestaba demasiada atención a las acciones, marcaba las infracciones y nada más. Hasta que cierto día sorprendió a los jugadores convocándolos al centro de la cancha y, sin demasiados preámbulos, les dijo: “Señores, este es un juego de caballeros y ustedes no lo son. Ustedes son indios”. Tiempo después, al organizarse formalmente el club que tenían pensado fundar, no encontraron nada más oportuno ni un nombre más identificatorio que el mote colocado por don Juan Lawry.

Los Indios en 1967: Alfredo y Juancarlitos Harriott, Horacio Heguy y Fernando Santamarina, campeones del Abierto de Los Indios y Tortugas
Los Indios en 1967: Alfredo y Juancarlitos Harriott, Horacio Heguy y Fernando Santamarina,
campeones del Abierto de Los Indios y Tortugas

Dámaso del Campo, Juan José Vila, José Luis y Juan Carlos Giribone, Francisco Méndez Gonçalvez y los hermanos Taurel fueron algunos de los iniciadores del club. Los pioneros que en 1926 consiguieron unas tierras en la antigua chacra “Mirás”, localidad de Quilmes, para luego trasladarse a Morón, al sudeste del Club de Polo Los Pingüinos, de los Braun. Cerca de 1951, se mudaron a San Miguel y allí vivió durante décadas, hasta que la inseguridad de la zona y el exponencial crecimiento de la actividad en Pilar y alrededores, hizo que Los Indios cambiara una vez más su sede. Un predio situado a dos mil metros de la ruta 28, el camino a General Rodríguez, pasó a ser la nueva casa.

“Estamos muy contentos, la mudanza fue una decisión difícil de tomar porque San Miguel tenía mucho de sentimiento, ya que nos criamos allá, pero creo que hicimos lo correcto, acá se respira y se vive polo”, argumentó Eduardo Heguy, en 2015, mientras ejercía la presidencia. “Este proyecto es una realidad porque el polo es nuestra forma de vida. La idea de Los Indios es para que lo disfruten más nuestros hijos, hay que desarrollarlo”, agregaba el integrante de la familia, ex 10 goles y cuádruple campeón de Palermo, que es sinónimo del club. El, sus hermanos (Alberto e Ignacio), sus primos (Horacio, Gonzalo, Marcos y Bautista), su padre (Alberto Pedro), su tío (Horacio) y su abuelo (Antonio), son los principales referentes, quienes le aportaron una gran cantidad de títulos de los torneos de la Triple Corona al club identificado con la camiseta blanca atravesada por una franja negra horizontal, a Los Indios a secas, o a la fusión de Los Indios con Coronel Suárez o con Chapaleufú, el club de los Heguy en Intendente Alvear, La Pampa.

Desde Morón, uno de los fundadores de la AAP

El casco de la familia Mac Call, donde funcionó Indios Viejo, como se identificaba a la sede de Morón, cobijó los anhelos de múltiples polistas hasta 1949. Formó parte del grupo de 12 clubes fundadores de la Asociación Argentina de Polo, en septiembre de 1922. “Fue desafiliado por ‘agresión’ en el 26 y reincorporado rápidamente”, contó oportunamente Alberto Pedro Heguy, una leyenda viviente del polo mundial y 17 veces campeón de Palermo, trasuntando picardía en su relato. “Según los defensores de la causa, por ‘exceso de entusiasmo’, jajaja”.

Los Indios, campeón de Palermo 1938: Manuel Andrada, el Conde Andrés Gazzotti, Juan Rodríguez y Audilio Bonadeo Ayrolo
Los Indios, campeón de Palermo 1938: Manuel Andrada, el Conde Andrés Gazzotti, Juan
Rodríguez y Audilio Bonadeo Ayrolo

El campeón olímpico de Berlín 36 y oriundo de Pehuajó, el Conde Andrés Gazzotti, se desempeñaba como instructor durante la etapa de Morón; Francisco Zárate oficiaba de organizador y la gloria máxima, a nivel deportivo, la alcanzó en 1938, al adjudicarse el Abierto Argentino. Audilio Bonadeo Ayrolo (4 goles de handicap), Juan Rodríguez (6), Andrés Gazzotti (8) y Manuel Andrada (8) levantaron la copa luego de vencer a Santa Inés, integrado por Hugh Hesketh Hughes (7), Matías Casares (7), Mario Inchauspe (6) y Daniel Kearney (6). De acuerdo con la crónica de El Gráfico, el triunfo de Los Indios se debió a dos factores fundamentales: “En primer término, a una labor magistral: la que cumplieron Andrés Gazzotti y Manuel Andrada. Además, a una táctica simple y conocida: el empeño por tomar a los hombres, harto olvidada en el curso de este campeonato”.

Cómo llegó a San Miguel

El traslado de Morón a San Miguel demandó un importante esfuerzo de varios hombres comprometidos con el club. Se sortearon escollos y se superaron obstáculos. “El verdadero refundador de Los Indios fue Nicolás Cazón”, apuntó años atrás Alberto Pedro. “El instó a Antonio Heguy, Carlos Acuña, Alberto Etcheto y Segundo Vilariño a mantener el club. Y gracias a un crédito de un millón de pesos moneda nacional, otorgado por la Secretaría de Deportes, se compró el casco “La Luz”. El ingeniero Emilio Cazes, constructor de las canchas del Jockey Club de San Isidro, asesoró en forma honoraria al club y en 1953 se realizó el partido inaugural, a cuatro chukkers, con jugadores de alto handicap.

La casa principal de Los Indios en su sede de San Miguel, etapa en la que el club logró sus grandes conquistas
La casa principal de Los Indios en su sede de San Miguel, etapa en la que el club logró sus
grandes conquistas

Las nuevas instalaciones comprendían un elegante club-house, tres impecables canchas y numerosas caballerizas y dependencias. Luego se agregarían una pileta, canchas de tenis y demás comodidades. Nicolás Cazón y Alberto Etcheto, a la cabeza del comité de recepción les dieron la bienvenida a los visitantes aquella jornada del estreno. Varias generaciones de polistas dieron el presente: desde los veteranos, como Monroe Hinds y José Alfredo Martínez de Hoz, hasta los pichones, quienes por esos días intervenían en las competencias intercolegiales. El Padre Pedro Moyano bendijo las canchas y la bocha se echó a correr. De un lado: el team ganador: el local, con la camiseta blanca y la franja negra: Antonio Heguy, Julio y Carlos Menditeguy, y Mariano Gutiérrez Achával. Y enfrente: un combinado de casaca azul, constituido por Jorge Torres Zavaleta, Gabriel Capdepont, José María Torres Zavaleta y Juan Carlos Harriott padre.

Padres e hijos: Antonio Heguy y Juan Carlos Harriott, con Horacio y con Juancarlitos, campeones de Palermo con Coronel Suárez-Los Indios, en 1958
Padres e hijos: Antonio Heguy y Juan Carlos Harriott, con Horacio y con Juancarlitos,
campeones de Palermo con Coronel Suárez-Los Indios, en 1958
Gentileza Pasión y Gloria

Para 1958, Juan Carlos Harriott padre e hijo, campeones del anterior Argentino Abierto, armaron un cuarteto con Antonio Heguy y su hijo mayor Horacio. El equipo se llamó Coronel Suárez-Los Indios y, vistiendo la camiseta de los rombos de azules y colorados, triunfaron en el certamen de Libertador y Dorrego. De ahí en más, los restantes diez Abiertos Argentinos ganados por el club fueron asociado con Chapaleufú. Tras perder la final del 82 contra el Santa Ana de Franky y Gastón Dorignac, Cacho Merlos y el mexicano Memo Gracida, Alberto Pedro Heguy deja definitivamente Coronel Suárez y decide encarar un nuevo proyecto familiar. “Convenzo a mi hermano Horacio, ya retirado, de volver a las canchas para jugar con sus dos hijos mayores: Horacito y Gonzalo. Como nosotros teníamos a Los Indios en San Miguel y a Chapaleufú en La Pampa, se me ocurrió juntar los dos nombres y representar a Indios Chapaleufú. ¿Los colores? Los colores también son la unión de ambos clubes”. Camiseta blanca con una franja horizontal, replicando el diseño de la de Los Indios, pero en lugar de ser negra, es colorada, el color de los vivos de la del club pampeano.

Los Indios, finalista de Palermo 1983: Héctor Crotto, Ernesto Trotz, Agustín Llorente y Juan Martín Zavaleta
Los Indios, finalista de Palermo 1983: Héctor Crotto, Ernesto Trotz, Agustín Llorente y
Juan Martín Zavaleta
Archivo  LN

En 1983, Indios Chapaleufú no llegó a la final. Sin embargo, causó un fuerte impacto al debutar en la cancha 1 y derrotar al campeón vigente, Santa Ana, por amplio margen (19-11). Coronel Suárez II se coronó campeón en 1983 y un conjunto íntegramente de Los Indios finalizó segundo, tras caer ajustadamente por 7-6 en la final. Lo conformaron: Juan Martín Zavaleta, Agustín Llorente, Ernesto Trotz y Héctor Crotto.

Escena de la final de Palermo 1983, entre Coronel Suárez II y Los Indios: Juan Badiola con la bocha, marcado por Agustín Llorente
Escena de la final de Palerm  1983, entre Coronel Suárez II y Los Indios: Juan Badiola
con la bocha, marcado por Agustín Llorente
Archivo LN

En 1986, 1991, 1992, 1993, 1995 y 2001, se coronó Indios Chapaleufú I, con los hijos de Horacio Antonio (Horacito, Gonzalo, Bautista y Marcos), más Alex Garrahan y Mariano Aguerre. Mientras que en 1996, 1999, 2000 y 2004, lo hizo Indios Chapaleufú II, con la descendencia de Alberto Pedro (Alberto, Eduardo, Ignacio), más Alejandro Díaz Alberdi y Milo Fernández Araujo.

El Abierto del 98 se lo llevó Ellerstina, al superar a Indios Chapaleufú II, pero el dato de ese año es que el club tuvo cuatro representantes en el principal torneo de polo del mundo: los dos Indios Chapaleufú más Los Indios I y Los Indios II. Es decir que la mitad de los inscriptos mantenían un fuerte vínculo de pertenencia con la entidad, por entonces ubicada en San Miguel.

Bautista y Eduardo Heguy, primos y rivales en las mismas caballerias del Club Los Indios, en San Miguel
Bautista y Eduardo Heguy, primos y rivales en las mismas caballerias del Club Los Indios,
en San Miguel

Una situación atípica

La era moderna, que vio el paso del amateurismo al profesionalismo, se inició con los Chapaleufú. Arrastró a La Espadaña y vio nacer, a Ellerstina, primero, y a La Dolfina, después. Junto a ellos dominaron veinte años los primos Heguy. Una etapa intensa y de cambios en el polo. Y a la par de los enfrentamientos definitorios creció inexorable la rivalidad entre los hijos de Horacio Antonio y los de Alberto Pedro. Una rivalidad por momentos extrema que provocó idas y vueltas, encuentros y desencuentros, en la relación familiar.

Indios Chapaleufú I y II eran equipos absolutamente independientes, sólo compartían los lazos sanguíneos y el club. Algunos equipos actuales, pertenecientes a una misma organización, mantienen un vínculo mucho más estrecho, al punto tal que se pasan caballos o directamente el segundo cuarteto es montado por ejemplares del primero. Eso no sucedía con los Chapaleufú. Convivían de lunes a viernes y el fin de semana confrontaban. Toda una rareza. Una situación atípica.

Indios Chapaleufú e Indios Chapaleufú II entran en la 1 de Palermo para jugar la final de 1996. Inolvidable
Indios Chapaleufú e Indios Chapaleufú II entran en la 1 de Palermo para jugar la final de
1996. Inolvidable

Indios era el lugar en el mundo de los Heguy: trabajos con los caballos, prácticas, largas mateadas, charlas, picados, asados… Horas y horas juntos, entre ellos, con los familiares, con los petiseros… Hasta que la fuerza de los resultados tensó demasiado los lazos afectivos y de a poco los primos comenzaron a separarse. Eduardo, Pepe y Nachi se quedaron en San Miguel, mientras que Horacito, Gonzalo, Marcos y Bautista enfilaron hacia Pilar. El tiempo curó las heridas deportivas y también su paso, con un par de tragedias, reforzó aquellas uniones que parecían algo deterioradas.

El Ruso Heguy con su padre, el mítico Alberto Pedro
El Ruso Heguy con su padre, el mítico Alberto Pedro

La última imagen ganadora de uno de los Chapaleufú refleja la armonía lograda luego de momentos tormentosos. El 11 de diciembre de 2004, ambos equipos definían el Abierto Argentino. El espectáculo vibrante y emotivo, de golpe se rompió. Una brutal caída de Horacito Heguy, al promediar el séptimo chukker, preocupó a todos. Horacito dejó la cancha, lo reemplazó Alejandro Agote, y el clima se enrareció, perdió festividad. El partido lo ganó Chapa II y se coronó campeón. Sin embargo, ninguno sentía el impulso de festejar como ameritaba la ocasión. La enorme alegría de ser campeones quedaba bloqueada por la angustia y la intranquilidad generadas al momento del accidente de Horacito. “Su caída nos quitó las ganas de festejar, ¿qué querés que te diga?”, se sinceraba Pepe momentos antes de la premiación. Pronto llegaron auspiciosas noticias sobre Horacito, se había recuperado bien y las sonrisas volvieron al podio.

La influencia de Tito Lezcano

Si bien Los Indios está muy identificado con la familia Heguy, muchos jugadores -muy destacados- pasaron por ahí: Alec Taylor, Silvestre Blaquier, Segundo Vilariño, Carlos Acuña, Jorge Marín Moreno, Guillermo Mac Loughlin, Daniel González, Ricardo Lafuente, Johny Guerrero, Alfredo Goti, Enrique Echeverz, Federico de Alzaga, Argentino Molinuevo, José Eliçabe, Milo Fernández Araujo, Rubén Sola, entre tantos otros. También es justo mencionar algunos de los petiseros que cumplieron silenciosas tareas allí: Luna, Britos, Toledo, Santillán, Tito Lezcano, Fermín Burgos, Víctor y Tato Mensi, Aguirre, Giménez, Isidro Pereyra, Etchevehere, Villalva, José Alarcón, Viñas, Carlos Kiss, José Luis Frirch, Villanueva, Luis Escobar, Quique Subías, Raúl, Nazareno, Piluso y Corto Díaz, Sebastián Losauro, Miguel Carballo, Pacheco, Barroso…

Chapaleufú, campeón de Palermo 1986, con tres hermanos Heguy (Marcos, Gonzalo y Horacito) y Alex Garrahan. En la imagen, Carlos Bilardo junto al célebre Tito Lezcano
Chapaleufú, campeón de Palermo 1986, con tres hermanos Heguy (Marcos, Gonzalo y
Horacito) y Alex Garrahan. En la imagen, Carlos Bilardo junto al célebre Tito Lezcano
Gentileza Marcos Heguy

La mención de Héctor Antonio Lezcano merece una ampliaciónTito, como todo el mundo del polo lo conoció, fue una institución de este deporte. Quienes lo trataron asiduamente aseguran que poseía una percepción y una sensibilidad únicas para conocer al caballo. Una anécdota, publicada oportunamente por LA NACION, resume la relevancia de Tito en la organización de Chapaleufú. A punto de jugarse la final de Palermo del 93, entre Indios Chapaleufú y La Martina, un curioso aficionado extranjero se acercó a José María Azumendi, un apasionado criador y seguidor del polo, y le preguntó en inglés: ¿Cuál es el significado de la palabra petisero? Azumendi se tomó unos segundos, eligió las palabras más apropiadas y clarificadoras, y justo al momento de responder, delante de él se cruzó Tito Lezcano, al frente de los caballos de Marcos Heguy. Y le dijo al extranjero: “Mire, siga a ese señor, obsérvelo trabajar y no sólo entenderá el significado de la palabra petisero, sino que además, aprenderá muchas cosas”.

La llegada a Pilar

La segunda década del siglo XXI encuentra a Los Indios celebrando su primer centenario. Lo encuentra unido, firme y desarrollándose en el epicentro del polo argentino: la zona de Pilar y General Rodríguez. Un predio de 36 hectáreas con caballerizas, canchas, pista de vareo, club-house y otras comodidades. Allí se instaló, en 2015, con su linaje y su historia. Mirando asiduamente hacia atrás para saber de dónde viene, pero posando la vista bien adelante, con la certeza de conocer por dónde va y hacia dónde se dirige.

Los Indios hoy, en Pilar, la cuarta de las sedes
Los Indios hoy, en Pilar, la cuarta de las sedes

En Los Indios cambia el entorno, nunca los principios. Varía el paisaje, no los valores. Los Indios sigue siendo cuna de polistas, la cuarta generación de Heguy ya anda aquerenciándose en allí y proyectándose en Palermo. La Copa Potrillos y Potrillitos, creada en 1962, es pionera en el polo de chicos tan desarrollado hoy en día en todo el mundo, como la Copa Myriam Heguy (también hija de don Antonio), precursora del polo femenino, ampliamente difundido y extendido en los tiempos actuales.

Pasaron 100 años. Un grupo de entusiastas emprendedores tuvo un sueño y no descansó hasta cumplirlo. Superó contratiempos, solucionó inconvenientes, le ganó a las dificultades y lo hizo realidad. Generaciones y generaciones de apasionados por los caballos, los tacos y las bochas, nacieron, crecieron y se pasaron la vida entera en el club: en Quilmes, en Morón, en San Miguel y ahora en Pilar. Todos vinculados entre sí, como una gran familia. Herederos de la ardiente pasión de aquellos caballeros del 24… Caballeros que jugaban al polo como indios.

Las caballerizas de Los Indios, en Pilar

Las caballerizas de Los Indios, en Pilar

Fuente: Juan de Dios Vera Ocampo – LA NACION – Fotos: Gentileza Pepe Heguy – Gentileza Pasión y Gloria – Archivo LN – Gentileza Marcos Heguy – LA NACION Deportes