/El año de los maestros: la gran lección de Schwartzman y la conquista doble de Zeballos

El año de los maestros: la gran lección de Schwartzman y la conquista doble de Zeballos

Una temporada sin Wimbledon. Con Roland Garros jugándose en septiembre, en pleno otoño europeo. El US Open, a puertas cerradas y con un número 1 del mundo -Novak Djokovic- descalificado de la manera más insólita. Ni siquiera zafó el Abierto de Australia, jugado antes de la pandemia, pero sacudido por el humo de los incendios que afectaron a regiones cercanas al primer Grand Slam de 2020. El tenis masculino no escapó a esas demasiadas cosas raras para que todo pudiera seguir tan normal. Dentro de un año marcado por el Covid-19 hubo, sin embargo, razones de festejo para el tenis argentino. Y por el lado de los varones, dos jugadores hicieron historia: Diego Schwartzman ingresó en el Top 10 en singles y jugó el primer Masters de su carrera; en dobles, Horacio Zeballos terminó como número 3 del mundo -el argentino de mejor ranking en la historia en esta categoría- y llegó a las semifinales en el torneo de los ocho mejores, en Londres.

Schwartzman se aferró a las consignas que lo han acompañado a lo largo de su carrera. Nunca detenerse, buscar siempre algo más para mejorar, y así ganarse una oportunidad más para crecer dentro de los mejores de un planeta de altísima competencia. Hace poco más de un año llegó al número 11 y acaso cualquier otro se hubiera conformado: no el Peque, que conformó una campaña regular, consistente. Octavos de final en Australia, final en Córdoba, semifinal en Buenos Aires, final de Roma -con el memorable triunfo sobre Nadal en cuartos-, semifinal en Roland Garros -incluido un gran éxito sobre Thiem en cinco sets- y final en Colonia para ingresar en el Masters de Londres, el primer argentino desde 2013 en meterse dentro de la prueba que reúne a los ocho mejores del año.

El partido perfecto: Schwartzman derrotó a Rafael Nadal por 6-2 y 7-5 en Roma
El partido perfecto: Schwartzman derrotó a Rafael Nadal por 6-2 y 7-5 en Roma Crédito: AFP

¿Tuvo algún punto bajo? Sí, una caída prematura en Cincinnati y un adiós inesperado en el US Open en el estreno, ante Cameron Norrie, después de estar dos sets arriba. Llegaba cargado de ilusiones y sintió que el mundo se le venía abajo. «Si hay una imagen de 2020 a la que no quisiera volver sería a la foto que circuló luego de ese partido», admitió tiempo después, en referencia al momento que vivió en Flushing Meadows, cuando las cámaras de televisión lo tomaron en una de las suites del Arthur Ashe que recibieron a los preclasificados, con el torso desnudo y una mano en la cabeza, la mirada perdida, las zapatillas arriba de la mesa en la que estaba apoyado, desconcertado.

Fue, en cierto modo, un punto de partida: a partir de entonces, tras un par de cambios, empezaron a llegar los resultados positivos. «Ese día estuve muy golpeado, pero después me senté con Juan (Chela) y Marti (Orazi, su preparador físico), y corregimos lo que había que corregir, donde yo no me sentía cómodo. Era una situación nueva para todos, en medio de una pandemia, muchos meses sin jugar, y por ahí en mi afán de prepararnos bien nos pasamos de rosca», relató, tiempo después. «Durante cuatro meses estuve en hoteles, clubes, sin ver el sol en muchos casos (en los torneos indoor) ni caminar hasta el auto. Me pone muy orgulloso lo que pude lograr con lo difícil que fue estando este tiempo fuera de casa, viviendo encerrados y testeándonos. Me pone muy contento todo el esfuerzo, lo que fui mejorando y lo que pude remontar post pandemia», agregó sobre lo que vivió en la recta final de la temporada.

Schwartzman y Nadal, en el saludo en la red tras la victoria del argentino en el Foro Itálico
Schwartzman y Nadal, en el saludo en la red tras la victoria del argentino en el Foro Itálico Crédito: AFP

Le tocó cerrar el año sin victorias en Londres, es cierto. Como también era un escenario muy probable con los tres rivales que le tocaron: Novak Djokovic, Alex Zverev y quien sería el campeón: Daniil Medvedev. Los tres son superiores, hoy por hoy, en cancha dura y bajo techo. Disconforme, Schwartzman seguramente buscará la manera de achicar esa brecha, de estar más cerca de esos adversarios.

Dentro de su balance, no eludió un panorama global: «Es un poco raro, porque hay una mezcla de situaciones. En la Argentina y en el mundo hay un montón de cosas que fueron tan malas que es un poco extraño decir que yo tuve tantas semanas buenas y el mejor año de mi carrera. En lo deportivo, superé los objetivos que me había planteado desde hace varios años, cuando sentí que podía lograr mejores cosas en los Grand Slam, en los Masters 1000 y contra los mejores. Crecí en muchas cosas y fue un gran año en todo sentido para mí, que gané muchos partidos, en distintas superficies y sobre todo los que tenía que ganar». Competitivo al máximo, cuesta imaginar que Schwartzman se conforme con todo lo (muchísimo) que ya consiguió.

El español Marcel Granollers y Horacio Zeballos, con el trofeo de campeones del ATP 500 de Río
El español Marcel Granollers y Horacio Zeballos, con el trofeo de campeones del ATP 500 de Río Crédito: Archivo

En dobles, Zeballos hizo historia como el primer argentino en varones que ingresa en el Top 3 del ranking mundial de dobles -una categoría que tuvo como números 1 a Paola Suárez y Gisela Dulko-, además de ingresar en el Masters de la especialidad, en Londres, y con el español Marcel Granollers como compañero, con quien ganó el Masters 1000 de Roma y los torneos de Río de Janeiro y Buenos Aires. El zurdo marplatense terminó así con una ausencia argentina de 16 años en este certamen (desde Gastón Etlis y Martín Rodríguez en Houston 2004), además de llegar a las semifinales, aunque una lesión del jugador ibérico les impidió seguir adelante. Zebolla totaliza 16 títulos en dobles, y con esa cifra igualó a Guillermo Vilas como el argentino con más trofeos ATP por parejas. Alguna vez Top 40 en singles y campeón en Viña del Mar con un inolvidable triunfo sobre Rafael Nadal en la final, Zeballos, de 35 años, se reinventó y abrió otro camino más que propicio para su carrera.