Entre tanto meme de Julio Iglesias debería haber uno que retratara la brillante ventana internacional que culminó el sábado y que colocó nuevamente en lo más alto a la competencia entre selecciones a 414 días del kick-off de la Copa del Mundo Francia 2023. A lo largo de tres semanas se dio un trepidante duelo entre los países que conforman los British & Irish Lions y los que juegan el Rugby Championship. Hasta la marcha del tanteador global resultó electrizante: comenzó el Sur con un 4-0, Europa empató en 4 al sábado siguiente, tomó la delantera por 6-4 en el último día y, cuando ya no había tiempo para más, con el try de Emiliano Boffelli y una multitud eufórica en Santiago del Estero, los Pumas aportaron el triunfo para cerrar la contienda en 6-6. El dato extra para Sudamérica fue aportado por la histórica clasificación de Chile, lo que implica que por primera vez habrá tres equipos de la región disputando la Copa William Webb Ellis.
Lo que se vivió fue una suerte de adelanto de la etapa crucial de la Copa del Mundo, porque también hubo dos enfrentamientos en los que Japón recibió a Francia, con victoria de los europeos en ambos, aunque el último por un ajustado 20-15 (a tomar nota, Pumas). Sin dudas, el gran golpe fue de Irlanda, que por primera vez le ganó como visitante, y la serie toda, a los All Blacks. Los de verde otra vez llegan a su punto máximo el año anterior a un Mundial. Habrá que ver si se mantienen, ya que nunca arribaron a una semifinal. En Francia tendrán en su zona a Sudáfrica y Escocia, y si avanzan, seguramente deberán cruzarse con el local o con Nueva Zelanda. Nada sencillo. Inglaterra resurgió y dio vuelta su cruce con Australia, mientras que los Springboks, que recién ahora pudieron jugar en estadios repletos tras salir campeones del mundo en 2019, siguen estando bien arriba. Vencieron a Gales por 2-1, pero en el test que perdieron jugaron varios suplentes.
La imagen que quedó de los Pumas es la última, la de la remontada que rubricó la primera serie ganada como local en los últimos 15 años. Y está bien que así sea. Pero el análisis debe ir más allá de la foto de la victoria. Si bien Escocia dio descanso a un pequeño grupo de sus habituales titulares, llegó a la Argentina con un muy buen plantel y, sobre todo, con un esquema de juego aceitado y de alto nivel. Eso enaltece aun más el 2-1 de los dirigidos por Michael Cheika. Sin embargo, en el total del juego, los Pumas fueron superados en largos momentos de los 240 minutos. Habrá que lubricar más la defensa, aumentar la disciplina y la precisión y corregir el scrum –se ganó el último pero se podría haberlo perdido– para una cita de mayor exigencia, como la que ofrecerá desde el 6 de agosto el Rugby Championship.
Compacto de los Pumas 34 vs. Escocia 31 en Santiago del Estero
El equipo asomó la cabeza y dio la talla cuando hizo falta, lo que es un enorme paso adelante mirando al Mundial. También, hay plantel: jugadores consolidados, otros que están ganando su lugar y otros que vienen pidiendo pista. En este sentido, algunas impresiones:
- Julián Montoya es fenomenal, pero el líder natural del equipo es Pablo Matera; más allá de infracciones y de malas decisiones, él es el que guió y empujó al equipo cuando parecía todo perdido;
- no puede faltar Agustín Creevy, por la empatía que genera en la cancha y afuera, y porque lo suyo fue conmovedor en ese sprint final, en el que agarró la pelota y atropelló a cuanto escocés se pusiera en el camino, y
- un infortunio –la lesión de Santiago Chocobares– enmendó un serio error del staff, pues Matías Moroni es otro de los imprescindibles, allí donde lo pongan.
Los Pumas necesitaban el triunfo y el contacto con la gente. Ha sido el julio que esperaban.
Fuente:Jorge Búsico PARA LA NACION – Fotos: PABLO GASPARINI – AFP – LA NACION Deportes – Video: ESPN.com – LA NACION Deportes