El equipo del Kily superó en el final 1-0 a un adversario que jugó de igual a igual con diez hombres por expulsión de Damián Fernández.
Esta vez a Central le costó. Pero lo ganó. El resultado final deja la sensación de que al final aprovechó una buena ocasión para ganar. Porque pese a que no supo aprovechar los más de 60 minutos que jugó con un hombre de más, en el cierre lo hizo. Es que cuando Emiliano Vecchio gravita, el equipo vence. Es cierto que le faltó audacia para capitalizar los espacios después de la expulsión de Damián Fernández. Y que el Kily esta vez no logró corregir desde los cambios. Pero siempre hay que esperar porque el conjunto canalla tiene osadía. Y por eso festejó.
Central no encontró el funcionamiento que le permitió el jueves asegurar la clasificación a cuartos en la Sudamericana. Esta vez no logró romper líneas y tampoco sorprendió. Pero Vecchio dignifica. Y vence. Pese a que el partido fue complicado.
Es que cuando dos equipos se disponen a evitar que el otro juegue para después recién intentar vulnerarlo, es muy probable que las equivalencias no puedan romperse si no surge una maniobra impensada o un grosero error. En ese derrotero arrancó el partido, con Central presionando arriba para que Vélez no logre desarrollar su vertiginoso funcionamiento mientras que los del Fortín pusieron volantes cerca de Vecchio para que no tenga espacio ni libertad para convertirse en el habitual conductor canalla.
Central y Vélez achicando los espacios hacia adelante provocó un primer tiempo enmarcado en una confrontación táctica, donde el que se desorganizaba podía sufrir. Entonces la pelota parada emergió como una herramienta útil para aflojar la paridad, pero los centros de Vecchio encontraron sistemáticamente las cabezas visitantes para despejar.
Algunas aproximaciones no lograban configurarse en situaciones de riesgo, y el equilibrio estaba firme. Hasta que a pocos minutos del final de la etapa inicial, Damián Fernández sumó la segunda amonestación y dejó a Vélez con diez.
Con esa diferencia numérica, Central se quedó con la máxima responsabilidad de protagonizar el partido, para lo que era indispensable saber capitalizar esa ventaja.
Pero paradójicamente los canallas no aprovechaban esa diferencia numérica, y eso que Vélez con los cambios modificó el sistema jugando 5-3-1 y le dio más espacios a Vecchio, pero Central no abrió la cancha para utilizar mejor el ancho.
El Kily mandó a Marinelli por el Pupi Ferreyra, quien deberá mejorar la resolución de sus insinuaciones, y la variante no fue suficiente para ampliar el campo.
Es más, fue Vélez el que estuvo más cerca de la apertura con una contra y luego un tiro libre de Mancuello, que exigió a Romero a una tapada primero y gran reacción después para evitar el gol visitante.
Central se desordenó y quedó expuesto. Romero fue determinante otra vez para tapar los intentos velezanos, que tenían en la inteligencia de Mancuello el punto de partida.
A los 74’ Central tuvo el gol tras un despeje de Hoyos, y la pelota le quedó servida a Avila, quien la quiso colocar junto al palo y se le fue ancha.
A los 90’ un cabezazo de Caraglio exigió a Hoyos. Después Avila metió otro cabezazo y de nuevo el arquero de Vélez lo evitó.
Pero eso no fue todo. Apareció Vecchio. Y Central ganó un partido difícil. Porque más allá de que Vélez es un rival con peso específico, al final el capitán ancló a su equipo en la victoria. Y el Canalla festejó en el puerto del triunfo.
Fuente: La Capitañl – Ovación – Foto: Leo Vincenti – La Capital