Luis Belloso recuerda dos cosas que avalan el esfuerzo que hizo.»Una vez hicimos ravioles caseros para comprar gomas y a lo de Berta llegué a dedo».
Luis Alberto Belloso, más conocido como el Pejerrey Belloso, nació en la ciudad de Zarate. Desde chico, su pasión pasaba por los autos de carrera. Con dedicación, trabajo y con mucho sacrificio logró hacer lo que soñaba. Correr en autos. Consiguió ser campeón de la Fórmula Renault, fue parte de la gloriosa época del TC 2000 y fue uno de los preferidos de Oreste Berta. En dialogo con Carburando, el Peje contó cómo llegó al Mago de Alta Gracia y todo lo que tuvo que hacer para correr
Correr en dos categorías
“Luego de haber salido campeón de la Fórmula Renault, en 1988, compro una Renault Fuego para correr en el TC 2000. Pero como mi viejo quería que, después de tanto sacrificio para lograr el título, pintemos el uno en el auto. Le hice caso, corrí tres o cuatro carreras las dos categorías”.
Su llegada a Berta
“En mis inicios del TC 2000 renegábamos mucho con los motores. Se nos rompían mucho y me cansé. Encima no tenía un peso. Fue por eso que tomamos la decisión de llevarlo de Oreste Berta. Ahí tuve mi primer contacto directo. Antes lo había visto en un box en una carrera de F3 Sudamericana.
Recuerdo que el día que le llevé el motor lo hice en una camioneta prestada y me volví a Zarate. A los pocos días me llaman para decirme que lo único que servía de lo que le había dejado era la tapa de cilindros. Yo me quería morir porque estaba muy complicado de plata aunque no me quedaba otra que encarar. Llega el momento de ir a San Jorge a a correr pero no me termina el motor y me presta uno del equipo oficial. A la siguiente me entregó el mío, hecho a nuevo, y volaba.
A partir de ahí mi relación empieza a crecer porque iba y venía a su taller a llevarle el motor. En ese entonces tenían el equipo de F3, se baja uno de sus pilotos, y me invitan a mí. Al enterarme el costo que tenía correrlo les dije que no contaba con ese dinero y que era imposible. Cuando me estoy por ir me llama Berta y me pregunta cuanto podía juntar. Le dije que muy poco pero me pidió que le diera para adelante. Junte unos pesos y le dije a Cachi Scarazzini, que estaba con Oreste, que solo juntaba, en ese tiempo, $2.500 de los $10.000 que salía. Más tarde Cachi me llama y me dice que Oreste quiere hablar conmigo. Como yo no tenía un vehículo acorde para salir a la ruta, me llevaron hasta Campana y ahí me tome un colectivo a Alta Gracia. Cuando llegue me baje en la rotonda de la entrada y me fui a dedo hasta el taller del Mago. Ahí me dicen que íbamos a probar al Cabalén el F3. Era un sueño. En mi vida había tenido un ingeniero y pasé a que me atendiera el mejor. Llegó el momento de correr y fuimos a San Juan. El Mago me bancó todo. Clasifique quinto y cuando venía tercero me engancho con Augusto Cesario. Después fuimos a Porto Alegre y terminé segundo».
El momento de la sorpresa
“Me acuerdo que un día recibo una llamada de Alta Gracia y me dicen que me tengo que presentar para hacer una prueba. Me vuelvo a tomar el colectivo y llego al taller. Cuando entro veo que los autos de F3 están desarmados. Me sorprendo. Pregunto qué pasa y me dicen ahora te llevan al autódromo, allá te están esperando. Fuimos y cuando entro a la zona de boxes veo todo lo que soñé en mi vida. Estaba todo el equipo Renault de TC 2000 con las dos Fuego. La de Juan María Traverso y la de Miguel Ángel Guerra. Al rato llega Oreste y me dice que quiere que gire en los autos. Termina la actividad, no me dicen nada, y me vuelvo en colectivo para mi casa. A los dos días me llama Berta y me confirma que me voy a convertir en el piloto de pruebas de todo el equipo. Recuerdo que le dije que no tenía plata pero haría todo lo que estaba a mi alcance”.
El regalo y la radicación en Alta Gracia
“Ya en su estructura, el Mago me regala el casco de la Fuego negra que había utilizado el Flaco. Estaba desarmada y empecé a trabajar para dejarla lista. Me llevaba 30 días. Fue ahí donde tomamos la decisión de venirnos a Alta Gracia. Ya hace más de 30 años que estoy acá. Al principio vivía en la casilla rodante, que la tenía ubicada en el patio de la Fortaleza, con Graciela, y comíamos en el comedor del taller. Vivimos un par de meses así hasta conseguimos una casa. Por eso siempre digo que Oreste Berta es mi segundo papá”.
Su primera victoria
“La primera carrera que gano fue en Rafaela. Ese domingo tenía vía libre por parte del Mago y no levante. Se la gano al Flaco que se calentó con el equipo y no fue al podio. Se bajó del auto y se fue. Al margen de eso yo siempre entendí cuál era mi rol e hice lo que tenía que hacer”.
Los ravioles caseros
“Cuando corría en la Fórmula Renault había que juntar plata para comprar todo. Un día mi mamá, mi tía y Graciela hicieron ravioles caseros para 120 personas. Hicimos la cena en el taller y con ese dinero compramos el juego de gomas”.
Zarate en el corazón
“La gente de Zarate la llevo en mi corazón. El respaldo que hicieron para conmigo fue increíble. Soy un agradecido por todo lo que me brindaron».
Fuente: Mauricio Mansilla – Carburando / JR – www.actualidaddeportiva.com.ar – Fotos Carburando