Irrumpió en 2019 y lleva ganados cinco torneos de Triple Corona; qué pasaría con su formación en la próxima temporada.
Bartolomé (h.) y Camilo Castagnola estaban como destinados a sacudir al polo. Nunca habían protagonizado un partido de Triple Corona y ya en aquel estreno absoluto, de noviembre de 2019, llenaron de espectadores ávidos las tribunas de la cancha 2 de Palermo. Había ansiedad por saber cómo jugaban, y cómo les iría, a los “lolitos”, esa denominación que cuatro años después quedó lejos, y tan chica como lo que indica el diminutivo.
Era lógico que atrajeran. Por un lado, de por sí, los hermanos que actúan juntos en el deporte generan simpatía. Por otro, éstos traían muy buenos resultados previos, como varias conquistas del Abierto Juvenil y del Intercolegial y una Copa República Argentina, levantada junto a su padre tres años antes. Su padre es Lolo Castagnola, siete veces campeón del Argentino Abierto. Y en eso, la tercera causa de gran interés: ser “hijos de”, y en su caso, “sobrinos de”, porque su tío materno es Adolfo Cambiaso. En un deporte en el que cruzar genéticas de calidad es mandatorio para gestar buenas caballadas, el ADN de la parte humana de medio equipo desborda de talento y garra.
A cuatro años de su estreno en la elite del polo, La Natividad atesora una rareza valiosísima, imposible para el resto: está arriba en el historial contra el supercampeón La Dolfina. De siete encuentros, le ganó 5 y perdió 2 (71,4%), aunque con tantos de su vecino, 87 (12,4 de media), que propios, 85 (12,1).
Entonces, La Natividad, el club de la familia, hacía insuficientes las gradas de la cancha 2. Tenía la valorización mínima para participar en Palermo, 28 goles, pero ése ya era un handicap desactualizado: el cuarteto debutante les presentaba fiera batalla a los grandes, y a los chicos –chicos pero superiores en los papeles– los vencía. De los cuatro partidos, perdió dos contra los favoritos (mentiroso 8-15 vs. Ellerstina y 9-11 vs. Las Monjitas) y ganó muy bien los otros dos (13-7 a La Albertina y 14-10 a Cría Yatay). El cuadro de Cañuelas ya estaba como para saltar a la cancha 1, por el tamaño de las tribunas y por el nivel polístico.
El Argentino Abierto fue el único torneo de Triple Corona que protagonizó ese año, pero los Castagnola, Ignatius Du Plessis y Matías Torres Zavaleta anduvieron tan bien que el club entró en 2020 a la serie Tortugas-Hurlingham-Palermo completa. Terminó afrontándola con Pablo Pieres en lugar de Torres Zavaleta, pero el año fue de ralentización: no llegó ninguna copa y el rendimiento estuvo por debajo de lo esperado. Sin embargo, cuando parecía que podía estancarse, llegó Hurlingham 2021.
Primera foto en un podio, con un trofeo grande. La derrota en el debut en el torneo siguiente contra un Chapaleufú novato (17-16, chukker suplementario) abrió dudas, pero ese Palermo fue raro por todos los costados y La Natividad terminó festejando con la copa que todos quieren, y nada menos que frente a La Dolfina. En Tortugas 2022 siguieron las buenas noticias y Camilo, Polito, Barto y Nachi consiguieron así una Triple Corona pero en años diferentes. Una inesperada caída en una resolución de zona de Hurlingham a manos de La Irenita y un claro revés ante La Dolfina en la definición del Argentino propiciaron cambios. Y para 2023 se armó el dream team de los dos hermanos con Facundo Pieres y Pablo Mac Donough.
El historial de La Natividad en sus cinco temporadas de Triple Corona consta de 47 partidos, 36 triunfos, 11 traspiés, 76,5% de eficiencia, 715,5 goles conseguidos (promedio de 15,2) y 534,5 goles recibidos (11,3).
Falló en el Abierto de Hurlingham –esta vez inaugural de la Triple Corona–, enrocó posiciones y despegó: hilvanó Tortugas y Palermo (certamen que conquistó por primera vez invicto en los cinco encuentros), y hoy, más allá de lo que ocurra esta semana con los handicaps, La Natividad es el número 1 del polo mundial. Hoy y con La Dolfina casi a la par, pero en su quinta temporada, la organización que pergeñó Lolo Castagnola, el equipo que llevan adelante los dos hermanos, están asentados en la cima del planeta.
Compacto de La Natividad 13 vs. La Dolfina 10, final de Palermo
Sobre 13 torneos de Triple Corona, se apoderó de cinco. Sobre 47 compromisos, salió triunfador en 36, con un imponente 76,5% de eficiencia. Y en medio de sus números relucientes se cuela una rareza: tiene supremacía sobre el supercampeón La Dolfina en el mano a mano. El corto historial del ¿naciente clásico de Cañuelas? se vuelca hacia el club más nuevo, y claramente, por 5 a 2. ¿Escalará el cuarteto a los 40 goles de handicap en estos días?
«Los Castagnola tienen muchas similitudes con Indios Chapaleufú. Pero ganaron más rápidamente, dos veces Palermo. Y creo que van a ganar muchos más en el corto plazo. Tienen potencial y futuro, porque son muy jóvenes y hay un recambio generacional. Jeta y Barto van batiendo récords y van a batir más. A muy corta edad son buenísimos por la cantidad de partidos y de torneos jugadados, por ser profesionales a más corta edad que el resto»
Eduardo Heguy, tetracampeón de Palermo en Indios Chapaleufú II
Ningún otro equipo emergente de los al menos 60 últimos años consiguió tanto en tan poco tiempo, entendiendo por emergente a uno conjunto cuyo núcleo estuviera compuesto por debutantes. Por simpatía popular, calidad, juego lindo y éxito tiene un parentesco con Indios Chapaleufú, surgido en 1983, pero los Heguy hijos de Horacio conquistaron por segunda vez el Argentino recién en su octava temporada y no les fue bien en el historial con el entonces dominante La Espadaña. A los primos, los de Indios Chapaleufú II, todo les tomó más tiempo y recién en su 12º año se apoderaron de La Catedral. Los Novillo Astrada, que empezaron por La Cañada y siguieron por La Aguada, fueron maestros de la paciencia: en su temporada 8 Eduardo y Javier, y en su temporada 10 Miguel, consiguieron ya no el primer Palermo sino el primer trofeo de Triple Corona en general (Tortugas). Facundo y Gonzalo, los hermanos Pieres hijos de Gonzalo, que sostuvieron la segunda gran era de Ellerstina, se demoraron en consagrarse en Libertador y Dorrego hasta su sexta y su novena participaciones como titulares, respectivamente.
Todos ellos conquistaron el Argentino Abierto, veces más, veces menos, y algunos, la Triple Corona. Pero ninguno fue tan prolífico en el lustro inicial de su protagonismo en la cadena Tortugas-Hurlingham-Palermo, ninguno ascendió tan alto tan rápidamente. Hay casos, sí, de cuartetos que triunfaron copiosamente muy pronto, como La Dolfina, La Espadaña. Pero se formaron con jugadores que tenían antecedentes importantes, no se echaron a rodar desde cero en la elite. Sí pasó con La Natividad, basado en los Castagnola. Que alcanzaron el 10 de handicap a los 18 (un récord de Camilo, luego batido) y los 20 años.
Sobre 13 campeonatos de Triple Corona disputados, La Natividad conquistó 5: Hurlingham 2021, Palermo 2021, Tortugas 2022, Tortugas 2023 y Palermo 2023.
“Tuve el privilegio de verlos desde dentro del equipo cuando les hacía de coach. Son unos cracks totales. Juegan al polo como les sale, a divertirse. También jugué bastante en contra, cuando eran rechicos. Nunca vi un jugador que tuviera la potencia y la precisión de Barto. Y ni a Bauti [Heguy] y Adolfito [Cambiaso], que son los dos más grandes jugadores que vi, los vi hacer las cosas que hace Jeta. Es distinto a todos, un jugador totalmente desequilibrante. Y, como para completar, fuera de la cancha tienen una humildad y un compañerismo de equipo inigualables”, contó a LA NACION Alberto Heguy (h.), delantero de aquel Indios Chapaleufú II tetracampeón argentino y ex director técnico de La Natividad.
Camilo Castagnola resultó el máximo anotador de la Triple Corona, con 94 goles, y en Palermo fue el segundo en tantos por partido (7,6, detrás de Pablo Pieres, que promedió 7,7), el primero en efectividad en pases (61%) y quien más throw-ins ganó, 30, aunque con un partido más que la mayoría del resto de los polistas.
Cinco años iniciales sin precedentes en seis décadas a cuanto a éxito. ¿Continuará esta formación, ahora reforzada por la veteranía y la caballada de Mac Donough (41 años) y Pieres (37)? Parece haber una pista en palabras de Ali Albwardy, el patrón dubaití de los Castagnola en el exterior y suerte de mecenas, que presenció la final el domingo. “Fue tan lindo ganar… Fue un partido hermoso, con dos grandes equipos, los mejores en cuanto a caballos y a jugadores. Estoy contento de decir que ganamos, pero destaco que esto es el resultado de lo que planificamos hace diez años. Gracias a Dios cumplimos nuestro objetivo. El próximo año, en mi opinión, este equipo va a seguir”, mencionó para LA NACION el empresario emiratí, que fue distinguido en el podio por la Asociación Argentina de Polo con una “membresía de por vida”.
Permanezcan Facundo y Pablo o no, los Castagnola siempre serán el corazón de su conjunto. Tienen 20 y 22 años. Sólo “Poroto” Cambiaso, de 18, está a su altura entre los jóvenes que protagonizarán a lo grande la próxima década. Y bien puede ser compañero más adelante, jugando por el club de sus primos. El polo abre cancha al color verde. Verde esperanza para La Natividad.
Fuente:Xavier Prieto Astigarraga LA NACION – Fotos: @lanatividadpolo – Sergio Llamera – Tadeo Jones – LA NACION Deportes – Video: ESPN – LA NACION Deportes