/Marcelo Bosch, el ex Puma que sufrió tanto el retiro del rugby que escribió un libro

Marcelo Bosch, el ex Puma que sufrió tanto el retiro del rugby que escribió un libro

Con nueve trofeos, el ex jugador de Belgrano, Biarritz y Saracens quedó como el rugbier argentino más ganador en el profesionalismo; el vacío post carrera propició su autobiografía.

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“Insoportable”. “Agobiante”. “Aterrador”. Marcelo Bosch describe de manera cruda el momento en el que afrontó su retiro. Se dice que el deportista profesional muere dos veces; la primera, cuando deja de jugar. En su autobiografía Inside, que presentó en diciembre, el ex back de los Pumas refleja su recorrido, invita a la introspección y separa sus dos mundos: el valiente jugador de rugby, que tenía una admirable capacidad de adaptación y resiliencia, y el hombre que escapa de los conflictos, creció en un entorno familiar difícil y no afrontaba sus miedos. “Hacerme el dormido”, repite permanentemente, aludiendo a no salir de la zona de confort y no involucrarse en conflictos.

“El libro fue un proceso de cuatro o cinco años, desde que se gestó a través de Alejandro Oneto Gaona, al que se le ocurrió la idea. Al principio yo usaba las redes sociales para postear historias, y por el buen recibimiento de la gente y porque me conectaba con lo que yo había sido, me adentré en la idea del libro. Fue un largo camino. Iba atravesando lo que yo vivía cotidianamente”, cuenta Bosch en una larga charla para LA NACION en el buffet de Belgrano Athletic, el lugar donde desarrolló gran parte de su infancia y de su adolescencia. En el paisaje del club ya no están los postes de rugby, sino la pintoresca cancha de cricket, el deporte del verano. “Ver mi libro y verme en la portada son algo raro, como saber que entre esas páginas está plasmada mi vida. Fui amigándome con mi historia, aceptando las cosas lindas que me han pasado, como también lo difícil. El libro cuenta mucho más que lo que fue el deportista. Saber que está a disposición de cualquiera para leerlo me moviliza, pero estoy en paz con esa historia que he vivido”.

Con nueve títulos de campeón entre sus etapas en Biarritz (Francia) y Saracens (Inglaterra), el polifuncional back, mundialista en 2011 y 2015, es el rugbier argentino más ganador de la historia en el alto nivel profesional. En las páginas de Inside se adentra en lo más profundo del deportista.

"Ver mi libro y verme en la portada son algo raro", comenta Chelo Bosch, que escribió "Inside" como autobiografía para comunicar una vida de claroscuros.
«Ver mi libro y verme en la portada son algo raro», comenta Chelo Bosch, que escribió «Inside» como autobiografía para comunicar una vida de claroscuros.DIEGO SPIVACOW / AFV

–¿El retiro es lo más traumático para un jugador?

–Es muy difícil. El deporte me apasiona y me apasionaba mucho lo que hacía, vivir para el deporte. Era mi vehículo para expresar lo que mejor sabía hacer, que era jugar al rugby. Los clubes en los que jugué proveían de una red de contención enorme, más allá del jugador. Me daban los horarios de todo, me programaban la semana. Me sacaban los tickets para tomar un tren, hacían todo. Me proveían de tanto que después esperaban que rindiera al máximo en la cancha, como debe ser en el profesionalismo. Pero ese era mi lugar de confort. Salir de ese día a día y encontrarme conmigo 24 horas por día sin saber qué hacer, en las que lo que me llenaba ya no estaba… Fue difícil soltarlo. Eso lo hacía aterrador. Ya no tenía ese vehículo que me daba autoestima y seguridad en lo que hacía. Ahora eran páginas en blanco que tenía que rellenar desde un lugar que desconocía, y retroalimentarme para generar herramientas para tener seguridad en mí. Soy una persona que se aísla; no tuve mucha contención de mis padres y eso me costó mucho.

–En el libro contás que sufriste un ataque de pánico durante un entrenamiento.

–Veía que el final se acercaba; uno sabe que el deporte tiene fecha de vencimiento. Ya tenía 34 o 35 años, y por la edad sentía que no quedaba mucho en el tanque. ¿Podía seguir jugando? Sí, con otra exigencia. Pero, por cómo era de autoexigente, yo habría querido brindarme al 100% en otro club. Mi cuerpo ya no daba la talla de lo que requería el alto rendimiento. Cuando uno está arriba cuentan mucho la preparación interna para llegar al partido de determinada manera y el trabajo invisible para llegar bien a los entrenamientos.

Belgrano es el club de su origen, pero cuando pudo volver, la cuarentena y algunos cambios en su vida lo disuadieron de emprender el regreso a las canchas con la camiseta amarilla y marrón.
Belgrano es el club de su origen, pero cuando pudo volver, la cuarentena y algunos cambios en su vida lo disuadieron de emprender el regreso a las canchas con la camiseta amarilla y marrón.DIEGO SPIVACOW / AFV

–¿Cuánto jugaron en la decisión de retirarte las dos lesiones en los hombros?

–Tuve una limpieza en un hombro y una artroscopia en el otro. Cuando encaré esa última pretemporada luego de la operación, eso fue un índice de cómo empezaba a sentirme internamente. Empecé jugando bastante, pero sabía lo que estaba pasando y lo escuché. Entonces empecé a pensar en el post rugby también en lo físico: quería seguir haciendo deporte, patear la pelota con mis hijos. Tomé la decisión en paz conmigo, porque yo lo decidí, no es que el cuerpo me dijo “ya no das más, en serio”. Eso me dejó tranquilo, pero no sabía que iba a atravesar todo lo que vino posteriormente.

–¿Te arrepentiste en algún momento?

–En un momento me vi tan ajeno a lo que hacía, que añoraba a ese jugador. Lo extrañaba. Pero era algo más de nostalgia que de replanteo de la decisión de retirarme. Me quedé tranquilo en cuanto a que no llegué a odiar el rugby. Llegué a estar muy desgastado, pero no a odiarlo. Desde 2010 hasta 2018 tuve muchos años ininterrumpidos sin grandes lesiones, jugando mucho entre el club y el seleccionado. Los fines de temporada producían mucho desgaste, por estar jugando constantemente en el más alto rendimiento y siempre peleando por títulos. En Saracens era todo competencia; todas las semanas competía por el puesto y no podía relajarme. Eso, a lo largo de los años, genera desgaste, mental y físico.

El inglés Saracens fue uno de los dos equipos por los que actuó en Europa; a la organización de los clubes del Viejo Continente, la convivencia, la alta competencia y las amistades vividos en ellos los considera un sostén en aquella etapa de su vida.
El inglés Saracens fue uno de los dos equipos por los que actuó en Europa; a la organización de los clubes del Viejo Continente, la convivencia, la alta competencia y las amistades vividos en ellos los considera un sostén en aquella etapa de su vida.Matt Impey / wired photos

–¿Te quedó una espina por no haber vuelto a jugar por Belgrano, dado el fanatismo que tenés por el club?

–Yo volví al país en el 2020, en la pandemia. Volví a lo de mis suegros por nueve meses, mientras arreglaba mi departamento. Fue una etapa en la que empecé a hacer mucha introspección. Era un momento de aislamiento, de muchas burbujas, sumado a todas las cosas que estaba pasando yo personalmente, que describo en el libro. Me veía jugando en Belgrano, pero no estaba reactivado el campeonato. Además, ese año me puse a correr para hacer algo y quizás me daban ganas, pero empecé a ver que la rodilla izquierda se me hinchaba; era la rodilla que me había operado en el 2009. Me hice una limpieza y tenía rotos los meniscos. No tenía más la fortaleza que tenía antes para soportarlo. Encima en el 2021 ESPN me llamó para comentar el Rugby Championship durante dos meses y me dio algo de estructura en mi vida, que estaba totalmente vacía. Después empecé a comentar URBA. Entre eso, la rodilla y el proceso interno que estaba viviendo, no puse arriba de la mesa la opción de volver. ¿Me arrepiento? No sé… Si me ubico en ese momento y en esas circunstancias, no. Hoy te digo que me habría gustado ponerme los botines, jugar algunos partidos con mis hijos mirándome con la camiseta que me vio crecer. Pero fue difícil.

La etapa de Marcelo Bosch en los Pumas fue corta, pero de una intensidad frenética. Las graves lesiones sufridas durante su primera estadía en Biarritz no le permitieron afianzarse en los primeros años post Mundial 2007. Pero una vez que tuvo su oportunidad, en la Copa del Mundo Nueva Zelanda 2011, la tomó con las dos manos y se adueñó de la camiseta 13. A su innato talento sumó una voracidad en los tackles que lo convirtió en un baluarte en el centro de la cancha. “Agachadito”, fue su mantra para cambiar esa actitud y frenar al que viniera enfrente. Su inteligencia para comandar la defensa de los Pumas fue fundamental en los primeros años del Rugby Championship hasta el 2015, cuando finalizó su historia en el seleccionado.

Dos mundiales jugó Bosch, Nueva Zelanda 2011 e Inglaterra 2015 (cuarto puesto); el centro se caracterizó por la inteligencia para comandar la defensa, la fiereza en los tackles, el talento y las buenas patadas largas a los palos.
Dos mundiales jugó Bosch, Nueva Zelanda 2011 e Inglaterra 2015 (cuarto puesto); el centro se caracterizó por la inteligencia para comandar la defensa, la fiereza en los tackles, el talento y las buenas patadas largas a los palos.Aníbal Greco – LA NACION

–En el libro nunca terminás de cerrar tu ciclo en los Pumas. ¿Te quedaste con ganas de más?

–Sí, me quedó el sabor de querer jugar un poco más. Cuando dejé de ser convocado estaba en un momento personal de mucha madurez y de regularidad. Sentía que tenía mucho para aportar al equipo desde un rol de más experimentado y que podía seguir compitiendo por un puesto. Jugaba mucho en Saracens en su mejor época y tenía más para dar. Pero las cosas se dieron así. A veces miraba al equipo relatando para cadenas inglesas, y eso era muy raro. Me quedó un sinsabor, no por dejar de un día al otro, porque eso pasa siempre en cada aspecto de la vida, sino porque realmente quería dar más para ese equipo.

–Fuiste uno de los más perjudicados por la regla de no permitir jugadores que se desempeñaran en el extranjero…

–Había una regla por la que había que jugar en Jaguares para poder estar en los Pumas. Por mi momento en la vida decidí seguir allá. Pero no tuve una propuesta real de UAR. No mostró interés. Por ejemplo, Stade Français, a pesar de que tenía contrato con Saracens, me llamó y me ofreció firmar. Después tomé una decisión y seguí en Saracens, pero había una propuesta real arriba de la mesa. De Jaguares no la hubo. Pero no guardo rencores con nadie de UAR, ni con los entrenadores. Hoy tengo un buen vínculo con Daniel Hourcade, a pesar de que no me gustó lo que pasó en el final del Mundial del 2015. Si lo pongo en un libro, lo hago porque lo acepto. Lo solté. A lo que pasó entre el entrenador y el jugador, con la madurez, lo entiendo más. Yo sentí que no fue tan frontal para decirme algunas cosas y que en la prensa dijo otras. Habrá tenido sus motivos. Pero supe separar eso y ahora tengo una muy buena relación.

–Cuando asumió Mario Ledesma en el 2018, se abrió la posibilidad de contar con algunos de los que actuaban en el exterior. ¿Tuviste contacto en su momento?

–Tuve una charla con Mario. Él viajó a Inglaterra y cené con él, Nico Fernández Miranda y [Juan] Chipi Figallo, compañero en Saracens. Faltaba menos de un año para el Mundial de Japón y podía abrirse una oportunidad de convocar a los de Europa. Pero conmigo Mario fue muy claro: él iba a buscar jugadores en los puestos en que él sentía le faltaban, y Figallo era claramente uno de ellos. En mi puesto ya había jugadores afianzados. Él fue muy claro conmigo: no iba a ser tenido en cuenta. No se me encendió la llama. Si me hubiera tenido en cuenta, por ahí se habría encendido la llama y me habría dado la nafta como para motivarme a hacer una gran temporada, porque estaba la zanahoria del Mundial. Pero fue claro conmigo. Seguí en Saracens y a los dos o tres meses pensé en el retiro.

Marcelo colgó la camiseta de los Pumas sin quererlo: después de 2015, una regla le impidió jugar en el seleccionado si no lo hacía por Jaguares, y luego el back ya no fue tenido en cuenta por algunos entrenadores.
Marcelo colgó la camiseta de los Pumas sin quererlo: después de 2015, una regla le impidió jugar en el seleccionado si no lo hacía por Jaguares, y luego el back ya no fue tenido en cuenta por algunos entrenadores.DIEGO SPIVACOW / AFV

–¿Qué es lo que más extrañas de jugar?

–Extraño la camaradería y vivir en grupo. Siento que fui un privilegiado: estuve siete años en un club y seis en otro, en diferentes países. Generé pertenencia e identidad en esos clubes; conociéndome, hoy veo que fue fundamental, porque me dieron contención. Desde donde venía yo, fueron un sostén enorme. Extraño esas amistades que forjé en esos equipos. También extraño prepararme para un partido y la competencia, el momento del juego.

El encuentro con Juan Martín Del Potro

En su papl de director del área de Alto Rendimiento de la Ciudad de Buenos Aires, Chelo Bosch acudió a Parque Roca, de Villa Soldati, para encontrarse con Juan Martín Del Potro antes de su partido de despedida ante Novak Djokovic. “Estuve intercambiando palabras. Él comunicó lo que está viviendo post retiro; hablé de esos temas. Le dejé el libro para que lo leyera. Creo que en muchas cosas puede sentirse identificado. Hablé con amigos que post retiro han tenido bajones muy grandes y depresión real. Realmente no es sencillo. Refugiarse en uno mismo y no salir a buscar ayuda pueden ser algo muy dañino. No sólo tiene impacto en uno, sino también en los que lo rodean. Hay mucho más espacio para la vulnerabilidad. Ahora se habla más de salud mental, y me parece buenísimo”, manifiesta Bosch.

–¿Cómo son tratados estos temas?

–Cambió muchísimo. Los líderes están cambiando y amoldándose a un liderazgo más horizontal. No sólo en el deporte, sino también en las empresas. El liderazgo de antes era más vertical; no había mucho lugar para mostrarse vulnerable. Pero tampoco hay que confundirse y dar mucho lugar a la vulnerabilidad, porque puede ser contraproducente, en el sentido de estancarse y no avanzar. Pero está bueno que haya más espacio para comunicar cómo está un jugador. Cuanto uno más se conoce y mayor contención tiene, mejor va rendir en la cancha. No se puede dividir del deportista a la persona.

Fuente: Nicolás Casanova  LA NACION – Fotos: DIEGO SPIVACOW / AFV – Matt Impey / wired photos – Aníbal Greco – LA NACION – LA NACION Deportes – Instagram: chelobosch13 – LA NACION Deportes – JR / AD