El anuncio oficial trajo repercusiones positivas y negativas entre los tenistas. Cómo funcionó entre las jugadoras en la WTA.
El tenis es de los pocos deportes en los que los jugadores entran a la cancha y deben tomar decisiones para resolver situaciones por sí solo. Su entrenador puede apoyarlo y alentarlo desde la tribuna, pero no darle instrucciones. Eso, en teoría y según el reglamento. La realidad es otra. Porque son muchos los tenistas que suelen recibir coaching desde sus boxes durante los partidos, lo que suele provocar enojo en rivales y hasta algunas sanciones para los involucrados, cuando los umpires notan la violación a las reglas. En el circuito masculino, desde hace años, se venía discutiendo la posibilidad de «legalizar» esa práctica. Finalmente, esta semana, la ATP se animó a romper la tradición y reveló que la testeará en el segundo semestre de este 2022.
«La fase de pruebas -que comenzará el 11 de julio y se extenderá hasta el final de la temporada- será sometida a evaluación colectiva para determinar la potencial inclusión del coaching fuera de pista en próximas temporadas», explicó el organismo en un comunicado.
Y aunque esa decisión buscaba seguramente poner fin a las polémicas que suelen generarse cuando se hace evidente el coaching en algún partido, el anuncio volvió a dividir el circuito. Porque hubo quienes aplaudieron el cambio y otros que lo criticaron con fuerza, como ya había ocurrido en el pasado.
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Para la fase de prueba -que incluirá todos los torneos ATP del resto de la temporada, y también el US Open y las ATP Finals de Turín-, la asociación del tenis masculino estableció algunas reglas.
Se permitirá a los entrenadores dar instrucciones durante los partidos de fase previa y cuadro principal, siempre que estén sentados en los asientos designados para ellos por el torneo.
El coaching solo estará permitido si no interrumpe el juego ni crea molestias al oponente durante el punto. El verbal, que debe consistir en frases cortas o palabras (no conversaciones), se podrá realizar solo cuando el jugador esté en el mismo lado de la cancha que su coach. El no verbal (señas con las manos) está autorizado en cualquier momento del encuentro. Y está prohibido el diálogo entre entrenadores y jugadores cuando éste último abandona la cancha (para ir al baño, ser atendido por el médico, etc). Además, los jueces podrán sancionar si advierten un abuso de esas normas.
«Además de asegurar consistencia en el deporte para beneficio de jugadores y aficionados, esta fase de pruebas también intentará incrementar los momentos de intriga y cercanía para mejorar la experiencia de los espectadores», explicó la ATP.
El coaching legal no es algo nuevo para el tenis masculino. En la Copa Davis, los capitanes de los equipos se sientan en el banco con sus jugadores y suelen darles indicaciones y consejos entre punto y punto. En el circuito profesional, ya se probó esa práctica en algunas ediciones de las Next Gen Finals, primero habilitando la comunicación entre entrenadores y tenistas a través de auriculares y, el año pasado, de manera directa.
En el ATP Tour, sin embargo, siempre estuvo prohibida, aunque ocurre con bastante frecuencia. En los últimos años, quien suele protagonizar polémicas por violar esa regla es Stefanos Tsitsipas, quien en 2021 se expresó públicamente a favor de «legalizarla». «Debería estar permitido en cada punto. Háganlo legal. Es cuestión de tiempo para que ocurra», había comentado.
En el último Masters de Montecarlo que se disputó en abril, por ejemplo, el griego fue criticado por Fabio Fognini, a quien venció en la segunda ronda, por haber hablado demasiado con su padre/entrenador Apostolos. Unos meses antes, Daniil Medvedev se había quejado de lo mismo durante el choque de semis del Australian Open. «Todo el mundo lo está viendo, no para de hablarle», le reclamó el ruso al umpire.
Incluso Rafael Nadal fue señalado en un algún momento por algunos de sus colegas, que aseguraban que su tío Toni, cuando todavía era su entrenador, solía darle indicaciones con señas de manos y con alguna palabra específica que le marcaba, por ejemplo, adónde sacar. El suizo Stan Wawrinka lo comentó alguna vez. El mismo Fognini se lo reclamó al umpire durante la final de Hamburgo 2015 que perdió con el español: «Siempre hace lo mismo. ¡Siempre lo mismo!». Y hasta el padre de Novak Djokovic, tras una derrota de su hijo ante el mallorquín en Roland Garros, aseguró: «El problema de Novak es que Toni hace coaching durante los partidos».
Opiniones encontradas.
Desde que se empezó a discutir la posibilidad de reglamentar el coaching, las opiniones estuvieron divididas. Roger Federer, por ejemplo, siempre se expresó en contra. Patrick Mouratoglou, ex entrenador de Serena Williams y actual de Simona Halep, apoyó la idea en el pasado. Y esta semana ratificó su posición a favor.
«Felicitaciones a la ATP por ‘legalizar’ una práctica que se utiliza en casi todos los partidos desde hace décadas. No más hipocresía», escribió el coach francés, que durante la final del US Open 2018 fue acusado de «entrenar» a Williams, quien recibió una advertencia por eso, perdió la calma, discutió aireadamente con el umpire y terminó opacando la victoria de Naomi Osaka.
Completely disagree. Loses one of the only unique traits that no other sport had. The player had to figure out things on his own. That was the beauty of it. What happens if a high profile player versus a low ranked player who doesn’t have or afford a coach?
— Nicholas Kyrgios (@NickKyrgios) June 22, 2022