La Pulga Rodríguez había puesto el 1 a 0 para el Sabalero, sobre el final del primer tiempo lo empató Piatti, y en el epílogo anotó Cáceres, ¿con Cvitanich en offside?

abía sido la peor semana en la mitad celeste y blanca de Avellaneda, después del muy flojo debut en la Libertadores ante Rentistas. Hubo algunos chispazos dentro del vestuario entre el plantel y el cuerpo técnico. La dirigencia ya no elude sus muestras de disgusto con los cuatro meses de trabajo que lleva Juan Anotonio Pizzi. Y cuando más se acercaba a cero el crédito del entrenador santafesino, Racing jugó su mejor partido del año. Y sobre el final se llevó el premio: con otro cabezazo agónico de Juan Cáceres, dio vuelta el partido para ganarle por 2 a 1 ante Colón, que llegaba como líder del Grupo A, y se acomodó entre los cuatro clasificados.

Otra vez, Pizzi movió nombres y esquema en relación a los once que arrancaron la Libertadores en Montevideo. Apostó por primera vez por Julián López como titular en la mitad de la cancha en la posición de número 5. Y les hizo lugar a Ignacio Piatti y Maximiliano Lovera, dos de los refuerzos por los que más insistió en enero pasado. Cuando iban 25 minutos, Racing ya había puesto tres veces a prueba al arquero Burián: un cabezazo al palo de Lovera, un disparo de lejos del ex Rosario Central y un testazo de Cáceres.

Pero no llegaba  la ventaja. A los 40 del primer tiempo, Luis Miguel “Pulga” Rodríguez no fue a patear el tiro de esquina porque aún sufría el dolor de una paralítica que le había dado Tomás Chancalay un par de minutos antes. Lo ejecutó Alexis Castro. Y la pelota le cayó en la cabeza al Pulga, dentro del área chica: rodeado de tres jugadores de Racing, el 10 de Colón definió sin levantar los pies del suelo. Fue el 1 a 0 del Sabalero. Parecía que a la Academia apenas una brisa alcanzaba para derrumbarlo, que ese gol de desventaja era un abismo.

Pero como ante Rentistas, Cáceres se disfrazó de salvador.  El juvenil recordó sus mañanas de extremo derecho en inferiores de la Academia y de Boca y encaró entre tres defensores de Colón. Llegó hasta el fondo, mandó el centro atrás y habilitó a Piatti para que marcara el empate. Racing llegó al vestuario en tablas. Un poco de paz.

En los 15 partidos que lleva en el club, Pizzi primero apostó en el lateral derecho por Iván Pillud, luego por Fabricio Domínguez y más tarde por Ezequiel Schelotto. Al final, el puesto se lo quedó Cáceres. El pibe de 20 años nació en Isla Maciel, pero todos en el club lo conocen como “Paragua”: su papá y su mamá son paraguayos. Llegó a Racing en edad de infantiles, aunque luego pasó algunos años por Boca.

Uno de los objetivos que se había puesto Diego Milito cuando desembarcó con la Secretaría técnica en 2018 fue que se afirmaran en Primera laterales de las inferiores, algo que apenas había pasado en dos casos en los últimos 15 años: Brian Lluy y José Luis Gómez. En distintas categorías se bajó la línea de reconvertir a algunos extremos en marcadores de punta, más a tono con las características actuales de los laterales, cada vez más técnicos y ofensivos. Cáceres parece ser el primero que cumple el ciclo y se afirma en una posición en la que Racing suele buscar una incorporación cada seis meses, aunque Milito ya no esté.

Cuando parecía que pese a los méritos que había hecho el local y de los cambios ofensivos de Juan Antonio Pizzi no iban a alcanzar, un cabezazo salvador de Cáceres puso el 2 a 1 en el minuto final. Otra vez, el triunfo llegó con polémica: el segundo asistente había levantado la bandera porque Darío Cvitanich estaba fuera de juego. Le indició al árbitro Pablo Dóvalo que no interviene en la jugada, pero el ex Banfield intentó cabecear la pelota que había peinado Cáceres.

“Necesitábamos una victoria así. Llega en el momento justo. Lo mejor que tiene este club es el grupo de jugadores. No veníamos jugando bien, está claro. Por eso son las críticas. Me hago cargo. Cada jugador hoy tuvo un partido a la altura”, sintetizó Leonardo Sigali, una de las figuras, el valor del triunfo.  Dos semanas atrás, la victoria también polémica y sobre la hora en el clásico ante Independiente amagó con ser el despegue. Pero a ese paso hacia adelante le llegaron dos pasos para atrás. Racing y Pizzi necesitan que este triunfo sí sea por fin el comienzo de un nuevo ciclo.