El capitán volvió a ser decisivo con una asistencia a Lautaro en el gol y con la conversión del primer penal de la serie; ante Brasil jugará su quinta final con la camiseta argentina, en busca de su primer título.
Son 34 años, al final Lionel Messi festejaba como un chico. Será que el fútbol es un eterno regreso a la infancia. El sábado, Messi afontará la quinta final oficial por la Argentina, la cuarta por la Copa América. Volverá al Maracanã, donde perdió la definición del Mundial 2014 ante Alemania. Un intento más de conquistar un escurridizo título. “Feliz de jugar una final más. Lo que más quiero es ganar algo en la selección”, dijo, con la misma ilusión que la primera vez. Y ya empezó a pensar en el último rival: “Va a ser durísimo porque lo que son Neymar individualmente y Brasil como grupo. Es el último campeón, pero nosotros estamos muy ilusionados y con muchas ganas”.
En 2016, cuando falló un penal en la definición contra Chile en la final de la Copa América Centenario, Messi tuvo el arrebato de abandonar el seleccionado. Cuando reflexionó un poco, volvió a poner el hombro. Y la magia, más presente que nunca en esta Copa América, que lo colocó otra vez en una definición por penales tras el durísimo 1-1 frente a Colombia. A Messi le tocó abrir la cuenta argentina, con un zurdazo alto e inatajable para David Ospina. Una ejecución a tono con la productividad que viene mostrando.
Esta vez no fue héroe solitario. Tuvo un socio: Emiliano “Dibu” Martínez, que contuvo tres remates al arrojarse sobre su izquierda. “Estábamos muy confiados en los penales. Sabíamos que teníamos a un fenómeno en el arco, que como mínimo iba a atajar dos. Y no defraudó. Lo merece porque es una bestia”, lo elogió Messi.
La adivinanza es de sencilla resolución: ¿sin cuál futbolista argentino la clasificación para la final de la Copa América se habría dificultado o, directamente, no habría sido posible? La obvia respuesta tiene nombre y apellido: “Lionel Messi”. Y también datos rotundos, que sólo admiten una lectura y una interpretación. De los 11 goles del seleccionado en el certamen, el capitán marcó 4 (Chile, Bolivia –2– y Ecuador), hizo 5 asistencias (Uruguay, Bolivia, Ecuador –2– y Colombia) y en los otros dos tantos (Bolivia y Paraguay) estuvo en la gestación de las jugadas, las orientó con sus pases.
Difícil encontrar mayor influencia de una individualidad en un deporte colectivo. La Messi-dependencia, tantas veces meneada, es el sustento de la Argentina. En los seis partidos el equipo vivió del aporte del Nº 10. Difícil saber qué habría ocurrido con la Argentina si a Messi le hubiera tocado uno de esos encuentros en los que cae en una laguna o se desentiende por un largo rato de las acciones. En el pasado se encuentran ejemplos de ese tipo, que invariablemente desembocaron en frustraciones colectivas y objetivos no encontrados. Messi no quiso compararse con el que fue en torneos pasados: “Siempre intenté dar lo máximo y peleé para levantar un copa. Disputé varias finales y este grupo merece haber llegado a una más”.
Como en todos los partidos de esta copa, Messi arranca enchufado y la Argentina se enciende. En esos comienzos se suele ver lo más interesante del equipo en ataque. El Nº 10 tuvo su punto de partida sobre la derecha, por donde lo controlaban William Tesillo y Davinson Sácnhez. Él se encargó enseguida de sembrar el terror en la defensa colombiana: a los tres minutos, entre freno, enganche y gambeta, dejó desparramados a tres rivales y de derecha le sirvió el centro a Lautaro Martínez, que cabeceó apenas desviado.
El aviso estaba dado y el gol llegó tres minutos más tarde. Lo Celso, uno de los que mejor saben buscar a Messi, con pases rasantes y tensos, lo encontró en el área, donde el rosarino cuerpeó con Yerry Mina y se hizo el hueco para asistir de zurda a Lautaro, que esta vez no falló. La Argentina volvía a gozar de la gracia del gol por obra de su santo protector.
En ese primer tiempo, su cuenta de asistencias con final de gol podría haber sumado otra con el córner que puso en la cabeza de Nico Gónzalez.
La de futbolista-estrella no es una única versión que Messi viene interpretando en el torneo. También cultivó una faceta guerrera, muchas veces para cuidar la pelota en momentos en que la Argentina necesitaba tomar aire porque el rival se le venía encima. Puesto a conservar el balón para que el equipo saliera del sofoco, Messi recibió muchos golpes. Le pasó contra Uruguay, y este martes, apenas empezado el segundo tiempo, el recién ingresado Frank Fabra le aplicó un planchazo en el tobillo izquierdo. Dolorido, el capitán se quedó varios minutos en el piso, hasta que le aplicaron spray en la zona afectada, en la que quedó una mancha de sangre sobre la media. El lateral de Boca fue amonestado, al igual que unos minutos más tarde Daniel Muñoz, por haber derribado desde atrás a Leo.
Resumen del 1-1 y la definición por penales
Por unos minutos, a Messi se lo vio mermado físicamente. A la dureza de la marcación hay que sumar el acumulado. Con la semifinal, sumó el octavo cotejo en el seleccionado en los últimos 33 días. A un promedio de uno cada cuatro días, desde que se enfrentó con Chile por las eliminatorias, cuando comenzó la seguidilla. “Estoy disfrutando mucho en estos 45 días”, agregó.
En un partido que progresivamente fue transformándose en una batalla y necesitaba de todos, Messi volvió a tomar fuerzas. Desde el alma le salió a cinco minutos del final una corrida de 40 metros, en la que dejó a tres rivales en el camino, hasta que Wilmar Barrios lo volteó. Fueron la quinta infracción que recibió y el tercer adversario al que hizo amonestar. Después de los golazos por esa vía a Chile y Bolivia, el tiro libre contra Colombia se le quedó en la barrera. “Estoy cansado, como todo el grupo. Son muchos viajes, partidos, pero hicimos el esfuerzo para dar un pasito más”, valoró.
Fue su undécimo partido frente a Colombia, a la que le hizo tres goles, siempre por las eliminatorias. No lo consiguió en las cinco ocasiones en que se enfrentaron por la Copa América, más allá de que esta vez tuvo un gran desempeño. Tuvo que compartir el sustantivo “fenómeno” con Dibu Martínez.
Fuente:Claudio Mauri LA NACION -Fotos: Andressa Anholete – Getty Images South America – SILVIO AVILA – AFP – LA NACION Deportes – Instagram leomessi – Estádio Nacional de Brasília Mané Garrincha – LA NACION Deportes Video: Mundo Boca TV – LA NACION Deportes