El equipo de Marcelo Gallardo no pierde seguido, pero cuando deja puntos en el camino expone falencias ligadas al retroceso defensivo y la falta de eficacia con relación a la cantidad de situaciones que genera.
Marcelo Gallardo mira pegado a la raya del campo de juego una de las últimas jugadas. El árbitro Fernando Echenique sanciona una falta en el área rival y el técnico se da vuelta. Pone las manos en sus bolsillos, retrocede hacia el banco, mira hacia abajo, lanza algún comentario con sus colaboradores, se rasca la cabeza… va de acá para allá sin respuestas. ¿Cómo explicar que River volvió a perder un partido en el que fue dominador absoluto? Quizás, hay dos razones empiezan a repetirse: falencias defensivas habituales y una marcada falta de efectividad. Todo se potenció con un bajo partido en líneas generales que un combativo San Lorenzo aprovechó para llevarse un triunfo 2-1 del Monumental y dejar al rojo vivo la definición de la Zona 1 de la Copa de la Liga Profesional a falta de dos fechas.
“Nosotros basamos nuestro juego en el control y concedemos espacios, por eso no me preocupa lo que pasó. Es nuestra forma. Tomamos riesgos para jugar así”. La frase de Gallardo tras igualar 1-1 con Fluminense el jueves pasado, en Brasil, en el debut de la Copa Libertadores se puede aplicar automáticamente al cruce de este domingo con San Lorenzo. Su equipo volvió a ser dueño del juego. Manejó como quiso la pelota. Atacó hasta el cansancio. Hizo figura al arquero Sebastián Torrico. Intentó por todas las vías posibles. Pero no pudo por sus propias deficiencias: paga muy caro sus errores, más cuando tiene una tarde sin la lucidez habitual
Las situaciones de River ante San Lorenzo
Un cabezazo fatal hacia atrás de Enzo Pérez a los 15 minutos de juego derivó en el 1-0 de Nicolás Fernández. Y una pérdida de pelota de Agustín Palavecino en campo rival que lo dejó expuesto a los seis minutos del segundo tiempo se transformó en el 2-0 de Jail Elías. Dos equivocaciones, dos goles en contra. En el medio, decenas de oportunidades a favor desaprovechadas y demasiadas imprecisiones. No hay lógica que resista: River falla mucho. Atrás y adelante. Ya le pasó con Estudiantes (1-2), Argentinos Juniors (0-1), Boca (1-1), Racing (0-0), Arsenal (0-0) y Fluminense (1-1).
Lejos parece haber quedado ese equipo sólido y compacto que se vio en 2019 y en tramos de 2020. Hoy, en plena transición, el Millonario no sale de su irregularidad y sufre su faceta defensiva. Lo lastiman en el retroceso, es vulnerable, pierde en la pelota parada, sus rivales entienden cómo hacerle daño. Y todo el poderío que muestra en ofensiva no siempre lo puede traducir en el resultado. Tan es así que de los 21 goles a favor que tiene, 11 los hizo en dos partidos. En total, suma cinco victorias, tres empates y tres caídas.