Cuando salió del cine de ver a Michael Jordan jugando con Bugs Bunny en la película Space Jam , les dijo a su mamá y a su papá que quería jugar al básquet . Tenía siete años cuando agarró su primera pelota en Deportivo Morón , gracias a un cartel pasacalles que invitaba a los chicos a ser parte de una escuelita en una cancha que estaba un poco sucia, pero que le dejó los mejores recuerdos. «El primer día ya había hecho un amigo. Como creo que no me había pasado en ningún otro momento en mi infancia, ese día lo tengo grabado», cuenta Nicolás Laprovittola desde España.
Más de veinte años pasaron, y ese chico que salió del cine tan entusiasmado se convirtió en base de Real Madrid, fue elegido como MVP (jugador más valioso) de la temporada pasada y también en dos finales en Brasil, y el año pasado se destacó en la selección argentina que ganó la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Lima. Además, fue subcampeón mundial en China y hasta llegó a la NBA, donde fue compañero de Manu Ginóbili en San Antonio Spurs. ¿Qué más?
Este año incursionó en el universo de los podcasts: Hola! Qué tal, cómo estás? está dentro de los primeros 30 más escuchados de la Argentina en el ranking de Spotify y es el segundo en la lista de Apple Podcast si se toma en cuenta la categoría deporte. Logró números que lo sorprendieron, y en el caso del episodio con Manu Ginóbili como invitado, llegó a las casi 18 mil reproducciones. Ahora está sumando un canal de YouTube, quiere que el programa no quede solamente en un podcast, pero sabe que empezó con ese formato y siempre va a estar ahí para que la gente lo escuche.
-¿Cuándo se te ocurrió hacer un podcast?
-Surgió escuchando otro podcast y oyendo también a deportistas de otros países tener sus propios programas. En Estados Unidos es bastante usual, hay varios jugadores de la NBA con sus podcasts, con sus proyectos, y creo que era algo que podía explotar en Argentina. La idea es que el deportista muestre otra cara y que llegue a la gente de una manera diferente, sin la entrevista con el cassette puesto. Empecé un poco con esta idea de querer mostrar una cara del deportista a la hora de opinar de actualidad, un poco de lo que sea, de lo que tengamos ganas de hablar, y surgió antes de la pandemia. Después, nos volcamos más a lo que son entrevistas y a conocer otro tipo de personalidades o gente amiga.
Su coequiper en esta aventura es Germán Beder. «Yo confío en Germán, es mi amigo, es periodista, es escritor, es una persona que a mí me gusta cómo se expresa, el humor que tiene, coincidimos en muchas cosas, entonces me parecía la persona con la que mejor iba a complementarme, a armar un dúo un poco divertido y a la vez un poco serio», dice con convicción. Y esa relación que tienen se pone de manifiesto en cada uno de los quince capítulos que componen la primera temporada de Hola. y que fueron publicando con rigor cada semana.
Se conocieron cuando Germán le hizo una entrevista y Nicolás estaba jugando la Liga Nacional, en Corrientes. Después, él fue nombrado jefe de Prensa de Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) y pasaron cinco años en la selección trabajando juntos. «Ahí forjamos una amistad muy linda. Él dejó una huella en en la CABB, no solo con los jugadores, sino también con el cuerpo técnico, en la institución. Es una persona muy querida y tiene un sentido del humor raro, era la persona con la que siempre pensé un proyecto así».
La química es evidente, y creo que la naturalidad de una charla entre amigos es el denominador común de los diferentes episodios, que tuvieron como protagonistas, como era esperable, a varias figuras del básquet, pero también a deportistas de otras disciplinas, como la nadadora Delfina Pignatiello o la judoca y médica Paula Pareto. También incursionaron con invitados del universo del arte, el humor, las matemáticas.
-¿Qué expectativas tenías con algo tan diferente del básquet?
-Bueno, no creemos que seamos un éxito. Desde el primer día seguimos métricas e intentamos ver qué rango de gente nos escucha y superamos todo tipo de expectativas. También tuvimos un nivelazo de invitados en esta primera temporada. Tuvimos, por ejemplo, a Manu Ginóbili, Luis Scola, Adrián Paenza, Sebastián Wainraich, Roberto Moldavsky, de distintas edades, de distintos rubros. Queremos un poco de diversidad, no solamente encajarnos en el básquet, si bien creemos que la gente del básquet es la que más nos sigue y más nos escucha, porque es nuestro nicho, es donde mejor nos movemos, pero queremos ir más allá.
-Ya terminaron la primera temporada, que fue en cuarentena. ¿Cómo siguen en la segunda temporada?
-Lo estamos analizando. Obviamente, nos interesa mucho el lado del deportista, pero también queremos abrirnos a otras cosas. Todo sucedió en la cuarentena y creo que eso nos ayudó, porque mucha gente necesitaba contenido, algo para escuchar. Germán sigue estando en Buenos Aires y yo, en Europa. No va a cambiar mucho la manera en la que organicemos las cosas. Lo que sí estábamos pensando ahora es en explotar el canal de YouTube. Creemos que puede ir algo más interesante, con video, y que todo esto se vuelque en el podcast. Y ver si podemos crear algo que sea divertido, con lo que la gente la pase bien. Por ahora todo está yendo muy bien, lo estamos disfrutando mucho. Queda seguir por ese camino.
Su carrera lo llevó a vivir en lugares tan diversos como Brasil, Lituania, Rusia, Estados Unidos, España. Obviamente, en algunos lugares la experiencia fue mejor que en otras, en algunos lugares se sintió más cómodo que en otros. «Eso es normal. En todos los lugares intenté conocer las ciudades, su cultura, sus tradiciones, sus idiomas, las comidas sobre todo, me gusta todo el tiempo probar cosas nuevas», cuenta desde el verano europeo, ya de vacaciones después de la final tipo burbuja sanitaria de la Liga Española.
La compañía de Delfi, su novia, fue fundamental para afrontar tantos cambios. Dice que ella no tiene miedo, que siempre lo bancó y que se anima incluso más que él a instalarse en otros países. España es el lugar donde mejor se siente, donde mejor está y donde más conoce la liga. «Con 30 años, haber conocido tantos lugares, tantas personas, tantas maneras de ver el básquet me pone contento. A otros les gustará quedarse en un mismo lugar o jugar siempre en el mismo equipo. A mí me tocó esto, elegí esto y la verdad es que estoy muy feliz con la carrera que estoy teniendo».
Cuando le tocó Brasil, dice que el básquet allí no era muy conocido, pero se animó a ir igual. «Muchos dudaban y me salió bien. Me animé también a ir a Lituania, a Rusia, siempre con la misma convicción, el mismo hambre y con la misma seguridad de que me iba a ir bien en todos lados, y a veces no resultó tanto. Sí es más difícil estar en Lituania o Rusia, porque son países con idiosincrasias muy diferentes a la nuestra. Ven las cosas de otra manera, desde otra perspectiva, tienen otra historia», reflexiona.
-¿Qué rol tuvo la psicología deportiva en tu vida?
-Siempre fui bastante introvertido y medio reacio a hacer terapia o a hablar con alguien. En Rusia, donde no la pasé muy bien, especialmente en lo deportivo, entendí que necesitaba alguien para descargarme. Un poco Delfi me empujó a animarme y hoy sigo trabajando con mi psicólogo, que me sigue, me ayuda a la hora de tomar decisiones, de prepararme para los partidos. Me ayudó mucho a levantarme después de estar en Rusia, de no sentirme bien, me llevó a confiar mucho en mí y en mi juego, a volver a estar muy bien. La verdad es que estoy agradecido y hoy lo recomiendo, creo que es algo que puede ayudar mucho y que hoy en día está muy valorado.
-En el capítulo en el que invitaron a Luis Scola hablaron de la mente, entre otros temas. ¿Qué rol tiene la mente para vos como jugador?
-Creo que la cabeza es un poco la que controla todo. Físicamente, hoy no soy ni el mejor jugador ni el más fuerte ni el más rápido. Y sin dudas, por la experiencia que tengo y por las cosas que pasé, hoy siento que tengo una buena cabeza. Para poder llegar lejos, uno tiene que estar bien centrado y saber qué es lo que quiere, cuáles son los puntos fuertes de uno, los puntos débiles.
-¿Cómo se vive el básquet en Europa, a diferencia de la NBA y de Argentina?
-En Europa es mucho más parecido a lo que se vive en Argentina. Acá en España, tenemos la presión de ganar todos los días, de jugar cada tres días, está bueno. Jugamos dos ligas al mismo tiempo, la Euroliga y la Liga Española. Uno tiene que estar enfocado en dos torneos al mismo tiempo, hay mucha presión, si bien la infraestructura o la inversión económica no es semejante a la NBA. Acá cada partido importa, cada pelota importa, cada defensa, cada ataque… A diferencia de lo que pasa en la NBA, donde al tener tantos partidos y tantos jugadores, se pierde esa competitividad hasta la hora de llegar a los playoffs. Entonces, en Europa se vive con mucha más adrenalina, con mucha más pasión desde el primero hasta el último día de la temporada.
-¿Cómo fue tu experiencia de jugar en la NBA, fue lo que imaginabas?
-Fue mucho más de lo que imaginaba. Fue también una experiencia que tal vez no esperaba para mi vida, pero surgió la oportunidad, la tomé, y resultó muy buena. Si bien fue corta, jugué la primera parte de la temporada y después volví a Europa, pero la verdad es que fue una experiencia única, que no voy a olvidar. Me sirvió mucho, me puso en otro nivel también a la hora de volver a jugar a Europa. Me enriqueció muchísimo en todo sentido.
Cuando llegó a San Antonio, fue Manu Ginóbili el que personalmente fue a buscar a Laprovittola y a Patricio Garino, el otro argentino que compartió plantel en el equipo de Texas. En la charla del podcast, Nicolás aprovechó para agradecerle a Manu públicamente ese gesto, y le preguntó qué pensaba al respecto. Casi como si estuvieran hablando sin oyentes, con esa intimidad que tanto caracteriza al formato del podcast, Manu le contó que estaba muy ilusionado con su llegada, y que creyó que era una oportunidad genial de tener dos personas que, si bien no eran cercanas todavía, podían llegar a serlo. Recordó que con 39 años y en otro período de su carrera, pensando más en ser mentor que en ganar y ser determinante, se emocionó mucho. Y que una manera de abrirles los brazos era yéndolos a buscar.
-¿Cómo es ser parte de la nueva generación después de la Generación Dorada? ¿Qué aprendiste de jugar con Scola, Ginóbili, Chapu Nocioni…?
-Tuvimos la suerte de compartir equipo con jugadores de la Generación Dorada. Hoy compartimos con Luis Scola y nos guía, todavía seguimos aprendiendo de él y de los valores que ellos nos pasaron. Sobre todo, el compromiso, el sacrificio, el trabajo, el no achicarnos ante nadie, el hecho de ser solidarios, de querer ser parte de la selección argentina. Creo que eso nos ayudó mucho a poder tener éxito hoy en día, como fue llegar a la final en China, cuando muchos dudaban de lo que podíamos conseguir. Revolucionamos el básquet argentino. Nosotros queremos que nos valoren por lo que somos, que crean que también podemos ser exitosos con esta generación. Queremos crear nuestra propia historia.
La palabra con la que más se identifica en relación con la Generación Dorada es el compromiso con la selección. «No veo en ningún otro equipo del mundo el compromiso que tuvo la Generación Dorada en su momento y que nosotros tenemos hoy. Creo que en eso somos los número uno y por eso la gente se identifica con nosotros. Hemos hecho viajes muy locos para poder jugar algún partido».
-¿Cómo te ves de cara a los Juegos Olímpicos? ¿La demora por la pandemia les juega en contra?
Nosotros irrumpimos en el Mundial de China 2019 y dimos una sorpresa. Entonces, no sé si el retraso de un año de los Juegos Olímpicos nos juega a favor o en contra. Eso lo sabremos el año que viene. Para nosotros, es fundamental hacer el mismo trabajo, que tengamos las mismas ganas de jugar juntos que tuvimos en China. Eso nos va a llevar a ser exitosos, a ser el mejor equipo posible para nosotros.
Ser un equipo. De eso se trata para Laprovittola, que fue MVP en más de una oportunidad. «Que te den un premio así es algo que te va a quedar grabado para toda la vida. Es un premio muy importante, pero es un premio individual, y al básquet jugamos de a cinco, entonces creo que es un premio en el que uno tiene que agradecer sobre todo a los compañeros, al entrenador, a la gente que te llevó a estar en ese nivel».
Cada vez que viene a Buenos Aires, intenta contactarse con Martín Coullery, su primer amigo del Deportivo Morón. O con la gente del club. «Los llevo en el corazón». Jugó diez años con esa camiseta, hasta que llegó al último año del colegio y se cambió de equipo. Muchas veces va a entrenarse a ese club con sus hermanos: uno de ellos sigue siendo parte del equipo y juega ahí hace veinte años.
«De chico, mi idea era vivir en Europa. Cuando empecé a jugar al básquet, quería jugar en la Euroliga y hoy estoy en la Euroliga. Estoy en un momento espectacular, que intento disfrutar todo el tiempo. Tengo a la gente que me acompaña, tengo a mi familia, tengo a Delfi. No cambiaría nada de todo el camino, por todo lo que pasé hasta llegar acá. Tal vez, si hubiese estudiado un poquito más, estaría mejor. Terminé el colegio, podría haber estudiado algo más, pero no le pude cumplir el deseo a mi madre [la exdiputada y presidente del partido GEN, Margarita Stolbizer]. Hoy estoy feliz. Estoy en el lugar que creo que siempre quise».