Los fanáticos oscilaron entre los exagerados que tildaron de “fracasado” a Benedetto y aquellos que destacaron sus virtudes; “Le pedimos disculpas a los hinchas; no se nos dio; habrá que seguir trabajando y volver a intentarlo”, resumió Izquierdoz.
Incredulidad. Esa es la palabra que resume el sentimiento de todo el Mundo Boca. Desde Juan Román Riquelme hasta el último de los hinchas, pasando por el cuerpo técnico comandado por Sebastián Battaglia y el plantel profesional. En estas primeras horas, ya marginado de la Copa Libertadores, al conjunto xeneize le cuesta encontrar argumentos para asimilar la derrota por penales. Porque aún cuando fue reiterativo en la búsqueda del gol que abriera la puerta a los cuartos de final, hay pocos flancos por donde atacar a un equipo que hizo méritos para quedarse con la clasificación.
En un país donde los extremos, los opuestos y las grietas son moneda corriente, en las escaleras de la Bombonera hubo quienes se animaron a tildar de “fracasado” a Darío Benedetto por su pésima noche. Otros recordaron que el Pipa es el mejor número 9 que tuvo el club desde que Martín Palermo colgó los botines a mediados de 2011.
La sensatez también provino de la palabra de Carlos Izquierdoz. En conferencia de prensa, el capitán xeneize catalogó de “increíble” a la gente de Boca. “En el final queda nuestra gratitud. Tocó quedar eliminados y al no lograr clasificarnos nos fuimos aplaudidos. Solo queda agradecerles y, en nombre del grupo, pedirle disculpas al hincha. No se nos dio. Habrá que seguir trabajando y volver a intentarlo”. Más allá de eso último, el Cali evitó enfocarse en su futuro. En diciembre vence su contrato y es una incógnita si lo renovará o no.
Sobre el partido y la actuación de Benedetto, el zaguero consideró: “Tuvimos situaciones y no las concretamos. Sabemos cómo son los penales. Esta vez no se nos dio. Al Pipa no se le dice nada. Le agradezco por estar con nosotros. Hoy no se le dieron las cosas, pero muchas veces nos ha salvado”.
Sereno como siempre, aunque visiblemente contrariado por la eliminación, Sebastián Battaglia también expresó sus sentimientos: “Es una derrota que duele. Uno de los objetivos del año era la Libertadores y nuestra idea era llegar lo más lejos posible”.
Acerca de la apretada serie con Corinthians, el León analizó: “El rival vino a empatar, a buscar los penales. El equipo funcionó bien, tuvimos las chances. Uno trata de hacer lo mejor con el plantel que tiene. Los muchachos hicieron un gran esfuerzo y estoy orgulloso de ellos. A veces se pasa sin merecerlo y otras se merece y no se pasa. Esta noche nos pasó esto último. El fútbol es así”.
Las estadísticas exponen los dichos del DT xeneize. Según datos de OPTA, su equipo generó 20 remates, de los cuales tres fueron al arco, contra solo uno de Corinthians, finalmente el que logró una clasificación histórica. Antes de lo ocurrido anoche, sólo el Santos de Pelé, en la final de 1963, había podido salir airoso de una serie mano a mano copero ante Boca en la Bombonera.
Dentro de su habitual tranquilidad, Battaglia sí hizo hincapié en algo que, evidentemente, no le gustó y que atentó contra su trabajo. Y es que al equipo no solo no hayan llegado refuerzos, sino que en este mercado de pases se le fueron dos futbolistas libres: Cristian Pavón y Eduardo Salvio. “Hubo cuestiones que debían resolverse y no se resolvieron, y se fueron jugadores importantes”, remarcó.
En la tercera Copa Libertadores desde que Juan Román Riquelme es la máxima autoridad del Departamento de fútbol, Boca se despide sin rencor ni enojo. En enero 2021 quedó eliminado ante Santos en las semifinales de la edición 2020, tras una actuación paupérrima que derivó en derrota 0-3 en suelo brasileño. Hace un año, todo terminó en escándalo luego de una parejísima serie ante Atlético Mineiro en la que el equipo azul y oro marcó dos goles y el VAR se los anuló, antes de perder por penales en Belo Horizonte.
Ahora, el fastidio fue en casa y sin culpables externos. Ante una Bombonera repleta que alentó como siempre y como nunca. Que no dudó en mimar a Benedetto tras el penal malogrado en el partido con el “Olé, olé, olé, olé, Pipaaa, Pipaaa” y en empujar al equipo cuando todas las acciones se disputaban en campo del Timao, pero la pelota no quería entrar. Y que rugió con más fuerza que nunca cuando, con la eliminación consumada, despidió a los jugadores con aplausos.
Tal vez, solo tal vez, en medio de una nueva frustración internacional, Boca aprendió a perder. A asimilar la derrota cuando las circunstancias del juego así lo determinan, sobre todo cuando los futbolistas no se guardan nada y hacen lo posible por ganar.
“Más allá de las formas, que fueron positivas, la gente recordará que Boca quedó eliminado por penales. Pero así es el fútbol. Hay que decir presente y estar a la altura en las competiciones que tenemos por delante. Porque esto sigue”, cerró Battaglia.
Fuente:Pablo Lisotto LA NACION – Fotos: Mauro Alfieri – LA NACIÓN – Victor R. Caivano – AP – LA NACION Dewportes – Videos: Sports Center – LA NACION Deportes