El viaje a Guayaquil resultó una experiencia novedosa y con muchas enseñanzas, incluido el conocido influencer; los atletas crecieron en las redes sociales y hasta consiguieron sponsoreo.
Para los anales del atletismo quedará el 52° Campeonato Sudamericano de Mayores. Para los argentinos será el “Suda” en qué “Santi” Maratea consiguió el avión. Una montaña rusa de emociones sacudió a los mejores atletas del país en últimos meses. Empezó con la noticia de que Buenos Aries sería la sede del campeonato luego de una década. Eso permitía competir cerca de casa y ampliar el cupo al no enfrentar grandes costos de traslados: ¡muy bueno! Luego la sede se trasladaría a Concepción del Uruguay para esquivar la cantidad de casos crecientes de Covid en CABA: ¡bien! Más tarde la sede no podía ser en Argentina, pero prometieron llevar al equipo completo a Guayaquil: ¡bueno! Una semana antes del equipo de 60 sólo irían 17: ¡qué mal! A los dos días aparece el héroe menos pensado: un influencer. Y el mundo del atletismo ya no sería el mismo.
Santiago Maratea venía de lograr una movida solidaría, acompañado por sus casi dos millones de seguidores en Instagram y varios famosos (entre ellos Susana Giménez), para comprar el medicamento más caro del mundo (U$S 2.100.000) y así salvar la vida de Emma Gamarra, una nena de un año que padece atrofia muscular espinal. Los atletas, desesperados porque no podían viajar (muchos de ellos habían hecho un gran esfuerzo, no sólo físico, sino también económico en la preparación de la competencia), lograron contactarlo para que visibilizara su causa.
Mientras, en la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) y el Ministerio de Deportes le echaba, la culpa al Enard y éste ente respondía que había conseguido pasajes, aún con la pandemia de por medio, para la misma cantidad que viajaron años anteriores. Maratea se contactó con la empresa de vuelos privados, consiguió un presupuesto de U$S 99.000 por un vuelo que llevara al equipo completo y en un día consiguió la plata pidiendo a sus seguidores una donación de 22 pesos por persona. En 24 horas pasaron de perderse el torneo que podía definir su clasificación a los Juegos Olímpicos o sus futuras becas anuales, a llegar al Sudamericano como la selección de fútbol llega a jugar la Copa América: en avión privado. Y eso recién empezaba.
Mientras la CADA lo retaba a Santiago porque en una historia de Instagram decía que fumaba porro, el influencer escuchaba a los atletas. “Casi todos me hacen la misma pregunta”, explicaba Maratea en sus historias de Instagram: “¿Cómo puedo tener más seguidores? Porque las empresas para sponsorearnos nos piden que tengamos por lo menos seis mil”. Fue como preguntarle a Manu Ginóbili cómo se pica una pelota de básquetbol…
Cómo los hizo conocidos
Maratea, que anterior a su cruzada con Emmita había visibilizado la lucha de la madres de víctimas de trata, tomó su arma más poderosa y fue entrevistando a cada uno de los integrantes del equipo más grande que Argentina llevó nunca a un Sudamericano. “Este es un distinto: corre la vuelta a la manzana en 45 segundos”, explicaba en el lenguaje de quien no tiene la más remota idea de qué es el atletismo, pero logra que lo entienda todo el mundo. “Ella puede tirar un disco más de 50 metros, si agarra un celular imagínate a dónde lo revolea”. Así destacaba el “súper poder” de cada uno: “Este es enorme, si quiere me mata, pero no, porque es buena persona”.
Durante los tres días que duró la competencia se pasó mañana y tarde en el estadio. Con una credencial de prensa que había conseguido intentó cubrir cada prueba. Al no verlo con una cámara profesional, lo quisieron echar un montón de veces. “Man, yo trabajo con el celular, bienvenido al siglo XXI”, protestaba. Hasta que al final se dio cuenta de que sumaba más afuera de la pista. “¿Saben qué? Le dije, tomá, acá tenés mi credencial, quedátela nomás”, le replicó a quien insistía explicarle que no estaba cubriendo el evento correctamente (y claro: subió todo el incidente a sus historias). “Ya fue, si lo tengo que “soltar” no importa”, se consoló a sí mismo. “Les voy a mostrar a mi manera cómo son estos pibes”.
Los mejores atletas argentinos, suelen tener entre unos pocos miles de seguidores en Instagram hasta, como mucho, algunas decenas de miles. Santiago entre sorprendido e indignado con ese “anonimato” en la red social que más domina, los fue presentando uno por uno y dándole la oportunidad de contar qué sponsor les gustaría tener. Muchos decantaron por marcas internacionales de ropa, pero uno lo sorprendió…
–”Bueno, acá otro… ¿cómo se dice lo que hacés vos?”, lo interrogó Maratea.
–”Soy triplista”, explica Maximiliano Díaz, actual récord histórico de salto triple y campeón sudamericano en 2011, en el último campeonato que se realizó en Argentina. “Es que soy de Salta, allá saltamos todos”, se animó a bromear.
–”¿Y tenés sponsor?”, continuó Maratea con la pregunta de rigor.
–”No, no tengo, pero voy en búsqueda de Guaymallén…”
–”¡Uh! Lo tenés acá”, dice Maratea señalándose el entrecejo. Y deja que sus historias hagan el resto…
“Es increíble lo que generó Santi, nunca antes había pasado algo así en el atletismo”, relata Maximiliano Díaz a LA NACION, “Siempre me gustó Guaymallén, los etiquetaba en muchas historias esperando que algún día me vieran. Después de eso, salí a la calle y me empezaron a llegar mensajes de amigos por el video de Hugo Basilotta y después me escribió el mismo dueño. ¡La verdad, una cosa de locos!”. Ya se produjo el encuentro y el empresario lo apoyó económicamente.
El apoyo del dueño de Guaymallén, Hugo Basilotta
Palabra Cumplida !!! @santumaratea1 #MaxiDiaz CAVIAAR pic.twitter.com/JIg7HhXfJc
— N.Hugo Basilotta (@nhbasilotta) June 1, 2021
Si hay un torneo donde el medallero quedó en un segundo plano fue este. La delegación argentina ganó mucho más que un oro, cuatro platas y seis bronces (una de ellas se la llevó Maratea, regalo de Belén Casetta, la mejor atleta argentina). Logró la visibilidad de sus atletas: para ponerlo en números, cada uno pasó a tener más de 100.000 seguidores en Instagram y todos recibieron mensajes para ayudarlos de una forma u otra en su preparación. Mostró también que ante la falta de coordinación entre la CADA, el Ministerio de Deportes y el Enard, los únicos perjudicados eran los atletas. Y principalmente que el atletismo es algo más que marcas y puestos.
“Fue muy loco para nosotros. Estuvo muy presente en las competencias, nos ayudó a que nos conozcan”, relata “Vanshi” Thomas, campeona argentina que accedió a la final de 800 metros. “Ojalá nosotros los deportistas también podamos a prender de él a ayudar a otras personas que lo necesiten”.
¿Las actuaciones más destacadas? Germán Chiaraviglio logró el oro en el salto con garrocha. Hubo 4 medallas plateadas: Federico Bruno (1500m), Florencia Borelli (5000 metros), Nazareno Sasia (lanzamiento de bala) y Noelia Martínez, María Ayelén Diogo, Elián Larregina y Leandro París (posta mixta 4×400). Y también 6 de bronce, a saber: Juan Ignacio Carballo (bala), Carlos Layoy (salto en alto), Joaquín Gómez (lanzamiento de martillo), Belén Casetta (3000 con obstáculos), Mariana Borelli (1500m) y Juan Cano (marcha).
El 52° Campeonato Sudamericano de Mayores llega a su final, la delegación argentina se vuelve a casa en su avión privado y Santiago Maratea se queda en el aeropuerto luego de despedirlos.
“¿Por qué no me voy con ellos y para dónde seguiré ahora? Aún no lo puedo contar”, le confiesa al celular, que retransmite gran parte de su vida. “Pero estoy re triste, ya los re extraño, fue como un viaje de egresados”, se lamenta. “Quizá no pueda conectar nunca con la vida de un deportista, seguramente es un prejuicio que hasta yo tengo, alguien que fuma porro. Pero veo a estos deportistas de elite, que tienen un manejo muy groso de lo que es tener una meta”. Santiago Maratea, que hace tres meses estaba en el monte chaqueño visibilizando la situación de abandono en la cual se encuentran los wichis, encontraba en las madrugadas de Ecuador que el atletismo no es sólo más lejos, más alto y más rápido: “Estuvimos hablando con los pibes hasta el amanecer sobre lo que uno quiere en la vida. La pasión, la entrega. Como el deporte te puede preparar para superar obstáculos, sobreponerte a fracasos, dejar todo atrás de un objetivo que le dé valor a tu vida”. Santiago Maratea mirá al ojo ciego de su celular, da una última pitada y se despide: “Sigan a todos estos atletas, apóyenlos y van a terminar admirándolos, son lo más inspirador que hay”.