/Batata Clerc x 100: el accidente que casi le cuesta la vida, las raquetas en el lago y la relación con Vilas

Batata Clerc x 100: el accidente que casi le cuesta la vida, las raquetas en el lago y la relación con Vilas

 A los 62 años, José Luis Clerc es fiel a su esencia, a la sonrisa fácil, a la broma que rompe el hielo. Fue número 4 del mundo en tiempos de leyendas -Borg, McEnroe, Connors, Vilas…-, hace casi cuatro décadas. Ganó 25 títulos, incluidos torneos tradicionales como Roma y Madrid, y junto a Guillermo Vilas llevaron a la Argentina por primera vez en la historia a la final de la Copa Davis, en 1981, aun cuando no se hablaban ni siquiera dentro de la cancha. Hoy, Batata reparte su tiempo entre su familia, las clases de tenis a beneficio -con las ganas intactas de enseñar y llevarles a todos el deporte que tanto ama-, y su trabajo como comentarista de ESPN. Un crack dentro de los courts; más grande aún como persona.

1.-¿Quién es José Luis Clerc?

-Soy una persona sensible, me gusta ayudar al prójimo. Como tenista, nunca supe cómo jugué. La gente me decía: «¿Tenés idea lo que le pegás a la pelota, la velocidad que le das?». Y la verdad que no tenía idea, nunca supe. Sólo sé que tuve constancia, que trabajé muy duro y que siempre le hice caso a todas las correcciones del Pato (Rodríguez).

2. -¿Quién te puso Batata y por qué?

-Torpe, era torpe. Me lo puso Charly Gattiker a los 10 u 11 años, porque jugando al tenis en San Fernando era lento y me caía. Crecí de repente, tenía las patas muy largas y no podía controlar esa estructura, entonces me decían «¡Eh, sos una batata!», como podrían haberme dicho «Sos una vaca, un chancho, un rengo o un tuerto», porque los chicos son crueles con esas cosas. Y quedó para siempre Batata. De hecho, si me gritan «José Luis» es muy difícil que me dé vuelta. Y si tengo que escribirle un mail a un entrenador que no conozco, para preguntarle sobre su jugador, arranco con un: «Soy Batata Clerc, fui tenista en tal y tal época…». Nunca me molestó el apodo y hoy me gusta, forma parte de mí.

3. -¿A qué se dedicaban tus padres?

-Mi viejo era el intendente de L’Aviron, un club de regatas en Tigre, y mi vieja cosía ropa. Yo acompañaba a mi viejo y solía pasar el día pateando una pelota en una canchita del fondo y un día agarré mi primera raqueta, una Máxima con banderitas pintadas. En L’Aviron no tenías muchas chances: o te subías a un bote o jugabas al tenis. Se ve que alguno le comentó a mi viejo: «Che, juega tu hijo, ¡eh!», y entonces el viejo se tuvo que comprar una máquina portátil de encordar, porque yo no paraba de cortar cuerdas. Siempre le tendré un cariño muy especial a L’Aviron, porque el tenis en esa época era de clase social alta, y yo no pertenecía claramente a esa clase, pero igual le permitieron al hijo de un laburante usar las instalaciones para jugar al tenis. De L’Aviron pasé dos años a River, donde conocí a Palito Fidalgo [que luego descubrió a Gabriela Sabatini], y a los 9 años jugué mi primer torneo en Deportes Racionales, donde tuve de profesor a Morganti.

4. -¿Tus hermanos siguieron otro deporte?

-Yo tenía un hermano, Juan Carlos, que falleció a los 27. Era ocho años más grande que yo. Se pegó un palo yendo de luna de miel en su Fiat 600 por la ruta 2 a Mar del Plata, después de su fiesta de casamiento. Yo venía de sufrir el accidente en el pie que casi me corta la carrera y estuve en su casamiento en muletas. Se fueron de madrugada, después de la fiesta, una locura total, y según dijeron los peritos, parece que se quedaron dormidos cuando salía el sol y se estrolaron. A mí me pegó muy duro, me preguntaba por qué le había pasado a él, si me tocaba a mí

5. -¿Eras futbolero de pibe?

-Soy hincha de River, pero nunca fui demasiado futbolero. Cuando River juega cosas importantes, lo miro. En su momento hemos estado junto a Guillermo (Vilas) en la concentración, con el Beto Alonso, el Pato Fillol. Labruna era el técnico y nos regalaron camisetas. Hoy soy amigote de Jorgito Brito, el vicepresidente, y tengo relación con (Marcelo) Gallardo. Por los años 90, el Muñeco vino un par de veces a jugar dobles a la cancha que tenía en casa, en La Horqueta, venía con Enzo (Francescoli). Le tengo un gran cariño al Muñeco, me parece una persona que tiene los pies sobre la tierra, con los valores de educación que uno recibió en nuestra época y que se han perdido bastante, lamentablemente, una persona que no se olvida de dónde viene. Y mirá que conocí a mucha gente que apenas se subió a un Mercedes Benz se olvidó de todo, ¿eh?

6. -¿Buen tenista el Muñeco?

-Corredor, luchador, se defendía bastante bien y se notaba su espíritu competitivo, eso de no querer perder. Mirá, yo doy clases a chicos desde hace mucho tiempo, y ya a los 5 o 6 años te das cuenta quién tiene ese espíritu competitivo y quién viene sólo porque lo trae el padre para hacer algo. Se nota quién entra a los codazos para superar al que tiene adelante, y ahí está el ojo del buen entrenador para darse cuenta y proyectar a ese chico.

7. -¿Cómo fueron tus primeros viajes con el tenis?

-Era una época muy diferente: con 16 años me fui 6 meses a Europa gracias al apoyo de Enrique (Morea), que estaba en la Asociación. Siempre le estaré agradecido a Enrique, porque si no, no hubiera llegado ni a Retiro. Cuando armó la primera Academia Nacional de Tenis, Alejandro Echagüe era el encargado, y Pato Rodríguez y Michelle, su mujer, llevaban los chicos a Europa. El Pato me vio jugar en el Belgrano Athletic y me acuerdo como si fuera hoy, porque hay cosas que te quedan marcadas para siempre, que estaba en el bar pidiéndome mi habitual sándwich de queso y salame, disfrutaba mucho comer ese sándwich después de la preparación física del profe Belfonte, y cayó el Pato, a quien no conocía, y me dijo: «Batata, quiero manejar tu carrera tenística».

Con el chileno Patricio Rodríguez, al que considera un padre, un hombre clave en su carrera.
Con el chileno Patricio Rodríguez, al que considera un padre, un hombre clave en su carrera. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

8. -¿Qué le contestaste?

-Lo primero que le dije fue: «Mire que yo no tengo plata, eh» (risas). El Pato fue a hablar con mis padres, ellos no entendían nada, y bueno, le dijeron «Lléveselo», y ahí arrancó todo. Yo tenía 14 o 15 años. Mi primer viaje fue al año siguiente, fuimos con Charly Gattiker, Fernando Dalla Fontana y un par más a una gira organizada por el Pato en la campiña francesa. Eran pequeños torneos por plata. Nos dijo: «La plata por singles, dobles y doble mixto es toda para ustedes». Ah… nos matábamos, éramos Roger, Rafa y Nole juntos, ja, ja. Fue muy astuto de su parte, porque nos tenía todo el día jugando en una cancha de tenis, y nos servía para adquirir confianza. Después, los franceses nos ponían el plato de quesos y arrasábamos, y más tarde traían la mousse de chocolate y la liquidábamos. Nos reputeaban, no querían que volviéramos más, porque nos morfábamos todo. Claro, después de tantas horas jugando teníamos hambre (risas).

9. -Experiencias inolvidables, me imagino…

-Únicas, hermosas. Si ganabas, además, te daban bolsos con ropa Lacoste, que era el organizador del torneo. ¡Imaginate lo que era para nosotros! Nos movíamos en tren, a veces terminábamos el torneo en un pueblito y teníamos que salir corriendo para llegar a tiempo a la estación, más de una vez hicimos fila india para ir pasándonos los bolsos y tirarlos arriba del tren, todos chivados, pero llegábamos justo.

El primer triunfo del tenis juvenil por equipos, la Copa Galea de 1977: el Pato Rodríguez, Clerc, Gattiker y Dalla Fontana.
El primer triunfo del tenis juvenil por equipos, la Copa Galea de 1977: el Pato Rodríguez, Clerc, Gattiker y Dalla Fontana. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

10. -¿Eran hoteles de una estrella?

-Creo que no llegaban ni a una estrella. En Paris parábamos en moteles, te levantabas y te pegabas con la cabeza en el techo. Escuchábamos gritos, gemidos, y nosotros, que explotábamos de hormonas, éramos leones enjaulados. ¿Viste cuando los elefantes se cagan a trompadas entre ellos? Bueno, más o menos así.

11. -¿Pudiste juntar algo de plata?

-¡Me traje 2500 dólares! Y con esa plata fui directo a comprar el primer auto de la familia, un Citroen 3 cv: palanca arriba, al lado del volante, y si te comías un pozo mejor que te agarraras porque te dabas la cabeza contra el techo. Igual, imaginate la felicidad de mis viejos, era su primer auto. Eso fue a los 16 años, a los 17 años empezó mi explosión y a los 18 les pude comprar la casa. Era lo que más quería. Nosotros vivíamos los 4 en una habitación subiendo una escalera, con una cocina y un baño al que se entraba pidiendo permiso. Y con el paredón del pasillo marcado por los pelotazos de tenis, eso tenemos en común con muchos de los tenistas que tuvimos la suerte de llegar. Avenida del Libertador 583, en San Fernando.

12. -¿En qué momento supiste que podías vivir del tenis?

-A los 17 o 18 años. El Pato trabajaba para la ATP y me llevó a Colombia para ser el sparring de los tenistas del cuadro. Estaban Jaime Fillol, el Pato Cornejo, tipos importantes, y me sentí bárbaro. Le dijeron a Pato Rodríguez: «¡Cómo juega este pendejo!». Y al poco tiempo fuimos a Florencia, él le pidió un wild card al director del torneo, yo estaba 2 del mundo en juniors y me lo dieron. Gané el primer partido, el segundo, entré al cuadro, fui pasando rivales y en la semi me tocó John Alexander, un australiano que estaba 8 del mundo, y al que había tenido enfrente el año anterior, cuando yo alentaba con la barra en la Copa Davis. ¡Imaginate cómo lo veía a ese tipo! Guauuuu, entré todo cagado.

13. -Pero le ganaste…

-Sí, y después le gané la final a Patrice Dominguez, que era el 1 de Francia. Lo cagué a pelotazos y me quedé con el primero de mis 25 torneos. Tenía 19 años. Lo pichi que era en ese momento que yo jugaba con 2 pelotas en la mano: sacaba, y si entraba, la otra la tiraba para atrás. Me acuerdo que Alexander paró el punto una, dos y tres veces. Yo no entendía qué pasaba, hasta que el umpire me explicó: «José, no puedes tirar la pelota para atrás, póntela en el bolsillo» (risas).

14. -¿Te costó acomodarte al ambiente elitista del tenis siendo de otra clase social?

-No, porque el Pato me guió muy bien. He estado comiendo con Carolina de Mónaco, o cenando con el presidente de Cartier, pero nunca me olvidé de donde vine. Hablando de Cartier, ¿vos sabías que yo fui el primer tenista en tener contrato de relojes? Es una historia curiosa: en 1976 perdí la final de Forest Hill juniors con Ricardo Ycaza, un ecuatoriano. A la semana, un millonario ecuatoriano anunció: «Quiero hacer de nuevo esa final». Nos invitaron a un programa de televisión en Ecuador, me dieron 100 dólares y me regalaron un Seiko enorme con la esfera verde. Hoy lo ves y es horrible, pero en ese momento para mí era lo máximo. Me lo puse y no me lo saqué más. Pero no me lo saqué más de verdad: jugaba todos los partidos con ese reloj enorme (risas).

Ya retirado, posando con Michael Jordan; Clerc se codeó con la elite del deporte mundial.
Ya retirado, posando con Michael Jordan; Clerc se codeó con la elite del deporte mundial. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

15. -¿Y el contrato?

-Al año siguiente, terminé de jugar la final junior de Roland Garros, el Pato me esperaba a un costado y me dijo: «Te presento a Alain Perrin». Era el encargado de relaciones públicas de Cartier, había vivido 5 años en Argentina y como me vio jugando con ese Seiko gigante me propuso firmar un contrato por usar relojes de su empresa. Se dio una relación muy linda, y cuando murió Cartier, Perrin pasó a ser el presidente y diseñaba las joyas, era un groso. Y también era fana de tenis, así que nos invitaba a su castillo a recoger la vendimia, nos mandaba a buscar a Ilie (Nastase) y a mí en un Rolls-Royce o en su avión privado, íbamos a comer a lugares super elegantes, pero nunca dejó de ser una persona sencilla. Yo no podía creer en los lugares que estaba.

16. -¿Nunca te discriminaron?

-Para nada. Además, a los 12 años conocí a la familia Gattiker, que me llevaba de vacaciones, me recibía en su casa y siempre me hizo sentir muy bien. Representábamos al club San Fernando. El Colo [Alejandro] Gattiker es un hermano para mí, yo era un hijo más para ellos, por eso siempre me gusta recordarlos, soy muy agradecido.

17. -¿Imaginabas que podías ser N° 4 del mundo y ganar 25 torneos?

-La palabra «soñar» para mí es muy importante. Soñar es motivación, adrenalina, es luchar por algo que te propusiste. A L’Aviron venían los pilotos y azafatas de Air France, y recuerdo que un día, cuando yo tenía 8 años, dije frente a un poster de Roland Garros: «Ahí quiero ir». No tenía ni puta idea dónde quedaba, pero mi meta era esa. Yo iba a comprar las verduras corriendo, en esa época no existía el delivery, tenía que ir a buscar el pan y lo hacía entrenando, una onda Rocky, aunque todavía no existiera la película. Hacía subidas, bajadas, siempre pensando en que algún día iba a estar en ese lugar del poster. Y estuve nomás. Primero llegué a una final de junior y luego a dos semis de mayores. Soñar es fundamental en la vida.

18. -Pero en tus comienzos todavía no se había popularizado el tenis.

-Cuando ya estaba en River tenía que caminar 15 cuadras para tomarme el tren y me gritaban «¡maricón, jugás al tenis!». O mismo en el club San Fernando, por ahí pasaban los rugbiers o los remeros y te jodían. Yo no les daba ni cinco de pelota, pero no era común que se jugara al tenis. El que popularizó el tenis en el país fue Vilas, eso es indiscutible. Y no sólo lo popularizó, sino que puso a Argentina en el mapa. Eso no lo hicieron los políticos, lo hicieron deportistas como Guillermo. Y nosotros fuimos los perritos botelleros de Guillermo, yendo detrás de él y con la suerte de destacarnos.

19. -¿Es cierto que viajabas con un palo de amasar?

-Yo tengo un pie plano tremendo y lo sufrí muchísimo desde chico. No existían los implementos de hoy, recuerdo que me había hecho unas plantillas de cuero que tenían acero adentro. Encima el calzado no era muy liviano, sumale la transpiración, y al final tenía un kilo y medio en cada pie, era terrible, terminaba muerto. Así que en un par de viajes me llevé el palo de amasar y me hacía masajes en el hotel para que me aflojara, estaba tieso.

20. -¿El accidente que casi te cuesta la carrera fue por mirar a una chica?

-Digamos que sí, por mirar a una chica desnuda. Y no sólo casi me cuesta la carrera, ¡sino la vida! Ahí entré al ATP con 77 puntos, ja, ja, lástima que fueron de sutura y no para subir en el ranking. Estábamos en la habitación del hotel con Charly Gattiker, Fernando Dalla Fontana y Enrique Caviglia, hacía mucho calor, no había ventilador ni aire acondicionado. Estaba la ventana abierta, yo sentado en el marco de la ventana, abajo había un restaurante, y mientras los chicos les escribían cartitas a sus novias, de golpe vi que a un costado se prendió una luz, se abrió una ducha y se vieron unas uñas pintadas. Me paré enseguida, entusiasmado, pero en vez de apoyar la pierna adentro de la habitación, la apoyé en el lado de afuera… sobre una claraboya de vidrio. Lo único que me acuerdo después de pararme fue que se acercó Caviglia y me dijo: «Batata, te hiciste mierda». Miré para abajo, vi una bola de carne al aire libre y no me acuerdo nada más.

21. -¿Cómo siguió?

-Vino la policía a averiguar y se armó un quilombo tremendo porque vieron el palo de amasar, creyeron que éramos chorros. Charly Gattiker discutió con el cana, se empujaron y casi se lo llevan detenido. Yo fui al hospital, perdí 2 litros de sangre, casi la mitad de lo que tenemos, estaba más del otro lado que de este, me dieron 77 puntos y nadie entiende cómo en un mes salí con el alta. Después fueron 11 meses con muletas y al mes volví a jugar y ganamos la Copa Galea, que era la competición por equipos juveniles más importante y Argentina no la había ganado nunca. Increíble, sobre todo si pienso que si me cortaba 1 centímetro más me hubiera quedado colgada la pierna para siempre.

22. -¿Cuáles eran tus puntos fuertes y cuáles los débiles como tenista?

-A mí me complicaba mucho jugar en supreme. Yo podría haber quedado N° 2 del mundo eligiendo un poco más las superficies, pero el Pato insistía con que jugara ahí para tener competencia antes de Montecarlo. En mi época era muy marcada la diferencia entre jugadores de cancha rápida y de cancha lenta; hoy están más adaptados a todas las superficies. Como puntos fuertes, todos hablaban de la potencia de mi saque, y sé que con la derecha angulada creaba muchos espacios libres. Mi tiro favorito era el revés por la paralela. Siempre digo que no hay mejor tiro que el revés paralelo, pero lo tenés que tirar a ganar.

 

En la tapa de El Gráfico, junto a Guillermo Vilas; fueron los primeros en llegar a una final, en 1981.
En la tapa de El Gráfico, junto a Guillermo Vilas; fueron los primeros en llegar a una final, en 1981. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

23. -¿Qué es lo que más te gustó de ser tenista?

-El tenis es mi vida, mi pasión, en mi sangre corre el tenis. Cuando entrás en la rutina de los viajes y el estrés, ni te das cuenta, eso no es un problema. Lo negativo vino después, con el retiro, eso sí que fue doloroso, porque no estaba preparado y sufrí muchísimo, la pasé horrible. Soy un agradecido al tenis y desde hace 30 años a ESPN y a Pegsa por darme la posibilidad de ser comentarista del deporte que tanto quiero y que me permite seguir viviendo de lo mío.

24. -¿Y lo que menos te gustó?

-A mí me traía problemas la soledad, era un tema muy difícil. Hoy cambió, porque agarrás el celular y charlás con tus seres queridos por video, o te ves un partido de fútbol de tu país o el noticiero o lo que sea. Yo tenía mis bases en Paris, Key Biscayne y en Chile, donde me entrenaba con el Pato. Pasaba una sola semana por año en el país.

25. -¿El tenis fomenta el individualismo?

-El tenis es un deporte individual, y los tenistas somos individualistas, y si no sabés manejar esa parte, mejor no te dediques al tenis. Igual, siempre hay que intentar trabajar en equipo. Hace 35 años entendí que si comento un partido, pero no está el sonidista o el productor, el trabajo no sale bien. Jamás digo «Hablé con» sino «Hablamos con», parece un tema menor, pero para mí no lo es.

26. -¿Cómo te llevaste con la fama?

-No conozco esa palabra. Mi papá me sentó dos veces para hablarme. En una me dijo «No cambies nunca», y en la otra «No puede ser que si tenés novia te llamen las chicas a casa todo el tiempo, estás echando a perder tu carrera». Tenía razón. El que conoce a Batata desde chico sabe que la fama nunca me interesó. Siempre me costó un huevo hablar de mí. Por ahí después de un gran triunfo íbamos a comer, el Pato comentaba un par de buenas jugadas y yo salía con un «Hace frío afuera», se daban cuenta de que los cortaba. No me gusta el yo, yo, yo.

27. -¿Naciste con talento o fuiste fruto del esfuerzo?

-El tenista se hace, pero para ser N°1 se nace, tenés que traer algo de la cuna. Yo fui fruto del trabajo, la dedicación, de estar con la persona correcta a mi lado, de saber escuchar y sin dudas hay que tener diferentes talentos. Recuerdo que el Pato me decía «Pegale, pegale más fuerte que no escucho». Me exigía de ese modo, quería sentir el ruido del golpe. Me insistía con que me agachara, hasta que me pusiera de rodillas. Nunca se deja de aprender. Hoy, en mi rol de comentarista, tengo un coach llamado Ricardo Martínez Puente que me lleva por el camino correcto, porque yo sabía que me faltaban cosas que no sabía.

28. -¿Quiénes fueron los 5 mejores tenistas argentinos de la historia, contando hombres y mujeres?

-Guillermo es el 1, sin dudas. Y tampoco tengo dudas con la 2, que es Gaby (Sabatini). Después están Nalbandian y Del Potro palo y palo y Gaudio, que ganó Roland Garros. Yo disfruto cuando les va bien a los argentinos y les agradezco. Cuando Juan Martín gana un torneo, la gente me para y me pregunta, o cuando hace poco Diego (Schwartzman) le ganó a Rafa, yo iba en bici a hacer la transmisión, con gorro y tapabocas y la gente igual me reconocía y me gritaba: «Batata, ¡qué bien el Peque!», así que a mí me entusiasma cuando les van bien a los nuestros.

Clerc con Diego Schwartzman, a quien ha entrevistado y cuyos partidos ha comentado por ESPN.
Clerc con Diego Schwartzman, a quien ha entrevistado y cuyos partidos ha comentado por ESPN. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

29. -¿Cuál es el golpe más difícil en el tenis?

-Sacar con top, tener un buen segundo saque. ¿Cuándo un tenista es un gran sacador? Cuando tiene un buen segundo servicio. Porque el primero es un palazo, pero en el segundo es más importante la técnica, hay que darle efecto y profundidad, tenés la presión de no cometer doble falta y no podés sacar siempre al mismo lugar porque te están esperando. El primer saque, en cambio, podés meter un palazo siempre igual; en el segundo tenés que girar más la mano y encontrar ese tiro es muy difícil. Los mejores sacadores son los que te meten un gran segundo saque: Isner, Raonic, Sampras, que te metía ace de segundo; Medvedev sirve el segundo a la misma velocidad que el primero.

30. -¿Y los mejores amigos que te dio el tenis?

-Dentro del desastre que fue esta pandemia, lo bueno es que me permitió volver a conectarme con extenistas a los que me cruzaba ocasionalmente en los torneos en mi rol de comentarista. Así que hablé varias veces con Ilie (Nastase), con Björn (Borg), con Jimbo (Connors), con Iván (Lendl), con Yannick (Noah), con Mansour Bahrami, Guy Forget, con varios… Es increíble la cantidad de contactos que uno hizo y no se da cuenta: he hablado también con muchos entrenadores, con Moyá y todo el equipo de Rafa, con Nico Massú, que entrena a Thiem, con Chelita. Al no haber transmisiones durante buena parte de la pandemia, hubo que salir a hacer entrevistas y estuvo muy bueno. Entonces por ahí le escribía un mail al entrenador de Naomi Osaka y ¡guau!, resulta que me conocían. Por suerte existe Google, y vamos zafando con eso (risas).

Con Iván Lendl, uno de los mejores amigos que le dejó el circuito y con el que solía jugar al golf.
Con Iván Lendl, uno de los mejores amigos que le dejó el circuito y con el que solía jugar al golf. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

31. -¿Nastase era loco o se hacía?

-Ilie es un crack total, fue mi compañero de dobles un par de años y nos divertíamos muchísimo. Hacía como 15 años que no nos veíamos y en esta pandemia hablé con él. Me atendió y me dijo: «Yo voy por la quinta esposa, ¿por cuántas vas vos, Batata?» (risas). Un personaje, su nueva mujer es mucho más joven que él y acaba de ser padre. ¡Tiene 74 años! Le pregunté si era su enfermera, se cagaba de risa. Hace poco tuvo Covid y me contó que en un programa le preguntaron qué sentía. «Calor en el pene», le contestó el hijo de p…, ja ja.

32. -Contame alguna divertida del dobles con él…

-Mas de una vez nos cambiábamos las raquetas en pleno punto: le tirábamos globos a los de enfrente y ahí aprovechábamos y nos tirábamos las raquetas. Nos decían de todo, nos puteaban, pero ganábamos. El director de Roland Garros nos llamaba para pedirnos por favor que jugáramos ese año porque estaba garantizado el show y se llenaban las tribunas. Nastase tenía un talento impresionante, fue un groso, N° 1 del mundo, y me enseñó muchísimo. Y un tipo muy sencillo, además.

33. -¿Había tenistas a los que no te bancabas y estuviste cerca de agarrarte a piñas?

-Para nada. Yo era un lord inglés, a mí la ATP me dio el premio al jugador del año. Y elegido por los jugadores, eh. Siempre jugué muy enfocado, no era de esos jugadores que se hacen los rengos en algún momento de dificultad. En nuestra época había mucho respeto entre nosotros, no le gritabas el punto en la cara al rival, había camaradería. El tipo más jodido era Connors, jugar contra Connors era tremendo, bravísimo.

34. -En la final de la Copa Davis 81 te cruzaste con McEnroe.

-Con Guillermo no nos hablábamos, pero si lo tocaban, yo saltaba. A Guillermo le pasaba un mosquito y te paraba el punto, necesitaba máxima concentración. Entonces, en un momento le paró el saque a Fleming y McEnroe se puso loco y lo entró a putear, «fuck you» de acá, «fuck you» de allá, empezó con todo su repertorio, levantaba la raqueta y esas cosas. Entonces, en un cambio de lado, como no podíamos pasar de a dos porque había poco espacio entre el poste de la red y la silla, dije «esta es la mía, yo acá lo espero». Pasó Guillermo, pasó Fleming, y cuando venía John me anticipé y lo pechée. Me acuerdo que Artur Ashe, el capitán, que no se hablaba con McEnroe, se entró a cagar de risa. Hoy a John lo veo y nos damos un abrazo.

Con John McEnroe, rival con el que Clerc se cruzó en la Copa Davis de 1981 y con el que hoy se da un abrazo.
Con John McEnroe, rival con el que Clerc se cruzó en la Copa Davis de 1981 y con el que hoy se da un abrazo. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

35. -Cuando integrabas la barra en la Copa Davis, ¿eras de los que gritaba antes de que sacara el rival para ponerlo nervioso?

-No, para nada, si éramos todos tenistas en esa barra y sabíamos cuándo se podía alentar y cuándo no. El tema es que siempre fui jodón, rompe bolas, entonces un día nos organizamos con los chicos, nos pusimos en la cabecera y yo agarré la bandera y la batuta de los cantos. Cuando salimos en El Gráfico no lo podíamos creer. Al año siguiente ya me convocaban al equipo de la Copa Davis, con 17 años.

Batata Clerc llevando la bandera (y la batuta) en una serie de Copa Davis en el Buenos Aires Lawn Tennis.
Batata Clerc llevando la bandera (y la batuta) en una serie de Copa Davis en el Buenos Aires Lawn Tennis. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

36. -¿La dictadura te presionó para jugar la Davis?

-Una vez, contra Francia, en 1982. Estaba medio hinchado las bolas de que Guillermo hiciera y deshiciera todo, y dije basta. Estábamos jugando al golf con el Pato en Cachagua y en el tee de salida apareció no me acuerdo qué capitán de marina y me dice: «Le presento al Comodoro no sé cuánto», y ahí nomás me larga: «Señor Clerc, usted tiene que venir a representar al país». Me lo dijo de forma medio agresiva, entonces le contesté «No voy a ir», pegué mi drive y me fui. A la semana siguiente tenía a la DGI en mi casa. Fue la única vez que no jugué.

37. -¿Por qué usabas tanto la toallita cuando jugabas?

-Era un ritual. Para el que practica un deporte individual, los rituales son muy importantes, te permiten pensar y concentrarte. El día que no buscaba la toalla miraba los pajaritos. El Pato me insistía en que tuviera mis rituales. Aparte, yo transpiraba mucho, eso también es cierto. Pero cada uno tenía su ritual: Connors punteaba con ambas piernas, Guillermo caminaba por arriba de las líneas, McEnroe se agarraba la remera de un lado y del otro. Bueno, ahora Nadal tiene todos los rituales juntos, me parece que se pasó de rituales, ja, ja. Lo cierto es que por mis rituales y por los de Iván (Lendl), que se ponía aserrín en la mano, giraba la raqueta y se tocaba las pestañas, pusieron la regla del tiempo en saque, así que algo dejamos (risas).

38. -¿Cómo surge el pañuelo en el cuello?

-El Pato era muy allegado a Roy Emerson, el gran tenista australiano. Y se entrenaba mucho con él. Y le comentaba que era importante usar el pañuelo mojado con agua bien helada para tener fresca la arteria aorta cuando hacía mucho calor. Lo empecé a usar, yo me tiraba un baldazo de agua ahí porque el calor que hacía en los torneos de Estados Unidos era tremendo, y el pañuelo me mantenía fresco.

39. -Pasó a ser una cábala.

-No, para nada, esa no era una cábala. Si lo era la muñequera argentina que usaba en todos los partidos. Llegaba al hotel y siempre me lavaba yo mismo la muñequera y la remera para usarlas al día siguiente. Cuando ganás no querés tocar nada. De hecho, en el mejor año de mi carrera jugué 6 meses con una raqueta que estaba quebrada, virada y con un clavo atrás, hecha mierda digamos, y encima si se me cortaba una cuerda en el partido, el Pato salía corriendo a encordarla y volvía en 10 minutos porque yo quería usar siempre la misma.

40. -¿Por qué el tapado de piel?

-Ja, ja, había dos cosas con las que soñaba cuando empezó a irme bien en el circuito: una era ser top 10 y otra, jugar el Master, porque se jugaba en el Madison Square Garden y todo el mundo te miraba, la elite de la elite estaba ahí. Y había ciertos elementos que te distinguían. Cuando me metí top 10 me compré una cadenita de oro Gucci, porque todos los cracks la tenían. La usé 20 años, no me la sacaba por nada. Y lo otro era el tapado de piel, el torneo se jugaba en enero en Nueva York, imaginate el frío que hacía, y yo quería ser parte de ese show del tenis. Todos tenían su tapado, entonces fuimos con el Pato y compré uno de zorro plateado. ¡Qué locura, pobre animal! Hoy sería imposible salir así.

41. -Además del pañuelo y las cábalas, también tenías tics, ¿nunca le diste bolilla?

-Eso no era un ritual (risas), siempre pestañeé mucho, pero fíjate vos que cuando iba a devolver un saque o cuando voy a transmitir y salgo en cámara, no pestañeo ni una vez. Es raro.

42. -¿Era más difícil aspirar a ser top 5 en tu época con Borg, Connors, Vilas y McEnroe, o en esta con Nadal, Federer y Nole?

-Mirá: en 1981 yo gané 4 torneos seguidos (Boston, Washington, North Conway e Indianápolis), serían los Masters 1000 de ahora, gané 29 partidos seguidos en 28 días, porque una vez me pusieron 2 partidos en un día… ¡y pasé de N° 5 del ranking a N° 4! Imaginate si hoy ganás 4 Masters 1000 ¡dónde te metés! En mi época no teníamos las comodidades de ahora: descansábamos en unos trailers en parques, el vestuario era una cagada y cuando salías a la cancha era un vaho de calor, humedad, lleno de bichos. Por eso digo que es difícil comparar épocas. Sí digo que cuando llegabas a ser top 10 eras un verdadero top 10. Y durabas ahí, no era que llegabas y al año siguiente eras 80 en el ranking. Era más estable la cosa.

43. -Les ganaste a todos los cracks de tu época, menos a Borg, ¿qué sentías cuando lo tenías del otro lado?

-Borg te hacía cometer el error en el momento menos esperado: todo te lo devolvía, todo te lo traía. Pensabas que ya lo tenías, pero no. Era el Nadal de hoy, una mentalidad tremenda, vos pasabas 20 y él te pasaba 22, te iba cansando psicológicamente, te iba comiendo la cabeza.

El reencuentro de Clerc con Björn Borg, el tenista al que nunca le pudo ganar.
El reencuentro de Clerc con Björn Borg, el tenista al que nunca le pudo ganar. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

44. -¿Cuál fue el torneo de Grand Slam que más lamentaste no ganar?

-Roland Garros del 81, perdí la semifinal con Iván en 5 sets. Tenía match point a favor y el hijo de puta hizo el segundo saque y le pegó con la madera, como el or… yo me invertí para pegarle de derecha y me metió un ace.

45. -¿En tu época existían las raqueteras?

-Nah, nada que ver. O, si existían, yo no tenía idea. Sí veo que los tenistas tienen mujeres muy lindas. Nosotros también las teníamos.

46. -¿Pudiste hablar con el Pato Rodríguez antes de su muerte? (23/6/2020).

-Sí, claro, estuve muy cerca del Pato hasta el último día. Fue mi papá, mi gurú. Cuando se detectó su cáncer de pulmón, lo llamaba y le hablaba de bueyes perdidos, ya al final le decía «Vamos Patito, ponele garra así vamos a jugar al golf apenas pueda viajar». Le pude decir que lo quería mucho. Al final me dijo «ya se terminó Batata», pero me lo dijo bien, tranquilo. Todavía estoy llorando su muerte, lo extraño.

La semifinal de Roland Garros 1981: partidazo con Lendl

47. -¿Por qué te retiraste tan joven, a los 27 años?

-Cuando el retiro se te mete en la cabeza, empezás a plantearte cada semana «¿Dejo o sigo?». En 1985 me robaron un partido con Yannick (Noah) en Paris de un modo terrible. Lo decían los mismos franceses. Estábamos en el quinto set, él sacaba 15-30, le tiré un globo, pegó un smash y la puso en la mitad del carril de dobles. Afuera, pero muy evidente. Y se la dieron buena. Hubiera sacado 15-40, tenía dos match points, pero fue 30-30 y me terminó ganando 8-6 en el quinto. Fue un golpazo y ahí empecé a preguntarme todas las semanas por el retiro, hasta que llegó noviembre y perdí con el español Avendaño en segunda ronda de Itaparica. Era un rival contra el que no podía perder, y ahí tomé la decisión.

48. -¿Qué hiciste?

-Llamé al periodista Juan Szafrán, que es amigo, y le pedí que me acompañara a la habitación. Cuando me vio la cara, me comentó: «No me digas nada». El torneo de Itaparica se jugaba en un Club Med, así que subí a mi habitación, agarré el bolso con 8 raquetas y lo tiré por la ventana al lago. También tiré la valija. Todo a la mierda. «Se terminó el tenis», le decía. Juancito se quedó seco, se agarraba la cabeza. «¿Estás seguro?», me preguntó. «Recontra seguro», le contesté.

49. -¡¿Tiraste 8 raquetas al lago!?

-Sí, 8 quebrachos Rossignol, así como lo oís. Y la valija. Creo que no quedó ni un pez vivo (risas).

50. -¿No te arrepentiste de retirarte tan joven?

-Nunca… sí de no haberme quedado con alguna raqueta (risas).

Desde hace más de 30 años, Clerc tiene academias de tenis.
Desde hace más de 30 años, Clerc tiene academias de tenis. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

51. -¿Por qué entonces volviste cuatro años después para jugar la Copa Davis?

-Es que nunca me había retirado de la Copa Davis, hubo uno que dijo que no necesitaban más a Vilas y a Clerc, pero terminó su ciclo, llegó el Colo Gattiker y le planteé que quería jugar dobles. El me respondió: «Bueno, entrená y demostrame que estás para jugar». Me puse a entrenar duro con Wilander y jugué el doble con De La Peña y le ganamos a Canadá. Fue mi despedida de la Davis.

52. -¿Por qué la pasaste mal con el retiro?

-Cuando sos deportista de elite vivís en una burbuja, yo sentí que venía a 300 por hora en el auto y de golpe clavé los frenos y no entendía nada. Y ahí arrancó mi quilombo psicológico. Empecé a sentir un malestar en el cuerpo, taquicardia. Estuve 16 años con ataques de pánico, me tuvieron que medicar, es terrorífico.

53. -¿Qué sentías exactamente?

-Sentís que te vas, que te morís. Yo llamaba a mis amigos, estaban todos laburando, y yo era un joven retirado con 27 años, entonces la cabeza empieza a laburar a full, no sabía lo que era la vida cotidiana, escuchaba ambulancias, no disfrutaba de nada. Me levantaba, había un sol brillante y para mí el día estaba gris. Me invitaban a comer un asado espectacular, pero para mí estaba horrible. Empecé a ir al psiquiatra, me medicaron, pero la medicación no te cura. Tenés que crecer, sos un niño, yo iba acompañado a todos lados, no podía ir ni al baño solo. A los 35 años me invitó Connors para ir a jugar a Nueva York unos partidos, pero tuve que ir acompañado, no me dejaban ir solo a ningún lado.

54. -¿Cómo saliste de eso?

-En Estados Unidos conocía a un médico, que era amigo, y lo fui a ver de urgencia. Yo temblaba. Me mandó a un psiquiatra, y con la medicación bajé un poco los decibeles, frené algo los malos pensamientos. Es muy bravo, no creo que haya peor enfermedad que la psicológica, no tenés paz mental, porque cuando el bocho empieza a maquinar no lo parás. La soledad interior es lo peor, cuando te deprimís sentís un vacío, no le encontrás sentido a nada, no hay motivación, le perdés el gusto a todo, como pasa ahora con el Covid.

55. -¿Se te cruzó por la cabeza la idea del suicidio?

-Se te cruzan infinidades de tonterías, infinidades, sentía un frío interior, también por la falta de serotonina. Me daba mucho miedo pensar en eso, pero cuando me tocaba el día de la terapia lo charlaba ahí y me daba tranquilidad. Veía la cara del profesional y me tranquilizaba. Cuando uno lo expresa, no lo hace; la gente que se suicida por lo general no avisa.

56.-¿Cómo lo superaste?

-Con terapia y teniendo cerca a mis seres queridos. Trabajé mucho con reiki, una terapia budista. Fueron 16 años durísimos, pero aquí estamos, felices, tengo una mujer espectacular a mi lado, y tomé esas vivencias terroríficas como una enseñanza de vida. El mensaje para la gente que sufre ataques de pánico es que no se preocupen, que no se van a morir por eso, son pensamientos negativos que con ayuda de seres queridos y terapia, se curan. La vida es linda y tiene sentido.

57. -¿Por qué decidiste dejar la tranquilidad de Estados Unidos para venir a vivir a la Argentina?

-Pasaron dos cosas: me divorcié y conocí a Gisela. Me enamoré y nos instalamos acá, porque ella vivía acá. Uno putea, pero el nuestro no es un país de mierda, en todo caso hay gente de mierda, que no es toda la gente, por supuesto, son los políticos de mierda, que no son todos, pero sí una mayoría. El nuestro es el país más lindo del mundo porque tenemos todo, pero nos faltan buenos dirigentes, lamentablemente. Me gustaría que piensen más en la gente.

58. -¿Cuántos hijos y nietos tenés?

-Tengo 3 hijos del primer matrimonio: Juan Pablo, Dominique y Nicolás. Vive cada uno en un país distinto: Estados Unidos, Chile y Argentina. Y después tengo a Sophie del segundo matrimonio y mi mujer tiene a Jerónimo. Y dos nietos: Bautista y Emma.

59. -¿Cómo fue volver a ser papá tras 21 años, a los 53?

-Diferente, porque pude aprovechar todo el tiempo a Sophie, como no pude hacerlo con mis tres hijos anteriores, porque estaba en plena competencia. También me agarra en otra etapa de la vida. Al año y medio de nacer Sophie, nació Bauti, mi nieto, ja, ja, pero ya tenía un bebé en casa.

60. -¿Qué aprendiste con los problemas de audición de Sophie?

-Me sirvió para entender a fondo la frase de los futuros padres, cuando le preguntan si quieren a un nene o a una nena: «Que sea sanito». Fue un golpe duro, por suerte mi mujer es una genia. Gisela es médica y una madraza. Siendo un tipo muy sensible, he llorado muchísimo, por suerte encontramos gente muy linda y muy buena que nos acompañó, y Sophie es una chica con una luz especial. El Lomas Oral es un colegio maravilloso, por eso ayudamos muchísimo con lo que podemos y lo seguiremos haciendo. Sophie hoy está implantada y escucha como nosotros, pero se saca los implantes y no escucha un carajo.

61. -¿Por esa vivencia con tu hija te volcaste a enseñarle a gente con capacidades diferentes, y en situación vulnerable?

-Siempre me gustó ayudar, pero por supuesto que esto me tocó fuerte. Recibí la propuesta de la Corporación Sur y dije «vamos»: arrancamos en Villa Lugano, los colegios especiales mandaban a los chicos en micros, le daban algo de tomar y comer, jugábamos. Una de las cosas que más me gustan es darles clases a los chicos con capacidades diferentes, me encanta sacarle una sonrisa a un chico, es lo más lindo que hay. Hace más de 30 años soy docente, me encanta la enseñanza y sobre todo la inclusión social.

Batata de clases de tenis a chicos con capacidades diferentes y de bajos recursos.
Batata de clases de tenis a chicos con capacidades diferentes y de bajos recursos. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

62. -¿Cuántas veces te asaltaron?

-Tres. Una vez entraron tipo comando a mi casa de La Horqueta, la segunda fue en un barrio cerrado en San Fernando. No estuve en ninguna de las dos. Después se supo que era un custodio, la fiscalía hizo un laburo de la puta madre, encontraron las cosas que nos habían robado a mí y a un vecino, pero el juez dijo que no había suficientes evidencias para demostrar que eran mías. Una cosa de locos, no pude recuperar objetos de valor sentimental muy fuertes. El último robo fue bravísimo.

63. -Ahí sí estabas en tu casa.

-Exacto. Y lo peor es que estaba con Sophie, que tenía 7 años, y con una amiguita de ella. Fui a buscar a la cocina unas galletitas para la merienda, venía con la cabeza gacha, y en cuanto la levanté me encontré con tres tipos adentro de mi casa. Uno estaba pasado de rosca, me empezó a pegar culatazos y cachetadas, me decía «Dame todo o me llevo a tu hija» y yo no sabía dónde estaba la plata, viste que las mujeres encanutan todo (risas); por suerte la encontraron y se fueron. Viví un momento de mierda, mi hija incluso vio a los chorros con los revólveres. La fiscalía hizo un laburo espectacular y los atraparon. Cristian Ritondo también se portó muy bien.

64. -¿Tu hija sufre secuelas?

-Sí, sigue con miedo, todavía duerme con la luz prendida, es una cagada. Hoy abro o cierro la puerta de calle y miro para todos lados. Aquella vez estaba medio distraído, cortando el pasto, sacando bolsas y me la pusieron. Cada tanto me vienen chispazos de ese momento en que te pegan, te amedrentan, te atontan, es shockeante.

65. -¿Le llegaste a ver la cara a la muerte?

-No en ese asalto, pero sí sentí la muerte muy cerca cuando tuve mi accidente en Francia. Estando en el hospital hecho mierda en la cama vi la luz famosa de Víctor Sueiro, empecé a rezar, sentía que me iba por el túnel. Y también la pasé mal durante los 16 años que tuve ataques de pánico, ahí también pensaba que me iba a morir.

66. -¿Argentina no debió haber ganado la Davis antes de 2016 por los jugadores que tuvo?

-Sí, claro. No te digo las finales contra Safin en Rusia y contra Nadal en España, pero la de Mar del Plata fue grotesca. Perder esa final fue lo más absurdo que vi en mi vida: sin Nadal, te la terminó ganando Feliciano López. Ridículo. Cuando llegamos a la final en 2016 le dije a Orsa (Orsanic): «Vas a ganar la Copa Davis, me encanta que jueguen allá, habrá menos presión». No quise ver esa final, me ponía muy nervioso, así que me iba a cortar el pasto. Cuando el domingo me dijeron que Juan Martín iba dos sets abajo, le comenté a un amigo: «Olvídate, ahora lo caga a pelotazos».

Clerc junto a Juan Martín del Potro, en su rol actual como comentarista.
Clerc junto a Juan Martín del Potro, en su rol actual como comentarista. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

67. -¿A Delbonis le tenías fe para ganarle a Karlovic en el último punto?

-Como no quería ver, sólo pregunté cómo estaba devolviendo el saque Delbonis, quería saber eso: los grandes sacadores van para adelante, entonces es clave bajarle la pelota al centro para después pasarlo cruzado, porque cubren más la paralela. Y Karlovic mide más de 2 metros y saca fuertísimo. Cuando me dijeron «Está devolviendo al centro y abajo», por dentro dije «vamos bien».

68. -La verdad, ¿no sentiste un poquito de envidia de que ganaran la Davis?

-Para nada, disfruté mucho ese triunfo, me puso muy feliz porque el tenis argentino lo merecía. Y además por lo que te conté: cuando le va bien a los tenistas argentinos, se nota en la calle, la gente me para y me pregunta. Eso es genial. Fue un equipo fantástico. Me asombró muchísimo cómo evolucionó Juan Martín (Del Potro), cómo se convirtió en un jugador más completo después de las lesiones. Me asombraron las ovaciones que recibió en el US Open y en Roland Garros, ¡es tremendo cómo lo quieren!

69. -¿Te dio bronca que nunca te eligieran capitán de Copa Davis?

-Más que bronca me dio pena. Si uno mira para los costados, casi todos los países siempre tuvieron a exjugadores como capitanes. Una vez, Enrique (Morea) me dijo de ser capitán, a la semana comenté que estaría bueno sumar a Guillermo para que manejara la parte internacional y a la semana, en un almuerzo, Arturo Grimaldi, el presidente de la Asociación, me dijo que había existido un malentendido. Me levanté del almuerzo y me fui, me pareció una falta total de respeto.

70. -¿Te parece bien que Gaudio sea el capitán?

-Creo que tener sentado a alguien como Gaudio, Coria, o el Negro Zabaleta es importante para un equipo, hay que ver después si están aptos. A Gastón le hubiera dicho en series pasadas: «Activate, activá a los chicos», pero bueno, cada uno es como es. En el fondo, creo que los que deben decidir son los jugadores, hay que preguntarles a ellos si se sienten cómodos, o con quién se sienten mejor, y en base a eso, decidir.

71. -¿Por qué creés que perdiste con Agustín Calleri la elección para ser presidente de la AAT en 2018?

-Porqué se metió la política, y contra la política no hay con qué darle. Recorrí todo el país, se iba a hacer algo espectacular, armar el semillero con maestros y hacer participar a las Federaciones. Lamentablemente se metió el PRO, Mac Allister se portó muy mal y como yo no soy del palo de la política, quedé afuera. Para que te des una idea, cuando fui a hablar con la gente de San Fernando, mi ex club, el presidente me preguntó: «¿Qué me vas a dar?». Le contesté: «Nada, sólo un lugar para que vengan a trabajar». Y me contestó: «Ah, porque de la otra lista me prometieron pagarme la luz». Increíble.

72. -¿A Orsanic lo echaron por apoyar tu lista?

-Fue lamentable, no podés sacar a un tipo que te trajo la Copa Davis y que realmente laburaba. Yo lo veía a Orsa e iba de torneo en torneo, dejaba la familia, laburaba de verdad, más allá del logro histórico. Yo dejé cinco meses a mi familia para recorrer el país, hablamos con gente de las Federaciones, hubo 2 o 3 que no apoyaban y unas cuantas se dieron vuelta.

Con Daniel Orsanic, el capitán que llevó a la Argentina a ganar su única Copa Davis en 2016 y al que echaron por apoyar a Clerc.
Con Daniel Orsanic, el capitán que llevó a la Argentina a ganar su única Copa Davis en 2016 y al que echaron por apoyar a Clerc. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

73. -¿Qué es lo que menos te gusta del tenis?

-La presión que meten ciertos padres a sus hijos. Teniendo academias veo cómo los papás se quieren salvar con sus hijos sin saber que de 100 llega 1. Me joden muchísimo, también, los opinólogos de turno que hablan con desconocimiento y soberbia. Me pone loco la falta de respeto. Esto ya es más general, no sólo pasa en el tenis. La educación es la educación: se saluda, se agradece y se escucha. Son muchos los chicos que lo pasan por alto.

74. -¿Cómo está el tenis argentino en la base y en la elite?

-Base no hay, aunque debo admitir que me desconecté bastante cuando perdí la elección. Arriba, siempre sale un jugador que se mete entre los 10. Pobre Juan Martín, no pudo tener más mala suerte con las lesiones. Y Diego (Schwartzman) estuvo siempre ahí, por suerte se metió entre los 10; es muy importante tener un jugador ahí, es una gran motivación para los chicos que juegan al tenis. Además, Diego es carismático, la gente lo adora.

75. -¿Lo del Peque es más meritorio por ser tan bajito?

-Más que la altura, lo más importante es el físico. Diego tiene mucha resistencia y además lo complementa con una gran devolución, siempre estuvo entre los 3 o 4 mejores devolvedores del circuito. Ser bajito le juega en contra en el saque y también para cubrir la red cuando ataca, tiene menos alcance arriba y por los costados, lo cual le da más mérito todavía. Diego buscó otras cosas, es fuertísimo de cuerpo y de piernas, tiene una gran mentalidad y una derecha de top ten.

76. -¿Hasta dónde puede llegar?

-Ya llegó, ahora subir en el ranking es una cuestión de suerte y de lo que hagan los de arriba, no pasa sólo por uno. Puede seguir escalando pero no lo veo para llegar a 1, 2 o 3. Para ser 1 del mundo tenés que nacer distinto.

77. -¿Hasta cuándo imaginás a Federer y a Nadal peleando arriba?

-A Nadal le queda cuerda todavía, 2 o 3 años más; sería milagroso que Roger consiguiera mantenerse entre los 3, porque va a cumplir 40 años, aunque con Federer nunca sabés. Roger es único: todos tienen que hacer el movimiento perfecto para adelante, para atrás y este lo hace sin esfuerzo. Rafa ha cambiado su estrategia en los últimos años, porque le habían tomado el tiempo, y eso le permite mantenerse. Lo hablé mucho con Charly Moyá: ya no juega la derecha tan cruzada, la juega más corta, varió el saque, juega más derecha paralela y cambió la postura de la raqueta, por eso devuelve mejor.

Clerc con Novak Djokovic, en el circuito.
Clerc con Novak Djokovic, en el circuito. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

78. -Si tenés que elegir a uno de los Big Three.

-Y… me quedo con Rafa por la mentalidad, la mejor que he conocido en mi vida, más todavía que la de Borg. Es una cosa tremenda: te lucha todo, te trae todo, lo he visto con problemas físicos serios y el tipo sigue. Si abandona es porque va derecho al quirófano.

79. -¿Cuánto tiempo te lleva preparar un partido para comentar y en qué hacés hincapié?

-Si bien no es mi trabajo, me gusta investigar: qué estuvo diciendo el jugador en las conferencias de prensa antes del torneo, me gusta saber si sufrió una lesión y qué sucedió. Tengo la suerte de poder comunicarme con los entrenadores y les pregunto cómo van a plantear los partidos. Soy minucioso, me gusta estar informado.

80. -¿Qué es lo más importante del comentario, para vos?

-Me gusta anticiparme, decir por ejemplo «¡Cuidado con este punto que puede cambiar la historia del partido!», y que después ocurra. Me gusta contarle a la gente qué puede estar pasando por la cabeza del jugador en determinado momento. Si bien no soy el protagonista me gusta llevarle a la gente lo que vive el tenista. Me gusta que si el tipo se demora más de la cuenta en el segundo saque, decir «ojo que puede venir la doble falta» y que venga.

81. -¿Le das bola a las críticas en las redes sociales?

-No. Es imposible que le gustes a todo el mundo. Y tampoco estoy mirando el celu en la transmisión para ver qué dicen de mí, me concentro en el partido y en la información que quiero dar. Además, lo que más me importa es que a mi jefe le guste mi trabajo.

82. -¿No sentís que son criticados los gritos «¡qué lindo!»?

-Lo había dejado de hacer un poco porque me habían pedido que frenara un poco, pero cuando viajaba a Acapulco y Costa Rica para dar a conocer mi academia, la gente me decía «¡qué lindo, qué lindo!» a cada rato y mis amigos me comentaban que todos lo repetían. Es algo que me sale naturalmente, porque vivo el partido a pleno, lo juego. El protagonista es el que está abajo, pero me sale, no lo hago forzado. Trato de dosificarlo un poco, pero la verdad es que me tengo que contener.

Durante la pandemia, Clerc hizo muchas entrevistas por zoom a las grandes figuras.
Durante la pandemia, Clerc hizo muchas entrevistas por zoom a las grandes figuras. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

83. -Siempre hablaste de la importancia de soñar, ¿qué sueños te quedan por cumplir en el tenis?

-Quiero ser el mejor comentarista de tenis en el mundo.

84. -¿Alguna vez festejaron juntos el cumpleaños con Vilas a las 12 de la noche?

-No, no, pero sí hemos pasado varias fiestas juntos, Navidad y año nuevo, sobre todo en Australia. ¡Qué loco que hayamos nacido yo el 16 de agosto y Guillermo el 17, encima la fecha de un prócer como San Martín! Es increíble.

85. -¿Maldijiste haber sido en parte contemporáneo de Vilas, no creés que si llegabas antes o después hubieras sido más reconocido?

-Al contrario, soy un agradecido de haber nacido después de Vilas, no sé si hubiera soportado la presión que le metieron a él. Vilas es ídolo de la gente; yo, no, yo fui muy conocido y reconocido también.

86. -¿Tenías condiciones para ser N° 1?

-Trabajé para ser el mejor del mundo, pero arriba tenía a Borg, Connors y McEnroe. Cuando fui N° 4 del mundo, tenía a ellos arriba y era uno más duro que otro. Nadie supo bien lo que trabajaba Batata, porque yo me entrenaba en Chile, con el Pato, en el campo, eran cinco horas por día y los sábados y domingo, días de descanso, agarraba el cassette de AC/DC, me iba a la cancha de cemento del Pato, ponía la música y metía saque y más saque. Siempre estuvo la comparación con las 7 u 8 horas que entrenaba Guillermo, pero yo también le metía duro y parejo.

87. -¿Qué te pareció la película de Vilas?

-No la vi. No necesito que me cuenten cómo es Guillermo o qué vivió, porque toda mi carrera la hice a su lado, así que eso lo sé mejor que nadie. Es más: podría contar cosas que nadie sabe de Guillermo. Igual, por lo que me contaron, es más la película del periodista Eduardo Puppo, que lucha para que le den el 1 a Vilas, que una película de Vilas en sí misma. Y para mí, Vilas fue N° 1 del mundo, así de simple. No pude participar porque me llamaron en plena pandemia, pero cuando Puppo me preguntó: «Si le dan el 1, Guillermo quiere que se lo des vos, ¿irías?», le contesté: «Obvio que voy».

Partidazo: victoria sobre McEnroe, en la Copa Davis y en el Buenos Aires

88. -¿Te parece justo que le den el N° 1 o creés que no se debería legislar para atrás?

-Es una lástima que Guillermo no le haya puesto toda la energía en su momento para protestar, pero claro que me parecería justo, porque Guillermo fue el mejor tenista, no hay dudas. En esa época, si ganabas un torneo de Grand Slam eras el mejor, y Guillermo en el 77 ganó 2 torneos de Grand Slam y fue finalista en otro. Además, ya lo hicieron con Evonne Goolagong, que le reconocieron el N°1 como 30 años después. Nunca es tarde para dar marcha atrás y reconocer un error. Para mí, Guillermo fue el N° 1 ese año: te lo digo hoy, que lo amo, y pensaba lo mismo cuando no nos hablábamos.

89. -¿Cuándo hablaste por última vez con Vilas?

-Tengo contacto con Guillermo y con la familia, hace un par de meses que no hablo. Me interesa mucho su vida, pasamos demasiadas cosas juntos, íbamos y veníamos en la relación, no nos hablábamos y también nos cagábamos de risa.

90. -¿Qué te genera verlo tan frágil, con los problemas de salud que viene acarreando?

-Me da mucha tristeza, mucha amargura. Lloro, no delante de Guillermo, pero lloro, porque veo a los hijos y me da bronca. Siempre le dije a Guillermo: «Vos vas a ser muy buen padre», porque le encantaban los chicos, jugaba mucho con los míos y también con los de otros. Y no me equivoqué, es un gran padre.

91. -¿Te reconoce, pueden hablar normalmente?

-A veces recordamos algunas cosas. Está Phian, su mujer, que lo ayuda, le dice «Es Batata», y Guillermo se ríe y dice: «Uy, Batata», pero a mí me pone como el or… que esté en la situación en que está. La puta madre, porque yo llamo a Borg y es un «Hola Björn, hola Batata» y charlamos media hora, te cagás un poco de risa, y chau, todo normal. Con Iván o con Mats o con Ilie es lo mismo. Pero acá tiene que haber siempre alguien, y es muy doloroso. Yo lo quiero mucho a Guillermo, ya de grande tuvo gestos muy lindos con la escuela para hipoacúsicos a la que va Sophie, Las Lomas Oral, vino cada vez que lo llamé, y lo hizo con muchas ganas.

Clerc con Vilas y Gaudio, dos de los argentinos que ganaron un torneo de Grand Slam.
Clerc con Vilas y Gaudio, dos de los argentinos que ganaron un torneo de Grand Slam. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

92. -¿Por qué se pelearon y dejaron de hablarse en su momento?

-Cuando jugábamos la Copa Davis, si Guillermo decía «a», era todo «a»; si yo decía «b» y Guillermo «a», era «a»… Entonces uno se hinchaba las pelotas. Yo jamás me comparé con Vilas, le quería ganar como le quería ganar a otros cracks de la época como Connors y Borg. Guillermo fue un genio y tenía trato de genio, y muchas veces el problema lo generaba la gente que tenía alrededor. Lo agrandaban demasiado. Me pasó de escuchar a gente que hablaba muy mal de él, pero de golpe lo tenían enfrente y le decían «genio, capo».

93. -¿Le decías las cosas que te molestaban?

-Si lo tenía que mandar a la mierda, yo lo mandaba, y Guillermo no estaba acostumbrado a que alguien le dijera las cosas. Eso sí: los dos nos matábamos por ganar la Davis, sentíamos que el país lo merecía. No nos hablábamos pero nos rompíamos el orto para ganar cada partido. Yo quería que él ganase su single y estoy seguro de que Guillermo quería lo mismo de mí. Los genios, los muy grandes, son especiales. Y Guillermo fue todo eso.

94. -¿Estuvieron cerca de irse a las piñas alguna vez?

-Nunca, aunque sí hemos tenido discusiones fuertes. Pero como te conté: yo lo enfrentaba, siempre le dije las cosas, y acá nadie enfrentaba a Vilas, ni Ion (Tiriac) sabía cómo llevarlo.

95. -¿De no haber estado distanciados, la Argentina hubiera ganado la Copa Davis en el 80 o el 81?

-No. En el 80 se habló de nuestra pelea con la Asociación, la famosa solicitada, pero el tema es que en esa serie apareció con todo un jugador como Iván Lendl, que vino y nos ganó con Checoslovaquia. Pucha, no era cualquier tenista, nos cagó a pelotazos. Y en el 81 definimos contra Estados Unidos de visitante, en la superficie de ellos, contra McEnroe y el mejor dobles del mundo. Así y todo, peleados como estábamos con Guillermo, los llevamos a un quinto set en el que perdimos 11-9.

96. -¿Por qué no se hablaban, cuál era el problema?

-Más allá de nuestras idas y vueltas en la relación, ese año hubo un problema puntual que fue la designación del capitán. Supuestamente lo íbamos a elegir entre todos pero de golpe apareció Robbie Graetz puesto por Vilas. Lo quiero al Ruso, todo bien, pero no me gustó lo que hicieron. Entonces, en la serie con Rumania le dije: «Esto conmigo no va, cuando juguemos el doble yo agarro la silla y me voy lejos de donde estás vos». Y eso hice.

97. -¿No daba para encerrarse en una habitación y resolver el problema ante una final de Davis?

-No creo que hubiera cambiado, porque nosotros dejamos todo por el otro dentro de la cancha. Yo tenía al Pato de mi lado y para mí era suficiente. Lo mismo Guillermo con Ion. Teníamos 20 mil personas en contra, ¿y? ¿Cuál era el problema? Si hay mejor ambiente en un vestuario, fantástico, pero Vilas y Clerc no necesitaban un mejor ambiente ni tampoco necesitaban un capitán de Copa Davis. De hecho, Junquet, el capitán, sabía muy bien que nosotros confiábamos en nuestros entrenadores y punto. En las jugadas, sí hablábamos con Guillermo; no nos hablábamos en el cambio de lado ni en las comidas, pero los dos queríamos ganar.

Batata y Guillermo, una relación con muchos altos y bajos; Clerc lo quiere mucho.
Batata y Guillermo, una relación con muchos altos y bajos; Clerc lo quiere mucho. Fuente: Archivo – Crédito: Archivo

98. -¿Tiriac y el Pato Rodríguez se llevaban bien?

-Para nada, y esa situación tampoco ayudaba. Pero no era un tema de quién encabezaba, a mí me encantaba que Vilas fuera el 1 del equipo, porque la atención iba más para él. Y también siempre preferí jugar afuera porque cuando jugábamos en Buenos Aires era mucha presión, me costaba dormir.

99. -¿Te arrepentís de algo?

-Estoy tranquilo porque dimos todo por el triunfo. La única equivocación, lo único que me reprocho, es no haber empezado sacando en el doble contra Estados Unidos. Siempre arranca sacando el mejor, y la verdad es que yo sacaba mejor que Guillermo, pero cuando hicieron el sorteo, el capitán nos miró, Ion dijo «Que arranque sacando Guillermo», el Pato dijo «Que arranque sacando Batata», que sí, que no, y Junquet terminó diciendo: «Que saque Guillermo». Eso me quedó en el tintero.

100. -¿Te arrepentís de algo en la vida?

-Soy un tipo que no tengo doble faz, no llevo una careta, aunque ser tan frontal me ha traído problemas. No soy falso, yo voy y te digo las cosas, me ha costado manejar ciertas situaciones, ahora trato de evitar los problemas, antes los enfrentaba e iba como una topadora. Pero me deja muy tranquilo ser como soy.

Su ficha técnica

Nombre: José Luis Clerc.

Fecha y lugar de nacimiento: 16/8/1958, en Buenos Aires.

Edad: 62 años.

Trayectoria: 1977-1985 (luego jugó un partido de Copa Davis en 1989).

Mejor ranking en single: 4° (3/8/1981).

Torneos ganados en single: 25 (2° argentino, detrás de Vilas).

Torneos ganados en arcilla en single: 21 (8° mejor en el mundo).

Récord en single: 375-148.

Mejor actuación en single en Grand Slam: semifinalista Roland Garros (1981 y 1982).

Títulos en dobles: 2.

Mejor ranking en dobles: 30°.

Mejor actuación en dobles en Grand Slam: semifinalista Roland Garros (1981).

Su actuación en Copa Davis: 22 series, con 31 victorias y 24 derrotas (20/14 en individuales y 11/10 en dobles).

Mejor actuación en Copa Davis: finalista en 1981.

Actualmente tiene academias de tenis y es comentarista en ESPN.

Fuente: Diego Borinsky – LA NACION DEPORTES – Fotos: Archivo – Crédito: Pablo Corradi – Archivo – Crédito: Archivo – LA NACION DEPORTES – Videos: mismagenesretro – Lendl Tennis – AP Archive – You Tube – LA NACION DEPORTES

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