Argentina sacó un triunfazo en la altura de la mano de un descomunal Exequiel Palacios.
Hay actuaciones que de tan decisivas hablan por sí solas. Producciones estelares en contextos difíciles, jodidos, complicados, en circunstancias especiales. La altura ha sido un rival durísimo para Argentina siempre. Un rival que en ocasiones nos hizo pasar papelones. Un adversario al que nunca debe ningunearse. Cuando lo hicimos, nos comimos una goleada histórica. En la altura hay que trabajar los partidos, meta pico y pala, la pala de Palacios en este caso.
El mediocampista que brilló en el River de Gallardo y que no juega en el Leverkusen alemán dio una clase de presión aún con bajo oxígeno y pase exquisito al compañero. Más allá de alguna delicia (pase de gol a Lautaro a contrapierna de toda la defensa), una vez que cambio el aire y se adaptó al terreno tuvo un andar dominante, superior, en otra altura para jugar con la palabra más fuerte de La Paz.
A partir de la inteligencia conceptual de Palacios se acomodo el medio, crecieron todos y su especie de conducción liberó a un Messi que participó poco pero con influencia. El despliegue de Pala le permitió descansar al 10, que eligió muy bien cuándo esforzarse y al tomar la decisión marcó la diferencia.
Para que Argentina ganara en la altura hizo falta el enorme sacrificio de todos y el gol del empate de Lautaro es un ejemplo, un premio a la insistencia en tan bajas condiciones aeróbicas. La exquisita definición de Correa para el 2-1 abre los ojos ante otro jugador a tener en cuenta .
Para que ganara Argentina también debió pasar que Bolivia fuera un equipo sin muchas ideas, ni mucho talento, ni mucha convicción, que encima se fue desinflando a medida que pasaban los minutos, sin lograr imponer la diferencia en el final, ante lo que se suponía un evidente cansancio de los nuestros.
También es cierto que cuanto más podían sentir las piernas el cansancio, más fuerte y templado estaba al espíritu. Los minutos finales de la resistencia fueron con el alma y el corazón. Cuando el aire no da, una cosa es ir abajo en el resultado y otra muy distinta es ir ganando. La Selección aguantó, resistió, ganó minutos, lo siguió manejando a pico y pala hasta el final.
Una victoria muy difícil pero merecida. Importante en la Eliminatoria. Tal vez, inesperada. Muy bien por la Selección. Aplausos. Y a seguir. La serenata es larga.