/San Torrico de Almagro

San Torrico de Almagro

River chocó contra su ineficacia y con un arquero clave para el triunfo de San Lorenzo por 2-1 en el Monumental. Fernández y Elías, los goles de la victoria. Descontó Girotti.

Decir que River transformó en figura al arquero de San Lorenzo es toda una imagen en sí misma. Pero explica a medias el resultado. Existe otra mitad, la que terminó condenando a los de Gallardo y que les permitió a los de Dabove -incluso sin contar con su goleador- lastimar como pocos a este River. Fue contundencia la que le sobró a uno y la que le faltó al otro. Fue solidez defensiva la que le sobró al ganador y la que le faltó al perdedor, que en cada marcha atrás dejó un camino abierto para que lo vulneraran. Y por eso, más allá del Santo Torrico y de la catarata de situaciones que generó, los del Muñeco dejaron pasar una chance inmejorable de acomodarse en la Copa de la LPF, que ahora hierve…

El festejo de San Lorenzo (Carroll).

El festejo de San Lorenzo (Carroll).

Hay varias conclusiones que se pueden sacar de todo esto. Una, que cuando San Lorenzo jugó al ritmo de los Romero hizo daño y aprovechó los espacios que dejó River en un retroceso que sigue siendo un problemón sin solución para Gallardo. Dos, que Enzo Pérez es humano. Y tres, que los merecimientos en el fútbol no existen si la pelotita no la embocás en el arco. Si los de Dabove encontraron el gol de carambola y por un regalito fue también porque lo buscaron: Uvita Fernández ya había avisado (tapadón de Armani) aprovechando las espaldas de los centrales. Pero cuando el DT apeló al manual que dejó tirado Pizzi en el Monumental, ahí todo cambió. Esa valentía le duró 15’ al Ciclón y después fue aguantar en la humanidad de un Torrico que a los 41 años sigue agigantando su imagen de ídolo y superhéroe (le sacó dos mano a mano a Borré, que cuando anda torcido se fastidia) y en la testa de un Donatti que se cansó de rechazar centros a la olla. Porque River fue con todo a buscar el empate y lo hizo con su libreto de siempre, explotando las bandas y también rompiendo por el centro con De La Cruz y su pase filtrado. Literalmente le cascoteó el rancho, sí. Incluso ya con Carrascal en cancha tras la molestia de Angileri (Casco bajó al lateral y Palavecino pasó a la izquierda) el mediocampo quedó poblado por jugadores con vocación ofensiva y casi sin recuperación. Así, los de Gallardo se cansaron de llegar y dejaron la sensación de que podrían haber goleado por la gran cantidad de situaciones. Pero lo dicho: CASLA disfrutaba de la jugada que supo mandar a la red y a otra cosa.

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Y si de regalos hablamos, luego River volvió a pagar carísimo una pérdida en el medio que desnudó otra falla defensiva que entre los dos Romero transformaron en una contra letal que Elías canjeó por el segundo grito. El partido se tornó una lucha entre la efectividad versus la ineficacia. Una situación que se incrementó con el correr de los minutos, ya cuando el Muñeco metió mano en busca del revulsivo que no encontró ni en Carrascal, ni en Palavecino… Y otra vez el pibe Girotti entró con enjundia, la mira calibrada y con pilcha de goleador. Hasta pudo probarse el traje de héroe, pero el travesaño se lo negó. Sucede que a esa altura, la vestimenta de figura ya se la había puesto Torrico, que volvió a aparecer cuando lo llamaron como ante De La Cruz. En su contundencia y en su arquero, San Lorenzo sostuvo un triunfo importantísimo y sufrido. Y en su falla frente al arco y en los errores en la faz defensiva, River encuentra las respuestas a un partido que se le esfumó insólitamente.

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Así, San Lorenzo suma 18 puntos en el grupo A, al igual que River (mejor diferencia de gol) y Racing y se acomoda después del traspié sufrido en la Sudamericana. Gallardo y compañía no pudieron subirse a la punta y, cuando tenían al intención de empezar a acercarse a la clasificación, ahora deberán duplicar esfuerzos en lo que queda para alcanzar el primer objetivo.

El lamento de River (Carroll).

El lamento de River (Carroll).
Fuente: Silvio FavaleSILVIO FAVALE – Olé – Fotos: Carroll – Olé