/Triple Corona: cómo es Murus Sanctus, el nuevo equipo que se interpone entre La Dolfina y Ellerstina

Triple Corona: cómo es Murus Sanctus, el nuevo equipo que se interpone entre La Dolfina y Ellerstina

Los lagrimales de Francisco Elizalde estaban en plena producción cuando el número 2 llegó a los palenques. El rostro enrojecido, los labios curvos hacia arriba, un puño sacudiéndose. Su equipo, RS Murus Sanctus, había tumbado a un grande. Limitado, alternativo, pero con un nombre muy pesado en la historia del polo: La Dolfina. Y el 16-12 había sido logrado en muy buena ley, con gran polo por momentos, y Elizalde como figura.

Un partidazo fue la primera semifinal del Abierto de Hurlingham de polo, intensa, prolífica en goles, bien jugada en gran parte, y también muy discutida. Más áspera en lo oral que en lo físico. Y con dos rarezas: por segunda vez en diez temporadas La Dolfina no alcanzó una de las finales de Triple Corona, y Adolfo Cambiaso fue expulsado, por dos minutos.

El triunfo de Murus Sanctus en síntesis

Perdió el control el líder del campeón argentino. El control de su verba: se quejó de varias sanciones de los jueces, se entreveró en gritos con Guillermo Caset en el descanso entre el quinto chukker y el sexto, fue amonestado y reclamó por otros cobros en ese mismo período. La segunda tarjeta amarilla lo dejó dos minutos fuera de acción. Los últimos 35 segundos de ese parcial y los primeros 85 del séptimo y último. Un tramo importante del juego.

Ya la tenía difícil La Dolfina a esa altura. Perdía por 14-11 y Murus Sanctus no sólo había resistido su reacción (de 8-13 a 11-13 en un minuto y fracción) sino que además jugaba muy bien. Equipo estirado, palo largo y a correr, con el taqueo largo de Alfredo Cappella Barabucci y el de velocidad de Caset, Facundo Sola y el sorprendente Elizalde.

Antihéroe y héroe: Adolfo Cambiaso, expulsado provisionalmente, y Francisco Elizalde, de formidable rendimiento en la primera semifinal de Hurlingham. Fuente: LA NACION – Crédito: Sergio LLamera

Análisis aparte al número 2, de 8 goles de handicap y extraordinaria actuación ayer. A los 31 años, viene creciendo a pasos grandes. En Estados Unidos tiene 9 y dicen que merodeó los 10, con un excelente 2019 (premiado como el mejor jugador de la Liga Mundial) y un promisorio 2020 (interrumpido por la cuarentena) en Palm Beach. Su máximo lauro se dio hace bastante, cuando conquistó el Abierto Británico en 2012, pero éste es el mejor momento de la carrera del socio del club Los Indios y oriundo de Intendente Alvear, la patria chica de los Heguy.

Es ahijado de Eduardo, hoy entrenador de Murus Sanctus. Y en el experimentado Ruso hay una parte del triunfazo de ayer en Pilar. ¿Triunfazo, frente a un rival disminuido por las ausencias y con un gol menos de handicap (34 contra 35)? Triunfazo, sí. Por el estupendo partido que fue, por los cuatro tantos de distancia en el resultado, por el buen polo y porque La Dolfina es un peso pesadísimo, que sigue teniendo a Cambiaso, y a Pablo Mac Donough. Tan pesado que es rarísimo que llegue al Argentino Abierto sin haber definido ninguno de los dos torneos previos. La última vez que había sucedido, en 2010, tenía otra alineación. Con el cuarteto Cambiaso-Stirling-Mac Donough-Nero (2011 en adelante), ocurrió sólo en Hurlingham 2017.

La Dolfina se molestó con los rivales y con los jueces tras una fuerte infracción contra Pablo Mac Donough (3); hasta el siempre tranquilo Poroto Cambiaso (2) ensayó algún reclamo.
La Dolfina se molestó con los rivales y con los jueces tras una fuerte infracción contra Pablo Mac Donough (3); hasta el siempre tranquilo Poroto Cambiaso (2) ensayó algún reclamo. Fuente: LA NACION – Crédito: Sergio LLamera

Es cierto: en este caso, tuvo un suplente (Ignacio Laprida, de flojo tarea) para sustituir al quizás mejor back de la historia, Nero, y un chico de 14 años (Poroto Cambiaso). También es verdad que pudo jugar mejor. Y que en aquel 2017 de eliminación ante Alegría hubo dos protagonistas que se repitieron ayer: el 1 y el 3.

Facundo Sola estaba hablando para la prensa cuando Guillermo Caset saltó como un verdadero sapo para colgársele en un abrazo. Había euforia en Murus Sanctus. A todos los que están debajo de La Dolfina y Ellerstina les cuesta meterse a una final, y cuando sucede hay éxtasis.

Caset es uno de los dos polistas que han tenido 10 en la historia que no han ganado ningún certamen de Triple Corona (Agustín Merlos y él; Hilario Ulloa los «abandonó» en el reciente Tortugas). Al borde de los 35 años, mantiene el gran talento, pero van pasando las oportunidades. Nunca fáciles, por cierto. El número 3 no colapsó cuando cometió un serio error: cortinó a Mac Donough para dejarle libre a Cappella Barabucci el camino al arco pero se pasó y cruzó peligrosamente delante del contrario. Lo que iba a ser gol propio terminó en tarjeta amarilla y penal de 40 yardas para La Dolfina. Y más tarde, el entrevero oral con Cambiaso. Caset habló, sí, pero hasta cierto punto. No se salió de foco y fue figura, como es habitual.

Él y Sola sobrevivieron al traumático desmembramiento de Monjitas. Permanecieron juntos y se fusionaron con medio La Albertina (Elizalde y Cappella Barabucci). El delantero cordobés aportó una patrona a la estructura, Corinne Ricard, que le puso su nombre al conjunto y, en esta semifinal de Hurlingham, el color azul Francia a la camiseta. El prefijo de ese nombre, «RS», recuerda al papá de Facundo, Rubén, fallecido hace casi un año (1 de diciembre) en pleno Palermo. En cada logro que obtenga, el delantero seguramente lo recordará. Por lo pronto, la temporada va muy bien.

Se podría decir que, dadas las circunstancias, tampoco es mala para La Dolfina. Pero Cambiaso, aun sabedor de las limitaciones que sufre el conjunto y dándose el gusto de jugar con su hijo en semejante nivel, no admite un disgusto si entiende que es perjudicado por el referato. Desde fuera de la cancha pareció que el desempeño de Gastón Lucero y Martín Pascual era bueno en general (gran acierto el cobro en aquella acción de Caset y Mac Donough, la que desembocó en las rispideces posteriores), pero el número 1 se salió de cauce, y con él, el juego de su equipo. No se sabe si en Palermo, lo que largamente más le importa a Adolfito, estará de regreso Nero. Quizás no. Y el campeón no podrá volver a permitirse que su comandante pierda el autocontrol, justo en el año de despedida de la gloriosa formación.

Adolfo Cambiaso se excedió en protestas y, por la segunda tarjeta amarilla, debió estar dos minutos fuera de la cancha; el líder de La Dolfina se sintió perjudicado por los referís.
Adolfo Cambiaso se excedió en protestas y, por la segunda tarjeta amarilla, debió estar dos minutos fuera de la cancha; el líder de La Dolfina se sintió perjudicado por los referís. Fuente: LA NACION – Crédito: Sergio LLamera

La síntesis de RS Murus Sanctus 16 vs. La Dolfina 12

RS Murus Sanctus: Facundo Sola, 9; Francisco Elizalde, 8; Guillermo Caset, 10, y Alfredo Cappella Barabucci, 8. Total: 35.

La Dolfina: Adolfo Cambiaso (h.), 10; Adolfo Cambiaso (n.), 6; Pablo Mac Donough, 10, e Ignacio Laprida, 8. Total: 34.

Incidencias: en el cuarto chukker fue amonestado Caset por equitación peligrosa, y en el sexto, dos veces Cambiaso (h.; dos minutos de expulsión) por exceso verbal.

Progresión: RS Murus Sanctus, 1-3, 2-4, 6-6, 8-7, 11-8, 14-11 y 16-12.

Goleadores de De Murus Sanctus: Sola, 3; Elizalde, 5; Caset, 7 (4 de penal), y Mac Donough, 1 (en contra). De La Dolfina: Cambiaso (h.), 6 (3 de penal y 1 de córner); Cambiaso (n.), 2, y Mac Donough, 4 (2 de penal).

Jueces: Gastón Lucero y Martín Pascual. Árbitro: Guillermo Villanueva (h.).

Cancha: número 2 del predio Alfredo Lalor (AAP), Pilar.

Alfredo Cappella Barabucci estira a Murus Sanctus con sus palazos desde atrás y Guillermo Caset comanda los ataques.
Alfredo Cappella Barabucci estira a Murus Sanctus con sus palazos desde atrás y Guillermo Caset comanda los ataques. Fuente: LA NACION – Crédito: Sergio LLamera