Luego de recorrer los 170 kilómetros, se propuso participar en los 121, 145, 101 y 55 km de la Ultra Trail Mont Blanc (UTMB), una misión que le llevó varias temporadas.
Isaac Nimer recorrió los últimos metros del pasillo final hasta el arco de llegada de los 55 kilómetros de la OCC Mont Blanc con una sonrisa eterna y a paso tranquilo, olvidándose del reloj y de luchar por conseguir el mejor tiempo posible. “No quería que se terminara. Estiré ese momento todo lo que pude porque lo estaba disfrutando. Fueron muchos años de entrenamiento, de dejar cosas de lado, de enfocarme ciento por ciento en el objetivo. Sentir que lo había logrado fue una alegría y un orgullo enorme”, le dice a LA NACION el atleta que hace unas semanas se convirtió en el único argentino que finalizó las cinco distancias individuales y competitivas de la carrera de trail running más importante del mundo: la Ultra Trail Mont Blanc (UTMB). “Lloré durante los últimos cuatro kilómetros, porque fueron muchos años de esfuerzo que se me pasaron por delante en unos minutos, y por el enorme privilegio de dedicarme a algo que me hace feliz”, contó.
La UTMB son un conjunto de carreras que se corren durante la semana que coincide con el final de agosto y el comienzo de septiembre, alrededor del Mont Blanc y que tienen como epicentro el pueblo de Chamonix, aunque las competencias transcurren por diferentes pueblos y montañas de Italia, Suiza y Francia.
En total son ocho carreras, donde la más difícil y emblemática es la de 170 kilómetros. Todas se realizan en la modalidad “non stop”, lo que significa que cada competidor debe llevar en su mochila una serie de elementos obligatorios como abrigo, linterna frontal y líquido, y no puede recibir asistencia fuera de los puestos de control que se ubican cada 10 o 15 kilómetros. Además deben recorrer cada uno de las etapas en un tiempo máximo establecido, lo que obliga a realizar la carrera casi sin parar y a un buen ritmo.
En 2017, Nimer finalizó los 170 kilómetros de UTMB en 34 horas y 9 minutos, y llegó en el puesto 308° de la clasificación general, entre los 1687 corredores que lograron terminar la prueba, teniendo en cuenta que 625 no pudieron completar el recorrido por lo exigencia.
Después de haber finalizado la más difícil, el Turco se propuso correr todas las distancias individuales, lo que se convirtió en el objetivo de su vida deportiva. Enfocó todo su esfuerzo y energía en darle forma a un sueño, que para muchos sonaba imposible. “Muchos me dijeron que estaba loco y que no lo iba a lograr, pero para mí, el escepticismo de algunos se convirtió en energía para alcanzar mi objetivo”, afirma Nimer.
El mapa hacia adelante era complicado, porque lo esperaban tres duras carreras: la TDS, que en ese momento era de 121 kilómetros; la CCC, de 101 kilómetros, (su nombre surge de los tres pueblos que recorre: Courmayeur en Italia, Champex en Suiza y la llegada en Chamonix, en Francia); y finalmente, la más corta pero no por eso menos exigente por lo rápido que se corre, los 55 kilómetros OCC (Orsieres, Champex y Chamonix). A las cuatro carreras iniciales, la organización le sumó un desafío adicional, porque modificó la distancia de la TDS llevándola a 145 kilómetros, lo que le agregó una instancia más a un reto que ya era de por sí complicado sin este condimento.
El objetivo que se trazó Isaac puede parecer sencillo, porque correr las cuatro carreras restantes, habiendo tenido un muy buen desempeño en la más dura, puede minimizar la dimensión del desafío. Pero, para estar en cada una de las cuatro carreras que se planteó, debía correr unas tres o cuatro competencias de más de 100 kilómetros por año, que le otorgasen a su vez los puntos necesarios para poder inscribirse, porque ese es el requisito previo que presenta UTMB; luego, tener la fortuna de que el sorteo le otorgara un lugar en la largada, y finalmente competir y llegar. La pericia y el buen desempeño nunca representan una garantía en una carrera de ultra trail, en la que el riesgo está siempre revoloteando. Solo con mirar el dato histórico de “finishers de UTMB” queda claro la dificultad de la prueba, ya que cada año quedan por el camino casi un tercio de los que largan.
“Para correr los 170 kilómetros, inicié una proceso muy intenso que comenzó en marzo de 2015, orientado por el que para mi es el mejor entrenador de Argentina: Daniel Simbrón. Desde ese momento sigo entrenandome con él, a quién hoy siento como parte de mi familia”, cuanta Isaac Nimer, que llevó adelante su preparación en la llanura de Dolores, de donde es oriundo, en paralelo a la coordinación de un grupo de running que él mismo lideraba.
El segundo eslabón de su objetivo fueron los 121 kilómetros de la TDS, en 2018, dónde llegó en el puesto 66° entre 1768 corredores que estuvieron en la largada. Ese año estuvo marcado por buenos resultados y lindas sensaciones porque en abril llegó 10mo en las 100 millas de Patagonia Run, en San Martín de los Andes, y en septiembre, después de la TDS en Chamonix, corrió los 110 kilómetros de Ultra Pirineu, donde fue 84°.
Nimer es dueño de una personalidad fuerte y de un decálogo de valores que no está dispuesto a abandonar. “Siempre trabajé para ganar prestigio por lo que hago y cómo lo hago, pero no por ser popular. Nunca fui demasiado amigo de la exposición, de las redes sociales y de contar lo que hago. Pocas veces acepté ayuda y no me gusta salir a pedir, por lo que tuve que costearme las carreras y los viajes a partir de lo que yo genero como entrenador. Todo lo que logré lo hice solo y acompañado por mi entrenador”, cuenta Isaac.
“Me gusta andar ligero de equipaje, tengo muy pocas cosas materiales. Para mí, lo central es disfrutar del recorrido. Durante todos estos años todo mi foco y mi esfuerzo estuvieron direccionados en lograr el objetivo que me propuse. Puede sonar raro, pero en los últimos diez años, una mano me queda holgada para contar las veces que salí de joda. Atrás del logro hay una historia de esfuerzo de la que me siento orgulloso”, afirma el Turco.
En el 2019 repitió la TDS, pero en el nuevo formato y distancia, porque fueron 145 kilómetros y volvió a alcanzar un buen puesto (llegó 71°), en un año en el que además logró varios podios en carreras importantes, lo que ayudó a que su nombre se tome como referente para el ultra trail argentino, aunque él afirma: “No vivo de los resultados, ni tengo que rendir cuentas a un sponsor alcanzando una cantidad de seguidores en las redes sociales, o con un puesto determinado en una carrera. Corrí más de 45 ultras y nunca abandoné una competencia, porque mi prioridad siempre fue llegar. Muchos corredores abandonan cuando no pueden lograr un puesto destacado, porque salen a todo o nada, presionados por la necesidad de un resultado, pero esa no es mi forma”, explica Nimer acerca de su manera de encarar las competencias.
El Turco le escapa a la popularidad y disfruta potenciando a otros corredores a superarse y cumplir objetivos, apoyándose en su experiencia. “Me gusta ayudar y transmitir lo que fui aprendiendo, pero sobre todo me interesa rodearme de buenas personas antes que de buenos atletas. Un día voy a dejar de correr, pero voy a seguir entrenando a otros y me gusta estar en contacto con personas que vivan las carreras con la misma pasión que yo”, dice Nimer, que combina su actividad con su función de entrenador.
La pandemia, primero, y una lesión que lo persiguió durante 2021, le impidieron correr en Mont Blanc durante esos dos años, por lo que postergó el cumplimiento del objetivo y recién en 2022 pudo cumplir la cuarta etapa, cuando finalizó los 101 kilómetros de la CCC en 14 horas y 20 minutos. “La carrera, y llegada de la CCC, son un recuerdo que guardo como un tesoro porque sentí que estaba a solo un paso después de lo difícil que fue superar la lesión y lo duro que la pasé durante la época del encierro”, cuenta Isaac de la emotiva llegada en Chamonix, en agosto de 2022, que se sumó a un 6° puesto en los 110 kilómetros de Patagonia Run en abril, a un puesto 78° en los 120 kilómetros de Lavaredo en Italia, en junio, y a una llegada en la posición 50° en julio, en Val d’Aran en los Pirineos.
Para correr la OCC y cumplir con el objetivo final, llegó 30 días antes a Europa, luego de haberse entrenando en Salta y en Dolores: “Me moría de ganas por correr en otra distancia más larga, pero el objetivo era participar en todas, y los 55 kilómetros era lo que tocaba. Corrí cuidandome, porque por encima del puesto de llegada quería terminar”, explica Nimer, que luego de 6 horas y 21 minutos finalizó en la posición 141° y logró lo que ningún otro argentino alcanzó: finalizar todas las distancias individuales de UTMB.