El cinturón mundial es suyo. Como lo soñó y se lo propuso Brian Castaño apenas fue despojado injustamente en un escritorio de la corona mediana junior AMB, en 2019. Y es suyo porque quiso muy fuerte que fuese suyo. No le importó el ninguneo de la industria y se bancó los contratiempos organizativos porque nunca abandonó sus convicciones. Siempre se mantuvo enfocado en el objetivo y no desaprovechó la oportunidad que se le presentó este sábado ante el brasileño Patricx Teixeira, a quien derrotó contundentemente por puntos, en fallo unánime y se consagró como nuevo campeón mundial superwelter de la Organización Mundial de Boxeo, en el ring del Fantasy Spring Casino de Indio, California.
A los 31 años, después de permanecer cinco meses exiliado en el crudo invierno de Downey, en el estado de California, entrenando con más incertidumbres que certezas debido a la pandemia del coronavirus (se cambió tres veces la fecha del combate), el boxeador oriundo de La Matanza cumplió con su objetivo y el de muchos argentinos apasionados al pugilismo: traer a Argentina la corona mundial e instalar definitivamente su nombre en las grandes ligas del boxeo mundial y tener más continuidad, ya que sólo hizo seis peleas en los últimos cinco años
Ante la mirada de un reducido número de espectadores y varios popes del negocio, Castaño, quien subió al ring con un pantalón con el rostro de Diego Maradona, no dejó dudas de su jerarquía de exmonarca mundial superwelter de la AMB y de su inmaculado record de 17 triunfos (12 KO) y un empate. Exhibiendo un amplio repertorio de atributos técnicos y cargando la presión de ser el favorito en las casas de apuestas, no se amilanó ante un oponente once centímetros más alto y trabajó sobre el torrente de argumentos expuestos por Teixeira para marcar claras diferencias en las tarjetas de los tres jurados.
Desde el primer tañido de la campana, el nuevo campeón mundial mediano junior OMB salió decidido a evitar que el combate llegase a los 12 rounds y le imprimió mucha intensidad en la corta distancia para evitar que el brasileño hiciera uso de la mayor envergadura física con comodidad. La actitud ofensiva de Castaño, respaldada por una excelente condición física, fue continua y efectiva. Por momentos, hubo un perseguidor y un hombre que quiso escapar del asedio y no pudo. Porque en cada salida Teixeira se encontró con los directos de derecha que siempre tiró, sin pausa, el bonaerense.
El resumen del combate
El brasileño, de 30 años y ahora con un récord de 30 triunfos (22 KO) y 2 caídas, trabajó insistentemente para no permitir el castigo por la línea interna y prefirió apostar a potentes contragolpes con la mano izquierda. Sin embargo, nada logró hacer para disminuir el ritmo incesante del argentino, que lanzó 1136 golpes y conectó 373, un porcentaje mucho mejor que el de su adversario (972 intentos y 197 aciertos).
Su blanco y frágil rostro rápidamente evidenció la cantidad los golpes que tiró Brian en todo el combate. Esa enorme diferencia boxística y técnica también se evidenció en las tarjetas de los jurados, quienes fallaron de manera unánime: 120-108, 119-109 y 117-111, a favor del argentino. «Esto es para todo Argentina. Gracias por el apoyo y vamos por más», esbozó Castaño, apenas se cruzó el cetro sobre su pecho, exhausto de alegría y bañado de gloria. Así volvió a ser campeón del mundo, casi dos años después de ser despojado del cinturón, en abril de 2019. También el boxeo masculino argentino volvió a tener un monarca sobre el ring.
El triunfo de Castaño fue un certero golpe a los intereses del promotor y organizador del combate, el campeón mundial Oscar De la Hoya, y a los manejadores del brasileño, quienes intentaron negociar un combate más rentable y accesible con el australiano Tim Tszyu, hijo del ex campeón Kostya Tszyu, en Sidney, para evitar al argentino. Ahora con el cinturón en su poder, el bonaerense tiene el camino allanado para plantearse objetivos deportivos y económicos más grandes, como una posible unificación con el norteamericano Jermell Charlo, campeón superwelter CMB, AMB y FIB, o una megapelea con Terence Crawford, quien está dispuesto a subir de peso.
Creativo, ortodoxo, el Boxi Castaño logró un triunfo que la pureza de su boxeo merece. Se transformó en campeón mundial en un ring de Estados Unidos y nos devolvió a los argentinos la olvidada alegría de volver de tener un exponente en el primer nivel. Sobrevivió al ninguneo de la industria, a los pronósticos agoreros y le mostró a los escépticos que el boxeo nacional siempre tiene un héroe para salir adelante. Como lo soñó en los 15 meses de insomnio que duró la espera, el cinturón mundial es suyo.