La Argentina está obligada a vencer el local, al que dirige Julio Lamas.
TOKIO.– De la debacle ante Eslovenia a un cambio de imagen en la derrota frente a España por 81-71. Hasta ahora, el básquetbol argentino no esbozó sonrisa alguna en el transcurso de Tokio 2020 y la mala performance hacía pensar que podía despedirse muy temprano. Pero ahora abriga una esperanza gracias a la combinación de resultados que se dieron en otros grupos: este domingo, a la 1.40 de nuestro país, el equipo al que dirige Sergio Hernández jugará su último partido del grupo C, contra Japón. En caso de ganar, se asegurará su ubicación como uno de los dos mejores terceros, los que avanzan a los cuartos de final.
En primer lugar, la Argentina debe ocuparse de ganarle a Japón, tarea que no será sencilla. Es un equipo que creció mucho de la mano del argentino Julio Lamas en la conducción y que tiene dos jugadores de la NBA muy determinantes, como Rui Hachimura (2,03m), de Washington, y Yuta Watanabe (2,06m), de Memphis. Un dato favorable es que el pivote norteamericano, nacionalizado japonés, Gavind Edwrads, se lesionó el hombro derecho y no podrá actuar ante la Argentina. Pero lo más importante para la selección es que sólo debe enfocarse en ganar el partido, sin necesidad de preocuparse por el margen.
La ayuda de los Estados Unidos
La ayuda fundamental que recibió la Argentina fue la amplia victoria de los Estados Unidos, que superó por 35 puntos a República Checa (119-84).
Si la Argentina pierde, naturalmente quedará eliminado. Si gana, para ser el mejor tercero (algo que sólo cambiaría su designación en el sorteo), necesita ganarle al menos por al menos 13 puntos, para superar a Alemania (-16), el tercero del Grupo B. En este momento nuestro seleccionado está en -28. República Checa ya está eliminado (-49). Si gana por entre 1 y 12 puntos, nuestra selección será la segunda entre los terceros de mejor rendimiento.
La situación también favoreció a los japoneses (-46), porque si le ganan a la Argentina también estarán clasificados sin importar el margen.
El primer tiempo del partido entre norteamericanos y checos fue muy parejo. El margen con el que Estados Unidos se fue al descanso fue nada más que de cuatro puntos (47-43). La imposición de los europeos de un juego interior intenso, complicó muchísimo a los NBA. Pero en la segunda mitad se les “abrió” el aro para los tiros de tres puntos (terminaron con 20 de 42 triples) y en la delegación argentina llegó la tranquildiad. Jayson Tatum, con 27 punyos, y Kevin Durant, con 23, fueron los goleadores del partido.
El nuevo sistema
El nuevo sistema del básquetbol tiene muchos cambios. En el pasado jugaban dos grupos de seis equipos y los cuatro mejores se cruzaban, según su ubicación con los rivales de la otra zona. Pero en los últimos certámenes hubo fuertes sospechas de que varios seleccionados, de manera antideportiva, se dejaron ganar para evitar rivales o elegir cruces que consideraban más favorables. Primero fue España el equipo que sufrió derrotas inesperadas ante rivales que se suponía inferiores (en Londres 2012) y luego Lituania (en Río 2016).
Para eliminar esas prácticas tan cuestionables, la FIBA definió este nuevo formato con tres grupos de cuatro países que, además, tiene varios condicionamientos. El primero, es un sorteo. Los ganadores de grupos y el mejor segundo (EE.UU), irán a uno de los bombos del sorteo. Los dos peores segundos, más los dos terceros, irán al otro.
Los equipos que ya jugaron en la primera rueda, no pueden volver a cruzarse. Y el mejor segundo jugará obligatoriamente con un segundo clasificado (es decir que EE.UU. será rival de Italia, España o Eslovenia). Por su parte, si la Argentina logra vencer a Japón, podría enfrentarse únicamente con Francia (primero del Grupo A) o Australia (primero del Grupo B).
La mala noticia: se lesionó Garino
El día después de la caída ante la bestia negra en el Saitama Arena sirvió para rearmarse, pero llevó otra mala noticia: Patricio Garino tiene una lesión del bíceps femoral en su tercio medio, según reveló la resonancia magnética en el muslo derecho. A la espera de su evolución, la certeza es que la selección se enfrentará con Japón con todos los otros resultados definidos, por lo que cuando pise la cancha ya sabrá qué necesitará en pos del pasaje a los cuartos de final de los Juegos Olímpicos. Evidentemente, la Generación Dorada quedó como un bello recuerdo y el subcampeonato mundial de China 2019 es un registro que poco tiene que ver con el momento del equipo. Ahora es pico y pala, sangre y sudor, sin margen para ir más allá de la furiosa actualidad.
Quedó patente aquella imagen de Facundo Campazzo frente a España rompiéndose la camiseta después de la quinta falta (expulsión automática), un símbolo de la impotencia que provocó el rival. Pero de a poco, de regreso a la concentración, la bronca fue diluyéndose y renació cierto optimismo. Como el de Luis Scola, que ciertamente no regala sonrisas ni fantasea con escenarios que no existen. “Jugamos un buen partido ante España y se ve claramente una línea ascendente. Contra Japón necesitamos jugar bien”, mencionó el capitán.
En estos días de aflojar los músculos antes del cierre de la zona C, la intención ha sido pensar en cómo mejorar y encontrar recursos que apalancaran a esta selección hacia otra dimensión. El propio Scola asegura que hoy la Argentina está por debajo de los máximos candidatos del torneo olímpico, pero toma como referencia la actuación frente a España para creer que no todo está perdido. El Nº 4 aspira a que lleguen a los cruces decisivos y “competir”, rasgo que ha caracterizado a esta selección por tantos años en los que él fue un protagonista central.
Sin embargo, perdura una cuestión del equipo con la que Scola no negocia y que definitivamente le hace ruido. Lo preocuparon algunas actitudes individuales que no se condicen con el ADN que supo autogenerarse este equipo. “Estamos tomando algunos hábitos que no son tan buenos para un equipo que quiere ganar. Por ahí nos convertimos en demasiado protestones. Tuvimos demasiado flopping [término que en la NBA alude a simulación de faltas] y por algunas de estas protestas no se bajó a defender. Ésos son hábitos de equipos chicos, de equipos malos, que nosotros habíamos eliminado y que ahora volvimos a tener”, señaló tras la segunda caída consecutiva en Tokio.
Según Scola, no hay dobleces: “Podés ganar o perder y pasará una de las cosas en el próximo partido frente a Japón; eso nos pondrá en un lugar que todavía no sabemos cuál va a ser. La realidad es que hay un nivel de comportamiento y de respetar esta profesión que inculcamos. Lo trabajamos durante muchos años y no podemos perderlo”. El futuro de la selección quedó circunscripto a los números, pero también a una levantada en el rendimiento.
Fuente:Gastón Saiz LA NACION – Fotos: THOMAS COEX – AFP -Eric Gay – AP – Eric Gay – AP – LA NACION Deportes