La Argentina sacó un triunfazo en Venezuela. No por la importancia del partido, no por la magnitud de las figuras, pero sí por una remontada digna de recuerdo que, además, estimula la confianza en el recambio en la selección de básquetbol. Perdía por 14 puntos (53-39) a un minuto y medio del cierre del tercer cuarto, en un encuentro de bajo goleo y mucha marca. Pero en el último período arrasó con un 26-13 parcial y terminó imponiéndose por 69 a 66, en la quinta fecha de la eliminatoria para el Mundial Filipinas-Indonesia-Japón 2023, que continuará este domingo con la visita a Panamá. Lo hizo con un Facundo Campazzo descomunal en esa etapa, y al cabo, en el partido todo: el base que estaría por marcharse de Denver Nuggets dominó el juego en el momento crucial y totalizó 29 puntos.
Lo del cordobés en los 10 minutos decisivos fue imponente en la “caldera” que era el gimnasio Luis Ramos, de Puerto La Cruz, llena de hinchas venezolanos. La Argentina, que había perdido nada menos que 13 pelotas en los primeros tres cuartos, entró 10 tantos abajo (53-43) al último y Campazzo, que no venía mal en la noche, se puso incandescente. La pelota fue de él, y de su mano derecha salieron a borbotones triples y tiros libres, que, por cierto, no están entre sus especialidades. Pero a más temperatura deportiva, más líder fue el número 7.
Compacto de la actuación de Campazzo vs. Venezuela
Por ejemplo, con el tiro de tres puntos con el que el seleccionado pasó a ganar (54-53) a falta de 7m50s minutos. El ex jugador de Real Madrid tenía la bola con poco tiempo en el reloj de tiro y embocó desde la derecha para, por fin, dejar atrás en el marcador a Venezuela, que había estado al frente ampliamente desde el tramo inicial (22-10 a fines de ese período). El actor más bajo de la cancha era el más grande, el que ponía las reglas. Con un triplazo desde lejos de su capitán, que volvió a su posición sonriendo y sacudiendo la cabeza, el cuadro visitante estableció un parcial de 21-0 y pasó a estar 60-53 arriba. Una sorpresa, algo salido de libreto: era el mismo conjunto que venía sucumbiendo ante una virtud clásica venezolana, la defensa.
Dirigido por un disfónico Néstor “Che” García, el equipo blanco cometía un error tras otro, sobre todo, en los pases. Muchos fueron cortados por los dirigidos por otro argentino, Fernando Duró. Que quizás no haya acertado en la estrategia de bajar el ritmo y estirar las posesiones en el cuarto final, para bajar aun más el goleo. Y “hacer tiempo”. Venezuela se apretó demasiadas veces contra el cronómetro de tiro, al que tantas veces había burlado con dobles o triples que derrotaban la campana. Pero tiró demasiado de la cuerda.
Y el visitante se despertó. La alarma encontró más despabilado que nadie a Campazzo, que comandó todos los ataques de la que pareció una formación titular a pesar de lo “rotativo” que es el plantel: Campazzo, Leandro Bolmaro, Patricio Garino, Juan Pablo Vaulet y Marcos Delía. Carlos Delfino estuvo en la alineación inicial (acertó un lanzamiento de tres puntos al principio), pero no protagonizó muchos minutos (17). Cabe recordar que faltaron dos figuras de la selección, Gabriel Deck y Nicolás Laprovittola, que por participar en la final de la liga de España hasta hace pocos días esta vez no fueron citados por el DT García.
Cuando el cuadro albiceleste sentía esas ausencias y sufría el desarrollo y el tanteador, surgió Campazzo para cubrirlas y ganar de atropellada. Hizo mucho: esos 29 tantos en 36 minutos, con 5/9 en triples y 12/13 en simples (1/5 en dobles), más 4 rebotes, 3 asistencias, 1 robo y 1 bloqueo (también, 4 pérdidas), para un +25 de valoración. Con semejante actuación y 13 puntos en el cuarto definitorio, el cordobés hasta pareció mandar un mensaje a la NBA: “No quiero irme de la elite. Ténganme en cuenta”. Es casi un secreto a voces que Denver Nuggets finalmente se desprenderá de él, y Facundo se convierte ahora en jugador libre, con total disponibilidad para negociar con cualquier franquicia. Real Madrid no termina de armar su plantel, esperanzado en un regreso de la superestrella con la que dominó España y Europa. Pero eso implicaría un retroceso en la carrera de Campazzo, que dijo más de una vez que se propone continuar en la mejor liga del mundo.
Un partido perdible, pero espectacularmente ganado gracias a él, en la eliminatoria mundialista no es medida, claro. De todas maneras, el pequeño número 7 hace todo lo que puede para llamar la atención y ser considerado para jugar entre los mejores del planeta. Como lo hizo, y con muy buenos momentos, durante dos temporadas.
Fuente: LA NACION – Fotos: Prensa FIBA – LA NACION Deportes – Video: Falta Técnica – You Tube – LA NACION Deportes