El mexicano de 33 años se impuso por puntos ante su compatriota de 27 y conservó su condición de campeón indiscutido supermediano.
No hubo lugar para la sorpresa, pero cumplieron con las expectativas. En un combate electrizante, típico de dos boxeadores mexicanos, Saúl “Canelo” Álvarez (33 años) superó por puntos, en fallo unánime, a Jaime Munguía (27) y conservó su condición de campeón mundial indiscutido supermediano CMB, AMB, FIB y OMB, en el emblemático T-Mobile Arena de Las Vegas. Las tres tarjetas a favor del boxeador nacido en Guadalajara fueron 117-110, 116-111 y 115- 112, esta última coincidiendo con la apreciación de LA NACION.
Fue una pelea con mucha estrategia, en la que los desbordes y las combinaciones de Canelo fueron vitales para el desarrollo y su desenlace. Fiel a su costumbre, hizo pesar su explosión ofensiva para anular la lucida técnica de Munguía y marcar una clara diferencia en los golpes de poder. Esto dejó en evidencia la falta de roce del retador y lo complejo que le resultó sobrellevar el ritmo impuesto por Canelo, quien le sacó máximo rédito a su potencia, como en las viejas épocas, para lograr un triunfo claro por puntos y revitalizar su presente.

La necesidad de ambos por demostrar por qué el duelo ameritaba hacerse, los llevó a prodigarse en el ring sin tanto estudio y estrategia. Poco importó el momento y la edad de uno y otro. Canelo, amparado en su potencia, buscó cortar constantemente el ring y filtrar certeras combinaciones; Munguía, más inexperto pero impecable físicamente, apostó a la velocidad de sus piernas para atacar y filtrar la justeza de su pegada en momentos clave. Así armaron un peleón de tramite cambiante y emocionante.