Ser más rigurosos con el coronavirus que ya derivó en 22 contagios y, al mismo tiempo, entrenarse para jugar contras las potencias.

No es nada para subestimar el coronavirus que supimos (el mundo) conseguir vaya a saber uno por qué y desde marzo está jugando a las escondidas sin pica ni vale para todos los compas que, justamente, valga. El bichito no sabe de sexo, nivel económico ni selecciones.

Pese a las burbujas que se inflen, el Covid-19, filoso, va y las pincha. Como les sucedió a Los Pumas, que después de un permiso del Gobierno comenzaron a entrenarse el 13 de agosto y, más allá de todos los recaudos, hoy cuentan en 22 los contagiados. Les falta uno y completan un equipo de titulares y suplentes. Hasta los tres entrenadores del cuerpo técnico que encabeza Mario Ledesma y el manager Marcelo Loffreda, quien fue el DT del equipo que sacó el bronce en el Mundial 2007 cayeron en la volteada. No hay tackle que valga contra el Covid-19.

Con la burbuja (el hotel Howard Johnson de Escobar y Casa Pumas de Ingeniero Maschwitz como exclusivo lugar de entrenamiento) complicada, se mandó a todos a sus casas y este lunes habrá nuevos hisopados para quienes no dieron positivo. Los que sí, deberán hacer ejercicios hogareños; al menos se informó que el 100% de los casos es asintomático.

Hete aquí los dos desafíos que se le presentan al seleccionado: 1) ser más rigurosos en cuanto al cuidado grupal y la responsabilidad personal para minimizar los contagios y evitar rebrotes; 2) con el tiempo que corre en contra tratar de armar un equipo competitivo y entrenado para estar a la altura de los All Blacks, Australia y Sudáfrica cuando se juegue el Championship, del 7/11 al 14/12 en Sídney. Menos los sudafricanos, los jugadores de los otros países ya tienen una competencia interna disputada.

Claro que, por culpa del virus, aún no está confirmado el torneo. Lo mejor, quizá, sea que no se juegue y se baraje de nuevo para el 2021.