En Vicente López, el equipo de Falcioni jugó mal e igualó 1-1, pero el juez del partido no sancionó un penal de Bogado a Bustos y también debió expulsar a Iván Gómez.

Independiente dejó pasar la oportunidad de dormir como único puntero del torneo. Jugó mal y no supo sacarle ventajas a Platense. Fue 1 a 1 en Vicente López, con goles de Schott y Roa en un partido para olvidar muy rápido.

Leonardo Madelón es consciente de las limitaciones de su equipo. A Platense son muchas más las cosas que le faltan que aquellas que le sobran. Y como se trata de ir sumando como para engrosar el promedio, la apuesta es armarse de atrás hacia adelante y pasar pocos agobios. Para lograrlo, la idea es agrupar muchas piernas y reducir los espacios para entorpecer el avance adversario, y solo cuando se puede, robar y salir rápido para sorprender.

Lo mejor del partido

La táctica es sencilla, poco original, pero puede resultar efectiva si el rival de turno carece del ingenio o el funcionamiento suficientes para escapar de la trampa. En ese sentido, el Independiente de Falcioni es muy fácil de atrapar. Los resultados a favor le dan al técnico Rojo la coartada perfecta para no modificar nada sustancial en el equipo, más allá de cambiar una ficha por otra parecida cuando no le queda otro remedio. De esa manera, los defectos se repiten sin solución, y sus movimientos se tornan previsibles para propios y extraños.

Le cuesta un mundo a Independiente tener dinámica y profundidad cuando se ve obligado a asumir la iniciativa. Los dos Lucas (González y Acevedo) padecen siempre la inferioridad numérica en el medio, y aunque cada tanto Velasco o Roa se acerquen para habilitar una línea extra de pase, ninguno de los dos siente la función, ejercen la tarea de forma discontinua y las llegadas escasean, dependiendo de alguna ráfaga de habilidad, una subida de Bustos o de encontrar al equipo de enfrente circunstancialmente desacomodado.

Por esta última vía, el Rojo encontró su primera ocasión en el partido. En medio del tedio, a los 24 Roa por izquierda lo dejó solo a Palacios con un centro bajo muy preciso que el tucumano desvió por arriba del travesaño. Apenas cuatro minutos después, el Calamar le puso un cien por ciento de eficacia a su plan. Schott le robó la pelota a Palacios, cedió a Cucuchet -imparable para Ortega durante toda la noche- que llegó al fondo, y el propio Schott conectó el centro para el 1 a 0.

Ni siquiera la desventaja le alteró el pulso a Independiente, que siguió con el mismo nivel de imprecisión y falta de variantes, pero la suerte le sonrió a los 38. Lucas González encontró libre a Roa fuera de la medialuna, su derechazo rozó en un defensor local y descolocó a Ojeda. Incluso podría haber sacado ventaja si Abal (de pésima actuación, a tono con el encuentro) hubiese sancionado el aparatoso penal que Bogado le cometió a Bustos.

El segundo tiempo fue una mala fotocopia de los 45 iniciales. El Rojo tuvo la pelota y la intención. También alguna oportunidad aislada, como la de Silvio Romero que rozó un poste a los 27 o el cabezazo de Barreto que Ojeda desvió al córner sobre la hora. Platense luchó y transpiró para sostener la igualdad. La ausencia de ideas de su rival le facilitó el trabajo.

Fue empate. Fue soporífero. Nada nuevo bajo el pálido sol de este insípido Independiente de Falcioni.