Boca no tiene permitido quedarse en el lamento de la imagen que dejó al ser eliminado de la Copa Libertadores, cuando el miércoles perdió 3-0 con Santos. Sí, por supuesto, no debe olvidarse de la pobre actitud presentada aquella noche brasileña para no repetirla, acaso lo que más se reprochó en las horas posteriores no solo por los hinchas sino también por los integrantes del Consejo de Fútbol encabezado por Riquelme. Y es que al frente, casi sin tiempo de meditación, tiene una final con más para perder que para ganar: la definición del domingo por la Copa Diego Maradona ante Banfield, en San Juan.
Los hombres de Miguel Ángel Russo volvieron este viernes a las prácticas. Mientras se replantean las cosas (mal) hechas en Vila Belmiro, el entrenador analiza modificaciones con respecto a los últimos once nombres que eligió. Porque a la nula rebeldía también hay que agregarle el bajo rendimiento individual y colectivo, así como también el estado físico de algunos jugadores.
Todo es preocupante. Desde hace tiempo, cuando los triunfos que lo depositaron en esta final local y las clasificaciones en la Copa Libertadores ocultaron, mínimamente, la cara más cruel del xeneize. Ya se insinuaba en ciertos rasgos futbolísticos. Nada debe ser igual: Boca debe pisar firme en Cuyo y levantar el título, que al menos le servirá de consuelo.
Y es que la entidad boquense lo que menos se juega es la obtención del trofeo. Ya lo dijo Sebastián Villa este mediodía: «No será lo mismo, pero tenemos que hacer las cosas bien e ir el todo por el todo». Lo más importante, a partir de ahora, es demostrar. Que hay ganas de vestir la camiseta azul y oro una vez finalizada la temporada. Que el peso de una final, más allá de que es imposible compararla con una instancia decisiva de Libertadores, pueden llevarlo sobre la espalda con mayor responsabilidad y compromiso con respecto a la pobre actuación en Santos.
Por eso, hay mucho más para perder. El balance no se modificará demasiado en caso de un triunfo: lo que era la obligación suprema ya quedó en el camino. Muchos se juegan de qué forma serán considerados a futuro. Ya no hay equipo titular. Sí nombres importantes que pueden quedar en igualdad de condiciones al resto si vuelven a mostrarse desganados.
Boca quedó tan desconcertado que pueden existir titularidades invertidas, pese a las situaciones que se avecinan. Leonardo Jara fue uno de los que peor la pasó frente a Santos y por eso fue reemplazado en el entretiempo por Julio Buffarini: el ex San Lorenzo, que a partir de junio quedará en libertad de acción, es factible que le gane nuevamente el puesto al correntino, que se juega la continuidad después de mitad de año, algo que difícilmente ocurra. Asimismo, Frank Fabra, un lateral que era bien considerado, fastidió con su irresponsabilidad de hacerse expulsar y, en San Juan, puede sentarse en el banco. Y el que seguramente ocupe su lugar sea Emmanuel Mas, de constante flojas actuaciones, otro al que en unos meses se le termina el vínculo (también será complicado que le ofrezcan una nueva oportunidad).
Ramón Ábila (32 goles en 42 partidos de titular) fue el que más cumplió en el Boca B y es un número puesto para dejar afuera a Franco Soldano, otro al que se le terminó el crédito forzado que tenía, a partir de solo convertir dos goles con Russo en el banco. Y peligra parte (o el total) de ese mediocampo -Campuzano y «Pulpo» González- que demostró una malas forma física: le pueden dejar el lugar a chicos como Nicolás Capaldo y Alan Varela.
El rearmado del plantel
En el medio, intenciones de emigrar tras el duelo con el Taladro. El primero y principal, aunque estuvo fuera del plantel, es Cristian Pavón. En la dirigencia palpaban ese fuerte deseo: dio la negativa ante el llamado de Marcelo Delgado, hace casi un mes, para que se presentara a entrenar con tiempo y así saber si lo integraban a la Copa Libertadores, se presentó una semana después de lo debido tras el préstamo en Los Ángeles Galaxy y ahora comunicó que quiere una salida.
No es el único: habría otros jugadores que sienten que cumplieron un ciclo. Eso sí: si las ofertas que acerquen no complacen, deberán seguir en la Ribera. También está en vilo el futuro de Carlos Tevez, que habría perdido fuerzas con la eliminación subcontinental y el compromiso con Banfield puede ser todo un diagnóstico: ahí sí el triunfo puede ser importante para motivarlo a tres meses de que comience la Copa Libertadores 2021, el objetivo que quiere cumplir antes de retirarse; asimismo, que los compañeros a los que capitanea le muestren que puede ilusionarse con ir por todo en la próxima edición.
Entonces, el domingo será fundamental. Ahí se verá quiénes tienen fuerzas y ganas de seguir formando parte del trabajo de Miguel Russo, aunque también el punto principal a futuro estará en las conclusiones que sacarán el técnico y el Consejo en cada caso.