La defensora argentina jugará en Tokio sus últimos Juegos Olímpicos. Con cuatro participaciones, es hoy en el equipo la jugadora con más experiencia en citas olímpicas. El recuerdo de su primer Juego y las sensaciones a 15 días del debut ante Nueva Zelanda.
Pasaron 13 años desde su debut olímpico y casi 15 desde que vistió por primera vez la camiseta de las Leonas. Bejing 2008 fue para Noel Barrionuevo el primer contacto en primera persona con la historia del olimpismo. Allí, con 24 años se colgó su primera medalla, la de bronce, después de que Argentina se impusiera ante Alemania por 3 a 1 y fuera justamente ella la encargada de sellar la victoria con un gol de córner corto a siete minutos del final.
«En mi primer Juego Olímpico era todo nuevo, era muy curiosa y quería saber todo. Le preguntaba a las más grandes que se hacía. Fue una experiencia inolvidable», recuerda la defensora argentina. Luego llegó Londres y una nueva medalla olímpica, la de plata. Si bien en Río de Janeiro Argentina no tuvo una buena performance, en Tokio buscará revancha. «Estoy muy contenta, con muchas sensaciones lindas y disfrutando. Va a ser mi último Juego así que estoy disfrutándolo mucho», aseguró quien portará la cinta de capitana. «Lo vivo diferente, ya sé lo que es una villa olímpica. Intento transmitirle a las más chicas tranquilidad y que disfruten cada momento», señaló.
En un año de mucha incertidumbre producto de la pandemia de Covid-19 que obligó a posponer los Juegos un año, Barrionuevo asegura que ve muy bien al equipo: «Estamos muy bien y eso es lo más importante para llegar bien a estos torneos». En cuanto a la preparación, la jugadora con más partidos internacionales (337) detalló: «Nos preparamos bastante. Fue una preparación muy dura por la pandemia, con poco roce internacional, pero pudiendo realizar varias concentraciones. Vamos a llegar de la mejor manera y con mucha actitud».
En cuanto al debut ante Nueva Zelanda, previsto para el 25 de julio (00.15 hs de nuestro país), confesó: «Me lo imagino con mucha ansiedad y nerviosismo. Los primeros partidos siempre son difíciles y el debut siempre cuesta, pero después uno ya se va soltando y sintiéndose más cómoda».