Wimbledon, un lazo de unión en la historia personal de Novak Djokovic y Boris Becker: tenis y visita a la cárcel.
Boris Becker y Novak Djokovic. Dos campeones. Dos número uno del tenis. De ayer a hoy. Capítulos que dejan en claro que la relación no se agotó ni por el fin de una relación laboral ni por el duro presente del extenista alemán, preso desde fines de abril de este año en una cárcel en las afueras de Londres por falsear su patrimonio.
Fueron tres años de una relación provechosa. Para Novak Djokovic, tomar como coach a un enorme campeón como Boris Becker fue un salto de calidad en su carrera. Lo que no va en desmedro de su entrenador de siempre, el checo Marian Vajda. Simplemente hablamos de un ganador nato como Boris. Igual que el serbio. Y en ese lapso, juntos ganaron seis títulos de Grand Slam: dos Wimbledon, dos Abierto de Australia, un US Open y un Roland Garros. No fue un torneo más este último de 2016: era la primera vez que el serbio se coronaba en París, que ganaba ese torneo esquivo en el que reina Rafael Nadal por los siglos de los siglos.
Curiosamente, en vez de afianzar la relación entre jugador y coach, después de ese torneo en París empezó a resquebrajarse el trato. A Boris, un “animal del entrenamiento”, que llegaba a irse sangrando de las prácticas por la intensidad que aplicaba en sus rutinas bajo la mirada del rumano Ion Tiriac, no le gustó nada que el serbio extendiera sus días de vacaciones en las exclusivas playas de Marbella. La estancia en Puerto Banus fue un boomerang: el placer se transformó en un dolor de cabeza. Djokovic no tuvo margen de prepararse adecuadamente para Wimbledon y pagó las consecuencias: fue eliminado en la tercera rueda por el belga David Goffin. Y Becker no se lo perdonó. Ni siquiera haber llegado a la final del US Open, en septiembre, amortiguó la tirantez. En diciembre, la relación llegó a su fin.
Becker dijo que lo entendía, que a él le había sucedido algo parecido en su juventud, pero igual fue crítico a la hora del adiós. “En los últimos seis meses, Novak no pasó tanto tiempo en la cancha de práctica como debía y él lo sabe. Creo que los últimos seis meses han sido difíciles en muchos niveles. Nuestras manos estaban un poco atadas porque no podíamos hacer el trabajo que queríamos hacer. La decisión fue de mutuo acuerdo. Una determinación así no es cuestión de una noche. Es un proceso. De todas maneras, el balance es muy positivo. Si alguien nos hubiera dicho hace tres años que íbamos a ganar 6 torneos de Grand Slam juntos, recuperar el N° 1 del mundo y ser el jugador más dominante, habría firmado”, enfatizó Becker en diciembre de 2016.
A la vez, Djokovic agradeció públicamente al alemán. “Después de tres años de mucho éxito, Boris Becker y yo hemos decidido de común acuerdo poner fin a nuestro vínculo. Los objetivos que nos propusimos cuando empezamos a trabajar juntos han sido cumplidos, y quiero darle las gracias por la cooperación, el trabajo en equipo, dedicación y compromiso”, sostuvo Nole.
El tiempo transcurrió. Y de pronto, en este 2022, la hecatombe para Becker. Mientras no podía creer el comienzo de año controversial de Nole por el tema de la no vacunación y su imposibilidad de ingresar en Australia en enero, empezó a sentir que sus problemas judiciales podían agudizarse. El 29 de abril llegó el mazazo: un tribunal de Londres resolvió sentenciarlo a dos años y medio de prisión, acusado de ocultar su patrimonio monetario e inmobiliario para declararse en bancarrota en 2017 y no pagar sus deudas. De ese tiempo, deberá cumplir la mitad en la cárcel de HMP Huntercombe, en las afueras de Londres, adonde fue trasladado luego de estar en la HMP de Wandsworth, cerca de Wimbledon.
La noticia impactó de lleno en el corazón del tenis mundial. Desde John McEnroe hasta, lógicamente, Djokovic. Que el 2 de mayo, en una entrevista con el diario L’Equipe, se sinceró: “Me rompe el corazón. Es un viejo amigo, me entrenó durante tres años. Lo considero alguien importante en mi vida, alguien que contribuyó a mi éxito en mi carrera. No comentaré el veredicto, no es mi papel, pero como amigo lo siento mucho por él. Espero que logre superar este período en prisión y que cuando salga pueda retomar una vida normal, si es que eso es posible después de estar en prisión. Espero que te vaya bien en cuanto a su salud, en particular su salud mental, que será su mayor reto”, dijo.
Ya en Wimbledon, la imagen de Becker sigue rondando la cabeza de Djokovic. Entre los dos ganaron nueve veces en el All England: tres títulos para Boris, el primero de ellos en 1985, con sólo 17 años, para ser el más joven campeón de la historia del torneo; seis festejos para Djokovic sobre la hierba londinense. Mucha gloria sobre sus hombros. Demasiado sentimiento que movilizó al serbio a tener presente a los afectos de Becker. Al punto de que invitó a ver sus partidos a los hijos que Boris tuvo con la modelo Barbara Feltus, su primera mujer: Noah y Elias.
El miércoles, luego de vencer al australiano Thanassi Kokkinakis, en el box de Djokovic estuvo Noah Becker. Y en la conferencia de prensa posterior le preguntaron a Nole:
-Hablaste en Roland Garros de que te acercarías a Boris Becker. Me preguntaba qué has podido hacer en ese sentido con él. También su novia y Noah estaban en su palco. ¿Qué tan importante fue hacerles ese gesto a ellos, y a través de ellos a él?
“No me he estado comunicando directamente con él, pero sí a través de ellos. Estoy muy contento de haber recibido a su novia y a su hijo, Noah, y también a Elias. Noah y Elias van a visitar a Boris creo que en los próximos días por primera vez desde que fue a prisión. Sólo he estado tratando de brindar apoyo a las personas que lo rodean, a sus personas más cercanas, a los miembros de su familia, porque considero a Boris realmente un miembro de la familia, alguien a quien aprecio, respeto y quiero mucho”.
“Hemos pasado por mucho juntos durante estos tres años de colaboración. Nuestra relación se remonta incluso antes de eso. Por supuesto, después de que terminamos nuestra relación profesional, siempre nos mantuvimos cerca, él con mi equipo, con mis agentes, con mi familia. Por supuesto, me rompe el corazón ver lo que le está pasando. Sólo puedo imaginar lo difícil que es para los miembros de su familia. Entonces, por supuesto, este es un pequeño gesto de amistad para invitarlos. Él sabe y ellos saben que siempre pueden contar conmigo para cualquier apoyo o ayuda que les pueda brindar”.
Este viernes, en ocasión del partido con su compatriota Miomir Kecmanovic, en el box de Nole estuvo Elías Becker junto con la actual pareja de Boris, Lilian de Carvalho Monteiro, la mujer que lo acompañó durante las audiencias en el tribunal de Londres. Fue una jornada muy especial, ya que por primera vez Noah (28 años) y Elías (22) visitaron a su padre en la prisión de HMP Huntercombe, en Oxfordshire, en las afueras de Londres.
La segunda exesposa de Becker, Lily, con quien tuvo una relación durante 13 años y un hijo (Amadeus), confirmó la visita a la cárcel de Noah y Elias. Y aclaró: “Boris está bien, yo estoy bien, todos estamos bien. No hay nada de qué preocuparse”.
Mientras tanto, en la cancha central de Wimbledon, a la vez que Djokovic se aseguraba el pase a los octavos de final, un aficionado levantó simbólicamente un cartel con la leyenda: “Boom Boom, Wish you were here. Stay Strong. Nole Fan”. Boom Boom era uno de los apodos que tenía Becker en sus tiempos de jugador, por su condición de tenista explosivo. Y el mensaje de “Ojalá estuvieras aquí. Mantente fuerte” quizá no sea sólo de un simple fan de Djokovic. La historia de ambos, relacionada con Wimbledon, con la atmósfera de esa cancha central, sigue siendo muy fuerte.