No estará ante Barracas y en dos semanas se viene el clásico con River.
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Supo ser el jugador más ovacionado por los hinchas. En su presentación, llenó la cancha sin haber disputado un solo minuto. Para Juan Román Riquelme, es el mejor futbolista extranjero en la historia del fútbol argentino. El proyecto futbolístico de Boca giraba en torno a su figura. Sin embargo, su ciclo en el club parece estar agotado, a pesar de que aún le queda un año de contrato, y tanto él como la dirigencia parecen dispuestos a respetarlo.
Los números hablan por sí solos: en este 2025, Edinson Cavani promedia un gol cada cinco partidos y una lesión cada tres y medio. Actualmente, no juega desde el 19 de septiembre, en el empate 1 a 1 frente a Rosario Central, y este jueves, por cuarto día consecutivo, no pudo sumarse a la práctica con sus compañeros. Ante este panorama, está descartado para el partido pendiente de este lunes ante Barracas, un duelo que se volvió clave tras los últimos resultados. Boca quedó fuera de la zona de playoffs y en el quinto lugar de la tabla anual, lejos de la clasificación a la Libertadores, aunque un triunfo en el estadio Claudio Fabián Tapia lo volvería a ubicar entre los ocho primeros del Clausura y segundo en la general.

Este domingo, mientras se aguardaba la lista de convocados para saber si estaría al menos entre los suplentes ante el Guapo, el club informó un nuevo parte médico que lo descartó por completo: “El jugador Edinson Cavani presenta una inflamación de la bursa del psoas derecho, motivo que retrasa su vuelta al entrenamiento junto al grupo”. Se trata, en principio, de una molestia derivada de la lesión que venía arrastrando. El comunicado no menciona plazos de recuperación, aunque el uruguayo intentará llegar en forma al superclásico del 9 de noviembre ante River, luego de la visita a Estudiantes, el próximo domingo.
Las constantes bajas de Cavani se convirtieron en un tema cotidiano en Boca. El uruguayo, de 38 años, faltó en casi la mitad de los partidos del equipo durante el año: 17 de 38. Todas esas ausencias respondieron a cuestiones físicas, aunque su nivel no siempre fue el esperado. Pese a eso, los distintos entrenadores que pasaron por el banco -Fernando Gago, Mariano Herrón, Miguel Russo y Claudio Úbeda- le respetaron la titularidad cada vez que regresó de una lesión.
Cavani llegó libre a Boca a mediados de 2023, tras un paso discreto por el Valencia de España, donde marcó siete goles y dio dos asistencias en 28 partidos, la dirigencia xeneize invirtió una suma importante en su contrato, una cifra que lo ubicó entre los jugadores de mayor salario de la historia del club. Le llevó un tiempo adaptarse al ritmo y la exigencia del fútbol argentino. En su primer semestre disputó 16 de los 23 partidos y anotó tres goles: uno a Platense en la Copa de la Liga, otro a Palmeiras por la Copa Libertadores y otro a Talleres en la Copa Argentina. En el último partido del año, ante Newell’s, sufrió un desgarro que lo marginó de la semifinal de la Copa Argentina frente a Estudiantes (derrota 3-2) y de la última fecha ante Godoy Cruz, en Mendoza, donde Boca se jugaba el ingreso a la Libertadores.

Estudiantes, la antesala del superclásico
Ese partido se jugó el 12 de noviembre, y Cavani recién pudo volver a entrenarse a la par de sus compañeros el 9 de enero del año siguiente, ya bajo la dirección técnica de Martínez. Con él, mostró su mejor versión desde que llegó a Boca. Como llevaba largo tiempo sin jugar, arrancó en el banco y fue suplente en la primera fecha ante Platense. En la jornada siguiente, frente a Sarmiento, en cancha de San Lorenzo, tuvo seis chances claras, no marcó y se resintió de la lesión, lo que lo obligó a perderse los tres partidos siguientes.
No fue su único problema físico en el año: en marzo se perdió dos encuentros por una sobrecarga en el isquiotibial izquierdo, y en septiembre, una lesión grado dos en el sóleo lo marginó de otros cinco compromisos. Entre ellos estuvieron la revancha ante Cruzeiro en Brasil, en la que Boca quedó eliminado de la Sudamericana, y los octavos de final de la Copa Argentina frente a Talleres, que el equipo superó por penales. Esa lesión también lo obligó a llegar con lo justo al superclásico con River, que el equipo de Martín Demichelis ganó 1 a 0 con gol de Manuel Lanzini.
Marcos Brindicci
A pesar de esos inconvenientes, en 2024 Cavani mejoró notablemente sus números: jugó 39 de los 58 partidos del equipo, con casi un 70% de participación, y promedió un gol cada dos encuentros, con 20 tantos convertidos. En uno de sus tramos más destacados, anotó 17 goles en 21 partidos, incluido el triplete a Belgrano en la Bombonera, que cortó una racha de cinco meses sin convertir, su único gol a River por los cuartos de final de la Copa de la Liga, en Córdoba, y el tanto a Cruzeiro, en la ida de los octavos de final de la Sudamericana. En la recta final acumuló 14 partidos consecutivos, la mejor marca desde su llegada. Tras esa seguidilla, renovó contrato hasta diciembre del 2026. Pero el desenlace tuvo un sabor amargo: al igual que en 2023, volvió a desgarrarse ante Newell’s, otra vez en el cierre del año.
En 2025 los problemas continuaron. Pocos partidos, pocos goles y muchas críticas a su nivel. Un escenario similar al de sus primeros meses en Boca. Iba a ser titular en el debut ante Argentino de Monte Maíz, por la Copa Argentina, pero sufrió una molestia en la práctica previa al viaje a Santa Fe y no pudo jugar. Reapareció a fines de enero, jugó tres partidos y otra vez se lesionó: un edema óseo en la zona de las vértebras lo dejó afuera de cuatro encuentros, incluida la ida con Alianza Lima, por el repechaje para la Copa Libertadores.

En abril, sufrió un desgarro en el gemelo derecho que lo sacó del superclásico y de los dos compromisos siguientes. El costo fue altísimo: Boca jugó con un solo punta, Miguel Merentiel, ya que Milton Giménez arrastraba un esguince de tobillo, y tras la derrota 2-1, Gago fue despedido de su cargo.
Por esa lesión volvió en mayo, pero su retorno fue efímero: entró 33 minutos la noche en que Boca cayó con Independiente en los cuartos de final del Clausura, y volvió a resentirse. El club no entregó parte médico, pero la recuperación le impidió jugar los primeros dos partidos del Mundial de Clubes, ante Benfica y Bayern Munich, y llegó entre algodones al partido con Auckland City, donde salió a los 9 minutos del segundo tiempo, mostrando que no estaba en condiciones de jugar, cuando Boca ya no tenía posibilidades de clasificarse. Sus declaraciones tras el encuentro terminaron de deteriorar su relación con los hinchas: “Fue un partido difícil. Ellos se cerraron mucho atrás y se defendieron bien. No creo que haya sido una actuación decepcionante, porque insistimos todo el partido”.

De regreso a Buenos Aires, Cavani siguió con su puesta a punto y ni siquiera fue convocado para el encuentro con Argentinos Juniors, por la primera fecha del Apertura. Regresó unos días más tarde, ante Atlético Tucumán por la Copa Argentina, y disputó siete partidos, en los que anotó dos goles: uno al Decano, y otro frente a Banfield. Poco después, una distensión en el psoas derecho, a la altura de la cadera, volvió a apartarlo. Se perdió los duelos ante Central Córdoba, Defensa y Justicia, Newell’s y Belgrano, y tampoco estará disponible frente a Barracas, para el que ni siquiera se concentró. En lo que va del 2025, disputó 21 de los 38 partidos de Boca, lo que representa un 55% de participación, con un promedio de 0,19 goles por encuentro.
Desde su arribo a Boca, Cavani tiene en mente retirarse en el club, pese a los intentos de Danubio, donde comenzó su carrera, por tentarlo para cerrar su trayectoria en Uruguay. Sus lesiones preocupan, pero Riquelme está decidido a respetar lo acordado, siempre que el jugador así lo desee. Úbeda completará el torneo, pero su continuidad dependerá de los resultados, del clásico, de si Boca clasifica a la Libertadores y si se consagra campeón. El técnico que llegue deberá evaluar el protagonismo que le dará al delantero. Aunque el respaldo del presidente hace difícil que cualquier entrenador lo saque del equipo, Cavani podría optar por otro camino si percibe que arrancaría desde atrás.
Por lo pronto, verá de afuera el partido ante Barracas e intentará sumar minutos ante Estudiantes, la parada previa al clásico en la Bombonera, donde tendrá la oportunidad de empezar a redimirse antes de que su relación con el hincha se resquebraje por completo.
















