Francisco Cerúndolo es un tenista con otras inquietudes más allá de la raqueta. Mientras compite por el mundo, el argentino de 22 años estudia para obtener la Licenciatura en Management con orientación en Economía y Finanzas, y rinde materias en forma online. Claro que su prioridad es el tenis y sueña en grande, como también lo hace su hermano de 19 años (Juan Manuel; 339°) y como lo hizo su padre (Alejandro, el Toto; estuvo entre los mejores 310 en 1982). Batallador y creativo dentro del court, comenzó la temporada en el puesto 241° y, con tres títulos del Challenger Tour en los últimos dos meses (Split, Guayaquil y Campinas, este domingo), finalizará el inusual 2020 entre los mejores 140 del tour. Un dato más que ilustra su evolución: hace exactamente dos años era 571°…
Cerúndolo, entrenado por Wally Grinovero, padeció la cuarentena. Sólo pudo dedicarse a hacer ejercicios físicos y sufrió una lesión de muñeca y tendinitis en una pierna. Rehabilitado, pero sin confianza, él, su hermano, Tomás Etcheverry (257°) y Andrés Dellatorre como coach, decidieron viajar a Europa en agosto para empezar a competir. En los primeros torneos obtuvo pobres resultados. «No tenía ritmo, me costó adaptarme», contó, después.
Pero poco a poco fue recuperando la memoria tenística. A fines de septiembre alcanzó, en Sibiu, Rumania, su primera semifinal de Challenger. En el torneo siguiente, llegó a la definición sobre el polvo de ladrillo de Split y se desahogó al conquistar su primer trofeo de la categoría, venciendo a un jugador mejor clasificado como el portugués Pedro Sousa, finalista del último ATP de Buenos Aires. Tras otro desafío en el Viejo Continente (cayó en la 1ª ronda de Barcelona), regresó a Sudamérica y, en su primera estación, en Guayaquil, volvió a celebrar.
«Me encantaría poder cerrar el año en el Top 150», confió el tenista diestro y de 1,83 metro, antes de marcharse de Ecuador, donde batió en la final al eslovaco Andrej Martin. Lima fue el desafío siguiente, pero se despidió en los cuartos de final. Y viajó a Brasil para cerrar el año en la décima edición del «Campeonato Internacional de Tenis» en Campinas, una ciudad del estado de San Pablo. Y, como séptimo favorito, terminó encumbrando el trofeo al derrotar al primer cabeza de serie, el español Roberto Carballés Baena (102°; 72° en 2018; 27 años), por 6-4, 3-6 y 6-3, en dos horas y 14 minutos. El porteño embolsó un premio de 7200 dólares y 80 puntos para el ranking de la ATP.
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Disciplinado y con espíritu de lucha, «Fran» Cerúndolo es, junto con el español Carlos Alcaraz (la mayor promesa del tenis de ese país), el jugador con más títulos del Challenger Tour en la temporada, con tres. Además, con 23, es el segundo jugador con más victorias en la categoría, detrás del ruso Aslan Karatsev (obtuvo 27).
Cerúndolo, el sexto argentino en ganar en Campinas, estuvo a un punto de quedar eliminado en los octavos de final ante su compatriota Facundo Mena, pero finalmente se terminó imponiendo por 4-6, 7-5 y 7-6 (7-0). «Es increíble. En la segunda ronda no jugué bien, Mena me puso muy difícil el partido, me hizo jugar mal, pero logré mantener la cabeza firme. Salvar un punto de partido y luego terminar la semana con el trofeo es increíble», expresó el hincha de River, cuya hermana, María Constanza, es jugadora de hockey sobre césped del Belgrano Athletic Club y las Leonas.
«Terminar el año entre los 140 del mundo no estaba en mis planes; es una locura. Ahora voy a volver a la Argentina a descansar, festejar con mis amigos y mi familia y luego empezar a pensar en las metas y el calendario del próximo año», expresó, radiante. Cruzó una barrera, pero no se conforma y, sin dudas, irá por más.