Sevilla, de España, consiguió su sexto título de Europa League al derrotar por 3-2 a Inter, de Italia, en la final del torneo disputada sin público en Colonia, Alemania. El holandés Luuk de Jong, en dos oportunidades y el belga Romelu Lukaku, en contra, anotaron los goles del conjunto andaluz. Inter, que tuvo a Lautaro Martínez como titular, convirtió mediante un penal de Lukaku y el uruguayo Diego Godín.

En el equipo campeón, el argentino Ever Banega disputó su último partido (se irá Arabia), mientras que Lucas Ocampos fue titular y Franco Vázquez ingresó en el segundo tiemlaMirá el resumen del partido

Mirá el resumen del partido

La Europa League es el torneo fetiche de Sevilla. No importa si arranca la final perdiendo con un penal infantil, como le ocurrió hoy. O si el entrenador decide cambiar para los partidos decisivos a su número nueve. Le salen los cambios. Le sale, también, que su jugador franquicia de la mitad de la cancha, Banega, se despida como campeón. Jugando a lo campeón, porque el ex Boca y Newell´s fue una de las figuras indiscutidas de la final. La otra, por su influencia fue el brasileño Diego Carlos, autor de la chilena que, tras desviarse en Lukaku, les dio a los andaluces el sexto título en el torneo.

La tarde de Colonia arrancó mal para los andaluces. En el amanecer del partido, Romelu Lukaku dio muestras de su poderío físico. El belga provocó un penal insólito de Diego Carlos, que además fue amonestado. El corpulento delantero del equipo italiano se encargó de transformar la pena máxima en gol: lleva once partidos consecutivos de Europa League (siete con Inter y cuatro con Everton, de Inglaterra) con al menos una conquista.

Pero si algo define al equipo que dirige Julen Lopetegui es su carácter. El gol en contra no cambió la manera de jugar de Sevilla. Consciente de que el punto débil de Inter estaba por los laterales, hacia allí fue. Después de una triangulación al borde del área italiana, el holandés Luuk De Jong fue más rápido que sus marcadores y cabeceó un centro. La pelota venció la resistencia del arquero Samir Handanovic y se transformó en el gol del 1 a 1.

El gol tranquilizó a los andaluces y trasladó la presión a los italianos. Sevilla comenzó a adueñarse de la mitad de la cancha, con Banega como director de orquesta y Ocampos como su principal aliado. Arriba, y como referencia de área, el gigante De Jong. Pasada la media hora de juego, Banega usó sus botines negros para un teledirigido tierra-aire a la cabeza de De Jong. El holandés cambió la trayectoria de la pelota, que se incrustó en el segundo palo de Handanovic. Toda una lección para los detractores de la pelota parada.

Sin embargo, esa luz de ventaja les duró poco a los españoles. Porque otra jugada de laboratorio puso tablas en el marcador. Brozovic, el Banega de los italianos, asistió a Diego Godín en un tiro libre y el uruguayo volvió a anotarse en una final de un torneo europeo, como en la final de la Champions League de 2014 con la camiseta del Atlético de Madrid.

En el segundo tiempo, Inter se cansó. La zona medular de la cancha se convirtió en propiedad privada de Sevilla, que controló la posesión de la pelota y el trámite del partido. A los italianos, fieles a su historia, les quedó un arma que dominan a la perfección: el contragolpe. En uno de esos, y con la presión de Sevilla en la mitad de la cancha, Lukaku partió habilitado rumbo al encuentro con el arquero andaluz. Pero Bono, marroquí, se estiró como un arquero de hándball y consiguió atajar el remate del potente delantero belga con una de sus piernas.

Minutos después, otra pelota parada definió el juego. Diego Carlos encontró el gol que le dio la ventaja a Sevilla. Fue tras otra jugada ensayada orquestada, otra vez, por Banega. La defensa de Inter no alcanzó a despejar y el brasileño, ex Nantes, inventó una acrobacia. Le salió una chilena que terminó desviándose en el botín derecho de Lukaku. Con Handanovic descolocado, la pelota entró en el arco de Inter y se transformó en el 3-2. A nueve minutos del final, Inter dispuso de una última oportunidad para emparejar el partido, pero el francés Jules Koundé fue más rápido que todos y consiguió evitar el gol de los italianos.

Sevilla controló el partido hasta el pitazo final. Esa señal única que los consagró como campeones del segundo torneo en importancia del Viejo Continente. Con Banega como estandarte en su partido despedida. Y Ocampos como pieza fundamental.

La contracara del fútbol: Godín consuela a Lautaro Martínez, mientras los jugadores de Sevilla celebran Fuente: Reuters

MATCHDAY LIVE