/Los Allen, una familia que respira rugby y dueña de un registro atípico: el padre y sus tres hijos jugaron en los Pumas

Los Allen, una familia que respira rugby y dueña de un registro atípico: el padre y sus tres hijos jugaron en los Pumas

Los Allen, Leslie y sus hijos Gabriel, Jorge y Matías, tienen un registro único en el rugby doméstico: los cuatro jugaron para el seleccionado argentino. También los cuatro salieron campeones con el mismo club: el Atlético San Isidro. Un recorrido que en ambos casos abarca cuatro décadas del siglo pasado: la de los 50, 70, 80 y 90. Es un hecho difícil de encontrar a nivel mundial y en otros deportes. Aquí, lo más parecido en los Pumas son los Rodríguez Jurado, con Arturo, padre e hijo, y Marcelo (Jaime estuvo en un plantel pero no actuó en ningún partido). O los hermanos Morgan (Dudley, Eduardo y Miguel) y Miguens (Hugo, Bernardo y Javier) o los Contepomi (Carlos y sus hijos Felipe y Manuel).

La historia de los Allen tiene un punto de inicio en Rosario. Después de la Primera Guerra Mundial, Alfred James Allen llegó a esa ciudad para trabajar en los ferrocarriles, como tantos otros ingleses en esa época. Allí nacieron sus tres hijos: Leslie, Jimmy y Teddy, quienes desde chicos empezaron a jugar al rugby en Atlético del Rosario, uno de los clubes fundadores de la UAR. Al terminar el colegio, Leslie se vino a Buenos Aires. Y aquí aparece otro maravilloso hecho que se genera en el rugby: la hermandad entre dos clubes. Los socios de Plaza lo son del CASI y viceversa. Así que Leslie recaló en el Atlético, donde en uno de los bailes conoció a Martha, socia del club. Se casaron y nunca más se movieron de San Isidro. Allí, a pasos del CASI, Leslie se fue de gira hace unos días.

Leslie Allen con sus hijos: Gabriel, Jorge y Matías. Los cuatro fueron Pumas
Leslie Allen con sus hijos: Gabriel, Jorge y Matías. Los cuatro fueron Pumas

El tackle, un sello familiar

Cuentan quienes lo vieron jugar en Rosario y en el CASI que Leslie, tercera línea, era un tackleador serial. En el primer partido que los Allen se cruzan, Leslie en el CASI y Jimmy en Plaza, en la primera pelota que Jimmy (centro) recibió, Leslie le asestó un tackle tan certero y poderoso que lo lesionó en un hombro al punto que lo sacó de la cancha. No pasaba nadie por donde andaba él. La imagen trae un recuerdo más acá en el tiempo, en 1982. Sudamérica XV, con 15 argentinos, enfrentaba a los Springboks en Pretoria. La estrella sudafricana era Naas Botha. A Georgie Allen, hijo de Leslie, le habían dicho que se encargara del apertura de los Boks. En una de las primeras jugadas, la pelota ya le estaba llegando al wing cuando en el estadio se escuchó un estruendo: Allen lo había tackleado a Botha dejándolo varios minutos buscando aire.

Leslie integró el equipo del CASI que dominó una parte de la década de 1950, con cuatro títulos, tres de ellos consecutivos (54-56). En 1955 nació su primer hijo, Gabriel. «Yo tengo todavía un recuerdo, de esos que tenés medio borrosos pero que te quedan grabados, de verlo a mi padre vestido de jugador de rugby», cuenta Gabriel.

«Él quería que hiciéramos deporte. No le importaba cuál. Mi padre tenía el deporte como algo fundamental para la vida. Cuando dejó de jugar al rugby, empezó con el tenis, que lo jugó hasta que el físico no se lo permitió. Fuimos al CASI desde chiquitos y con Georgi elegimos el rugby por los amigos que teníamos del colegio Marín», agrega Gabriel, campeón con su club en 1976 y 1981. «Tuve la suerte de integrar dos equipazos y de jugar en la segunda línea al lado del Caña Varela y del Chapa Branca, nada menos». En el medio, en 1977, jugó para el seleccionado el Sudamericano.

Una fiesta de campeón del CASI. Arriba, Gabriel Travaglini, el Chapa Branca, Jorge y Gabriel Allen
Una fiesta de campeón del CASI. Arriba, Gabriel Travaglini, el Chapa Branca, Jorge y Gabriel Allen

Jorge, camada 1956, coincide con su hermano: «A papá le gustaba el deporte. No era un fanático del rugby, de esos que están todo el día hablando de rugby. Sí no se perdía ningún partido. Pero apenas entrenó alguna división infantil. Lo que nos inculcó siempre fueron los valores de este deporte y la importancia de los amigos más que del juego en sí». Georgi salió campeón con el CASI en 1981, 1982 y 1985, integrando uno de los mejores packs de forwards que se han visto en la Argentina. Formó parte del equipo titular que en 1982 venció a los Springboks, luego se quedó trabajando en Sudáfrica y jugó para Natal, y a su regreso sumó 29 tests con los Pumas, ganándole a Francia (3 veces), a Australia y empatando con los All Blacks. En 1988, cuando Hugo Porta dejó el seleccionado por un par de años, fue designado capitán en el equipo que entrenaba otro hombre de su club, Rodolfo O’Reilly. Michingo solía decir del tackle de uno de sus preferidos: «Parece que tiene desprecio por su cuerpo».

Gabriel y Jorge fueron presidentes del CASI. Leslie presidió gira de juveniles a Sudáfrica y Nueva Zelanda e integró diversas comisiones directivas. Georgi integró equipos con Gabriel y con Matías. Con Matías entrenó a la Primera del Atlético. Y ambos tienen participaciones en Mundiales: Jorge jugó el primero, en 1987, y Matías estuvo en el segundo, en 1991.

«Yo tengo 12 años de diferencia con mis hermanos, así que mi espejo en el rugby fueron más ellos que mi padre. Yo los seguí, especialmente a Georgi. Pero sí mi padre me inculcó lo mismo que a ellos: la importancia de practicar deportes. Eso lo llevo desde chico cuando empecé a ir al club», cuenta Matías, quien desde hace unos años vive en Montevideo, Uruguay.

Matías formó parte del plantel de los Pumas cuando retornó Porta, en 1990. Aquel era un equipo con mayoría de jóvenes que arrancó con una durísima gira por el Reino Unido, la que significó también el último episodio de la leyenda de Porta. En su corta participación vivió derrotas con Canadá, Inglaterra, Escocia y Nueva Zelanda.

El menor de la familia jugaba de centro, pero parecía un tercera línea porque su sello era el de los Allen: un tackle feroz. Además de su parecido físico, Matías era en la cancha una copia de Georgie hasta en cómo se paraba. Incluso, como su hermano, jugó en Natal, en Sudáfrica. Fue el capitán del CASI que en 1995 ganó el Nacional de Clubes y el Seven de la URBA. Y también cumplió esa función entre 1992 y 1997.

Una formación del CASI, con Gabriel Allen (el segundo desde la izquierda de arriba)
Una formación del CASI, con Gabriel Allen (el segundo desde la izquierda de arriba)

Los tres hijos de Leslie se juntaron años más tarde en los Pumas Classic para el Mundial que se realiza en Bermudas. Los hijos de Gabriel, Nicolás y Tomás, ya jugaron en la Primera del CASI. Tomás, que vive en México, representa al seleccionado de ese país. Tobías, el hijo de Georgi, llegó al plantel superior. Teddy, el hermano de Leslie, sigue en Rosario y en Plaza Jewell. Los recuerdos, el amor por el rugby y el cariño de los Allen permanecen en los dos clubes. Y eso es más importante que cualquier estadística.