/El francés Sébastien Chabal, un rugbier salvaje, con cara de malo, carismático y que se llevó un topetazo de regalo de los Pumas

El francés Sébastien Chabal, un rugbier salvaje, con cara de malo, carismático y que se llevó un topetazo de regalo de los Pumas

Jugó dos Mundiales y fue el primer profesional del rugby de Francia en cobrar hasta 20.000 euros por hacer avisos pubilicitarios.

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Acomienzos del nuevo milenio, el rugby internacional profundizaba una tendencia. Crecía la presión sobre los conductores, se reducían drásticamente los espacios de maniobra y el juego se volvía más físico, con forwards graníticos y backs cada vez más altos y musculosos. Todas las potencias seguían esa línea. Incluso Francia, que dejaba atrás su estilo depurado, alegre, burbujeante, para sumarse a la nueva corriente y adoptar también una actitud de barricada, con la que, por cierto, no le fue mal. Pero era otra cosa. Una manera de sentir el juego distinta a la siempre pregonada. Y ante un nuevo estilo, se hacía imperiosa la búsqueda -y el hallazgo- de un nuevo referente. Un biotipo que encajara mejor en el inédito contexto. Un símbolo de ese rugby más friccionado. Un jugador capaz de responder a las flamantes demandas: alguien malo, fuerte, salvaje, de aspecto cavernícola, si fuese posible, incapaz de transmitir sentimientos.

Ahí surgió Sébastien Chabal. La figura ideal de ese tiempo del rugby. Una bestia de 1,91 metros de alto y 113 kilos de peso. Bigote y barba prominente, pelo largo, mirada de hielo, ceño fruncido. No era el más rápido ni el más inteligente. Pero tenía carisma, coraje, corazón… Era una máquina exclusivamente programada para tumbar adversarios sin piedad, sin culpa. Con eso bastaba. Las cualidades técnicas y las destrezas como tercera línea, podían discutirse, pero lo otro no. Así irrumpió en la escena internacional Chabal y gozó de su prolongado cuarto de hora.

La fiereza de Chabal en un tackle a un rival
La fiereza de Chabal en un tackle a un rival

El gran Jonah Lomu llegó a decir de él: “Cuando Chabal está sobre el campo, la mirada de los adversarios cambia”. Le temían los rivales, lo captaban los anunciantes. De la noche a la mañana, Sébastien se convirtió en el primer profesional del rugby francés capaz de grabar anuncios publicitarios por un importe superior a los 20.000 euros.

Dos Mundiales y varios Seis Naciones

El Cavernícola, como lo llamaron los aficionados franceses, nació en Valence, al sur del país, el 8 de diciembre de 1977. Perteneció a una familia humilde: su padre era mecánico y su madre empleada de una joyería. Se crió en Beauvallon y desde pequeño mostraba dos pasiones: los motores y la pelota ovalada. Con el rugby se vinculó a los nueve años y con los motores, años después, cursando varios estudios relacionados a esta disciplina.

El tackle de Mario Ledesma a Chabal durante el Mundial 2007, donde los Pumas vencieron dos veces a Francia
El tackle de Mario Ledesma a Chabal durante el Mundial 2007, donde los Pumas vencieron dos veces a Francia

Su trayectoria profesional en el deporte acredita únicamente pasos por equipos franceses y uno inglés: Bourgoin-Jallieu (1998-2004), el británico Sale Sharks (2004-2009), Racing Metro 92 (2009-2012) y Lyon Olympique (2012-2014). La primera aparición como jugador internacional data del 4 de marzo de 2000, ante Escocia (triunfo galo de visitante, 28-16). Y la última, se registró el 12 de marzo de 2011 (éxito azzurro, como local, 22-21). Ambas en el marco del Seis Naciones.

En total, Chabal protagonizó 62 partidos en el seleccionado y anotó seis tries. Dos de ellos contra Italia, en el Seis Naciones de 2007; uno contra Inglaterra, ese mismo año; dos a Namibia en el Mundial 2007, y uno más facturado a Italia en el Seis Naciones de 2009. Participó en los Mundiales de Australia 2003 y Francia 2007, y luego, el Animal quedó afuera de la convocatoria definitiva para el torneo de 2011, con sede en Nueza Zelanda. Ahí concluyó su carrera con Les Bleus. Estaba a punto de cumplir 34 años.

Chabal y el marketing: supo cómo vender un personaje
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En el rugby de clubes, Sébastien duró unas temporadas más. En mayo de 2011, la Comisión Disciplinaria de la Liga Nacional de Rugby francesa le aplicó una suspensión de 30 días por criticar a los árbitros del Top 14, perdiéndose, de este modo, las semifinales del importante campeonato. Y el 2 de enero siguiente, estuvo involucrado en un nuevo episodio negativo para su carrera: rescindió su contrato con el Racing Metro 92. ¿El detonante? Una fuerte discusión con su entrenador, Pierre Berbizier, genial medio-scrum francés de los años ochenta. Una vez abierto el libro de pases, en abril de 2012, llegó a un acuerdo con el Lyon Olympique, por un período de dos temporadas, tras las cuales colgó los botines.

Chabal logró muy buenos desempeños en Bourgoin-Jallieu y Racing Metro 92, accediendo a varias finales, locales y una continental. Sin embargo, los únicos títulos los cosechó al mudarse a Inglaterra, con Sale Sharks: campeón de la European Challenge Cup en 2005, campeón de la Liga Británica, en 2006 y ganador del Trofeo de Campeones, de 2006. El hombre del pelo largo finalizó cuarto en los dos Mundiales que disputó y levantó un par de veces la copa del Seis Naciones: 2007 y 2010, con Grand Slam incluido. “Valoro la suerte que he tenido, la suerte de terminar la misión que me impuse cuando llegué al Lyon Olympique: ayudarlo a remontar”, declaró al tomar la decisión de abandonar el deporte que lo consagró.

Embestidas célebres

Así jugaba el francés Cabal

Su presencia se destacaba en el XV francés. El porte, la melena, la barba, la mirada asesina… Pero aún no era un consagrado. Corría el año 2007, Francia enfrentaba a Nueva Zelanda en un amistoso preparatorio para el Mundial y, con una embestida brutal sobre el tercera línea Chris Masoe, el mundo tomaría nota de su potencia, de su fiereza. Los de Negro se imponían a los Blues por 6-3 y avanzaban en la cancha, haciendo circular la pelota. Esta llegó a las manos de Masoe, una pared de músculos y huesos, y Chabal fue a su encuentro. Si la descripción fuese cinematográfica, llevaría música de suspenso, in crescendo. Uno con la pelota, atacando, el otro dispuesto a frenarlo. Como sea. Y se produjo el contacto. ¡Tremendo, pero legal! “El Placaje del siglo”: así denominaron la acción. Chabal noquea completamente al granítico ala.

Y eso no es todo. Minutos más tarde, el segunda línea Ali Williams también queda fuera de combate y con fatales consecuencias para el All Blacks: dos dientes menos y la mandíbula rota en cuatro puntos distintos. Con estas intervenciones, el público francés empatizó con el rústico forward y no sólo pasó a considerarlo, si no que de a poco lo elevó a la categoría de ídolo de masas. El resto lo hizo la prensa, proclive a rescatar este tipo de personajes y, en el firmamento del rugby, nació una estrella. Sin derrochar talento, con escasa velocidad, limitada inteligencia y poca destreza, pero con la maldad de Eric Champ, la fuerza de Laurent Rodríguez y Dominique Erbani juntos, la bravura de Pascal Ondarts y el coraje de Jean Pierre Rives.

Chabal y su veta de modelo publicitario: hoy es accionista de diversas empresas
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Con esas credenciales, Chabal llegó como estandarte al Mundial en su propia tierra. Y dispuesto a seguir conquistando corazones con su fuerza y su carisma. El sueño de ganar el primer Mundial pendulaba sobre sus anchas espaldas. Pero esta vez, el Gallo tendría enfrente a Pumas… Y no le sería tan sencillo. La cara de malo no hizo mella en los corazones y las mentes blindadas de los argentinos. Entonces, en el partido inaugural del torneo, se produjo la gran sorpresa: el dueño de casa y favorito a ganar la copa, perdía contra un racimo de valientes héroes albicelestes, llamados a hacer historia en este certamen. Agustín Pichot, Juani Hernández, Felipe y Manuel Contepomi, Nani Corleto, Pato Albacete, Mario Ledesma, Ignacio y Juan Fernández Lobbe, Marcos Ayerza y compañía, no sólo le arruinaron el inicio a Francia, sino que también le amargaron la despedida, venciéndolos además en el partido por el tercer puesto, en el Stade de France. Y con un regalito adicional…

La fama, la brutalidad, la fiereza y la potencia de Chabal rebotaron duro y feo contra Juan Manuel Leguizamón, aquella última noche de París. Un tackle del argentino estremeció al francés. Los locales lanzan y ganan un line out. La pelota llega a Chabal e inicia un avance. Leguizamón no está dispuesto a permitírselo y sale decidido a marcarlo. Lo encara y choca con tremenda rudeza, al punto de mandarlo de espaldas al suelo al desalmado gigante. Tiempo después, Legui recordaría la jugada: “Creo que tuvo más repercusión porque se trató de un showman, como era Chabal. Que la hizo bien, porque se tiró y consiguió que me sacaran tarjeta amarilla. Estuvo bien lograda de su parte. Ahora, para mí es una jugada que no está buena”.

Leguizamón ya impactó a Chabal, que vuela espectacularmente: una escena recordada del Mundial 2007
Leguizamón ya impactó a Chabal, que vuela espectacularmente: una escena recordada del Mundial 2007

En la actualidad, Sébastien Chabal está alejado del rugby. Su tiempo lo ocupa trabajando en el mundo empresarial. Es propietario de acciones de todo tipo, desde aquellas relacionadas con marcas de ropa hasta de piletas de natación. “Tomé la decisión de alejarme del ámbito del rugby porque la vida nos da la oportunidad de hacer muchas cosas diferentes. Además, no creo que hubiera sido un buen entrenador. Así que, listo. Ahora estoy muy bien como estoy”, le declaró hace unos meses a un medio de su país.

El topetazo de Leguizamón a Chabal

Francia cambió su norte a comienzos del nuevo siglo. Se plegó a la moda de un rugby físico, con la finalidad de estar a la altura de Nueva Zelanda, de Sudáfrica. Y dejó un poco de lado su esencia. Mientras las lesiones iban apagando la magia del fantástico apertura inglés Jonny Wilkinson, el nuevo orden consagraba a Chabal. La antítesis. Los franceses deliraban con sus choques, sus tackles, sus topetazos. Disfrutaban tanto de estas peripecias como antes se rompían las manos con las interminables sucesiones de pases en míticos tries como el de Serge Blanco a Australia en la semifinal del Mundial 87, o como el anotado por el fullback Jean-Luc Sadourny, en el Eden Park, frente a los All Blacks, en julio de 1994.

Ahora, Les Bleus retomó la vieja senda. Recuperó la esencia de su rugby, con Antoine Dupont como líder. Volvió a los tiempos de vino y rosas. El rugby de barricada pasó con su ícono, carismático, valiente, rudimentario, muy útil: Sébastien Chabal, el hombre de las cavernas.

Chabal en el lanzamiento de las Jo's burgers
Chabal en el lanzamiento de las Jo’s burgersFuente: Juan de Dios Vera Ocampo  LA NACION Deportes – Fotos: LA NACION Deportes – Videos: RUGBY DUPUN.COM – LA NACION Deportes .