El Matador lo ganaba con un gol de Cabrera. Sin embargo, Herrera y el travesaño le impidieron liquidar el partido y lo igualó Catalán con un cabezazo.
Era el duelo de los Matadores, pero el pecado fue de Tigre: dejar vivo a Talleres. No lo liquidó cuando lo tenía contra el paredón. Y terminó pagando con un empate que poco tuvo que ver con el desarrollo del partido. Los guantes de Guido Herrera, siempre firme, el travesaño y la falta de puntería conspiraron contra un triunfo que se hace desear en Victoria. Los cordobeses tienen otro objetivo, la Libertadores. Deberán valorar este punto que poco merecieron. También, el hecho de cortar una sequía de 450 minutos sin convertir en el ámbito doméstico.
Recién en el final del primer tiempo, y después de buscar intensamente, Tigre se puso en ventaja. El centro cruzado de Alexis Castro encontró a Víctor Cabrera en una posición inusual para el zaguero, pero no fue casual. A fin de cuentas, el Pata recuperó en la mitad de la cancha a la salida de una pelota parada rechazada por el fondo cordobés. Como un extremo, por izquierda, el tucumano dominó la pelota en la puerta del área, controló apretado por Julio Buffarini, pero terminó metiendo un derechazo rasante que venció la resistencia de Guido Herrera.