Con el despegue del URBA Top 12 empieza lo más lindo que tiene el rugby local. La primera división jugando al nivel más competitivo posible dentro del amateurismo y todo el club detrás apoyándola y viviendo el partido como si el público también estuviera dentro de la cancha. En definitiva, no hay nada que esté por encima del juego. Este sábado comienza un largo recorrido hacia la final, a la que varios equipos se postulan como aspirantes. La paridad asoma como una marca que signará toda la temporada a partir de dos factores: el regreso de dos históricos a la máxima categoría como Regatas y Champagnat, con aspiraciones a algo más que luchar por no descender, y la sangría de los mejores jugadores absorbidos por el emergente rugby profesional regional, fenómeno que esta temporada se extiende durante todo su transcurso.

Desde las 15.30, los 12 clubes mejor rankeados de Buenos Aires empezarán a dirimir un título que recién se definirá el 26 de octubre en la gran final, presumiblemente en el CASI, después de transitar un camino que comprende 22 fechas, con cruces todos contra todos en dos ruedas de partidos de ida y vuelta. Los cuatro mejores accederán a las semifinales, los dos últimos perderán la categoría.

Como campeón defensor, con dos títulos y cuatro finales en los últimos cuatro años, el SIC arranca con el rótulo de favorito sellado en la frente. Deberá contrarrestar, eso sí, la baja de sus mejores valores hacia el Super Rugby Americas. Lo mismo puede decirse del subcampeón Alumni y de Hindú, el mayor protagonista de las últimas dos décadas.

Esta circunstancia se ve este año potenciada por la inminente creación de un nuevo certamen del que participará Argentina XV ante las otras naciones del continente, Estados Unidos y Canadá y probablemente una de segundo nivel de Europa (podría ser Rumania) y que absorberá, si no a todos, a los mejores jugadores de Pampas aun en la segunda mitad del año. Hasta 2023, los clubes tenían la posibilidad de recuperar a sus figuras para las instancias decisivas del Top 12. Consecuencia: el certamen pierde al nivelarse para abajo, pero gana en paridad.

Desde que la URBA adoptó el sistema de ascensos y descensos directos y dejó de lado la vieja reclasificación, los equipos provenientes de la Primera A han tenido problemas para mantenerse en la máxima categoría. Desde 2017 hubo 10 ascensos (no se disputó en 2020 y en 2021 y 2022 sólo un equipo subió de categoría) y solamente dos consiguieron mantenerse, Atlético del Rosario y Biei. Otros seis descendieron de manera inmediata (Los Tilos permaneció dos años porque en 2021 no hubo descensos) y los restantes dos… está por verse este año.

La novedad es que tanto Regatas como Champagnat son dos equipos históricos que vuelven a la máxima categoría y lo hacen con aspiraciones más altas a meramente mantener la categoría. El equipo de Bella Vista descendió en 2022 después de 10 años consecutivos en la elite y rebotó con una campaña arrolladora, que incluyó 24 victorias, un empate y una derrota. Champagnat volvió al Top 12 luego de 13 años en la segunda división.

“Haber jugado la Primera A fue un golpe de realidad grande para nosotros. Al principio nos costó muchísimo entenderlo, pero si vamos años atrás, siempre peleamos de la mitad de tabla para abajo. De ahí en adelante fue todo positivo, en el sentido de que pudimos construir un equipo joven, con mucho recambio, pero que pudo madurar”, cuenta Enrique Camerlinckx (h.), capitán de Regatas. “No pusimos el foco tanto en el resultado sino en mejorar, en poner el juego por encima de todo y fijarnos cómo podíamos mejorar, que los resultados fueran una consecuencia de eso”.

Tobías Imbrosciano, capitán de Champa, cuenta que el club vive con mucho entusiasmo el regreso: “Desde que descendimos en 2011 soñamos con volver y sobre todo los últimos años nos esforzamos muchísimo para poder llegar a donde estamos. Cuando uno puede ver el reflejo de todo el laburo, da mucha satisfacción”.

La vuelta de Champagnat tras ganar la final por el segundo ascenso ante Los Matreros también significa el regreso de uno de los clásicos más coloridos de la URBA: el clásico de los colegios ante Newman. El Cardenal es otro de los equipos que tiene grandes esperanzas después de haber liderado la temporada regular los últimos dos años (y haber sido segundo en 2021), pero sin poder alcanzar el primer título de su historia.

“Trabajamos mucho en los últimos meses para estar a punto y tratar de enfrentarnos a los rivales que nos tocan”, agrega Imbrosciano, centro de Champa. “La idea es ser competitivos en todos los equipos, no sólo la Primera. En una competencia tan áspera como el Top 12, tener un plantel amplio y competitivo durante toda la temporada es lo que te hace a fin de año mantenerte en competencia”.

Con alrededor de 180 jugadores en el plantel superior, Champagnat es uno de los clubes más nutridos entre los 91 que comprende la URBA. En un certamen largo y demandante, el recambio es fundamental. La mudanza en 2012 al country Estancias del Pilar, después de una necesaria transición, contribuyó a esta circunstancia. “Una vez que nos adaptamos empezamos a cosechar los frutos de la mudanza, ya que ampliamos tremendamente la base de jugadores con la gente de Pilar y alrededores y el crecimiento del club no paró”.

Lo mismo puede decirse de Regatas, que tiene unos 140 jugadores entre Primera, Intermedia y cuatro Pre-intermedias (aunque no presenta equipo en la nueva categoría para M22) y también cuenta con un plantel sólido. “Pensamos que podemos ser competitivos, que el juego que hicimos el año pasado lo podemos replicar”, continúa Camerlinckx. “Igualmente, no nos fijamos objetivos a largo plazo. Estamos viviendo el presente, entendiendo que nuestra única presión es mejorar partido tras partido, entrenamiento tras entrenamiento. Que a fin de año los resultados sean una consecuencia de esto. Es un equipo que tiene bastante en claro lo que es la humildad, que es lo que hicimos el año pasado”.

Las bajas del campeón

Para tener un parámetro, el SIC, uno de los clubes que históricamente contó con más jugadores, tiene aproximadamente 200 mayores. El campeón perdió a cinco baluartes de la temporada pasada a manos del Super Rugby Americas: el hooker Ignacio Bottazzini, el medio-scrum Mateo Albanese (luego lesionado por toda la temporada), los wings Justo Piccardo y Bernabé López Fleming (todos en Pampas) y el apertura Joaquín Lamas (en Yacaré).

“Tenemos cinco o seis bajas, pero también contamos con el plantel y los jugadores para reemplazarlos. Confío a pleno que los que cubren esos lugares están a la altura”, apunta el tercera línea Andrea Panzarini. “Manteniendo nuestros sistemas e ideologías, tanto ofensiva como defensivamente, el equipo va a ir agarrando el ritmo que estamos buscando. El desafío es volver a construir el juego que buscamos, buscando mucha intensidad tanto en ataque como en defensa, y seguir sumando ladrillos a lo que se viene construyendo los últimos años para poder acercarnos lo máximo posible al juego que aspiramos”.

San Martín, Lomas, Los Tilos, La Plata dos veces, Atlético del Rosario en 2019, no pudieron sostenerse en la elite. Regatas y Champa pretender ser la excepción. El SIC quiere seguir en lo alto, pero tiene una larga lista de contendientes. El formato extenso muchas veces hace que termine por imponerse el plantel más completo antes que el equipo más dotado. En definitiva, de eso se trata el rugby de clubes.

Fuente: Alejo Miranda  PARA LA NACION – Fotos: GonzaloPrados – LA NACION Deportes – Instagram:sanisidroclub – urba.ok – LA NACIN Deportes