Como cada viernes y en medio de una cuarentena que no parece tener una real fecha de caducidad, Boca volvió a sentar frente a la cámara a un protagonista para que responda las preguntas de los hinchas a modo de entrevista. Esta vez no fue un futbolista del actual plantel: fue Sebastián Battaglia, actual entrenador de la reserva, un gran ídolo de la institución y el más ganador con la camiseta azul y oro.
Porque fueron 17 títulos en el club que lo vio nacer y triunfar. Con el triunfo en las urnas de la fórmula Jorge Amor Ameal-Mario Pergolini y la influencia de Juan Román Riquelme como vicepresidente segundo y cabeza del Departamento de fútbol del club, Sebastián se ganó la posibilidad de ser el técnico de la Reserva. No bien tomó el mando, estuvo cerca de consagrar a sus dirigidos, pero el título se le terminó escapando en la última jornada. Pero más allá de eso, el foco estuvo puesto en lo que hace para formar a esos chicos.
«El primer consejo que les doy es que estén preparados futbolística y mentalmente para que puedan responder el día que les toque llegar a la primera. Saben que están en un club importante que genera muchas presiones», contó Battaglia, que puso el acento en un puesto en particular a formar: «Siempre son los laterales los que escasean en nuestro fútbol, pero uno trata de ver a todos y estar encima para que puedan soportar el día de mañana estar en la Primera de Boca».
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No tardaron en llegar aquellas preguntas de los hinchas al Battaglia jugador. Al que vivió infinidad de momentos de gloria, como haber sido campeón del mundo en dos oportunidades. «Ganarle a Real Madrid en Japón fue realmente impresionante con un grupo de jugadores muy buenos, de mucha experiencia. Siendo tan joven, haber estado ahí fue increíble», recordó sobre el épico triunfo en 2000, comparándolo con el que cosecharon tres años después: «Con Milan me tocó repetir con el mismo entrenador [Carlos Bianchi], pero con otros compañeros que llegaron y algunos que ya estaban en el plantel. Ahí yo ya era un poco más grande y tenía importancia dentro del equipo». Aunque no eligió a uno de los dos planteles: «Los dos fueron muy buenos y con una mentalidad muy ganadora».
Lo que no le costó fue la elección del título que más disfrutó en Boca: «La Libertadores del 2000. Esa Copa fue especial porque Boca hacía mucho que no la ganaba y a la vez no sabíamos que después íbamos a ganar más ediciones, entonces se disfrutó mucho». Tampoco, responder cuál fue la final que más recuerda: «La que conseguimos contra Santos, en 2003, ganando la revancha en Brasil. Esa fue impresionante».
También fue muy puntual a la hora de escoger los goles que más gritó dentro y fuera del campo: » El que me tocó hacerle a River en 2008 , de cabeza y con el centro de Román [1-0 en el Torneo Clausura 2008, en la Bombonera]. Otro fue el que también les hizo Martín [Palermo] cuando volvió de su lesión, en la serie de Libertadores del 2000 [cuartos de final], un gol muy emotivo. Y como hincha, el último que hizo Carlitos [Tevez] ante Gimnasia . Fue muy gritado por todos. Por la situación, por nuestra vuelta al club y por el título que se estaba ganando».
Sebastián Battaglia
Sin embargo, una de las mayores confesiones pasó por la Selección Argentina. Aunque su carrera haya sido exitosa, quedó una espina en la carrera de Battaglia: «No haber jugado un Mundial. Creo que es el evento máximo que tiene el fútbol. Si bien me tocó integrar planteles que disputaron Eliminatorias en varios años, nunca tuve esa oportunidad», se lamentó el ex volante central, aunque es consciente de que su paso por el mundo de la pelota no tiene nada reprochable: «Siempre siendo muy exigente con mi carrera, no me puedo quejar de todo lo que viví en Boca, pero el Mundial es el sueño que no pude cumplir «.
Aunque dijo no haber tenido de joven un referente en su puesto, explicó que siempre observó a los volantes mixtos: «Uno que admiré fue el holandés Edgar Davids , porque tenía mucho recorrido, manejo y recuperaba la pelota. El fútbol ha cambiado y ese tipo de volantes es lo que más abunda, porque pueden ocupar diferentes puestos del campo». Aunque sorprendió su respuesta a la consulta sobre cuál fue el jugador que más le costó marcar: » Damián Manso . Si bien yo arranqué jugando de volante central y aquellos equipos tenían al típico enganche, como Aimar en River, el mismo Riquelme y La Paglia en nuestros entrenamientos, Manso en Newell’s era muy livianito y no sabías para dónde iba a salir».
Sebastián Battaglia, la leyenda xeneize que espera que se termine la cuarentena para seguir formando a las futuras promesas del club de sus amores.