Volvió el recuerdo de los campeones olímpicos de Río 2016, pero no de la mejor manera.
6 minutos de lectura
PARIS.- “¡Ohhh juremos con gloria a morir!”. No se recuerda un grito tan fuerte de los Leones en sus presentaciones internacionales como el que se escuchó durante el himno en el estadio Yves-Du-Manoir, antes de que cayeran por 3 a 2 ante Alemania, derrota que implicó la eliminación en cuartos de final de los Juegos Olímpicos París 2024. Semejante rugido, exacerbado, estaba dirigido en buena medida para Gonzalo Peillat, el campeón olímpico en Río 2016 que decidió sacar pasaporte germano en 2022, para consagrarse a una causa hockística bajo una idiosincrasia completamente diferente.
Para los Leones, lo que vivieron en la noche del domingo fue lo más parecido a una pesadilla, lo peor que les pudo haber pasado: un gol en contra convertido por un excompañero, transformado en villano a partir de un furibundo disparo de córner corto que derivó en el segundo tanto de Alemania. Especial dolor para Matías Rey y Agustín Mazzilli, dos de los héroes dorados de Río que integraron también el actual plantel, frustrado en el intento de volver al podio en esta cita olímpica parisina. “Es un alemán más, no mucho más para agregar”, lanzó el técnico Mariano Ronconi, un poco el portavoz oficial de esta doble amargura de la selección argentina: la eliminación en sí misma y, encima, por el sablazo de uno de los tres mejores tiradores de córner corto del mundo. Que era de Argentina, pero que se pasó de vereda.
El delantero Lucas Martínez, uno de los que lo conoce muy bien por haber sido compañero en numerosos torneos, giras y pretemporadas con Argentina, estaba con los ojos llorosos: “No tengo nada que reflexionar sobre él, yo hago todo lo que puedo para representar a mi club, a mis amigos, al país y eso es lo que interesa. Cada uno hace lo que quiere”. La bronca sigue y Martínez lo siente en el alma, sobre todo porque tanto él como “Acha” se formaron en el Club Mitre. La palabra “traidor” se lee repetidamente en las redes, pero también surgiría por estas horas en la mente de sus ex colegas, aquellos que lo vieron crecer en el equipo no solo desde el juego, sino como voz cantante en el seno del plantel, en la medida que fue haciéndose gigante a fuerza de goles decisivos en las jugadas fijas.
No importó que Peillat fuera en su momento uno de los más jóvenes: su poder de fuego en la cancha empezó a ensalzar su figura puertas adentro, a la hora de los reclamos. Y nunca se detuvo a la hora de pedir cambios en la Confederación Argentina de Hockey (CAH), en su momento conducida por Miguel Grasso, un hombre sin peso político y que dejaba hacer. O delegaba. Poco después de que el defensor dijera ante la cámara de la TV Pública “Que la sigan chupando”, una expresión maradoniana revanchista y totalmente fuera de lugar, ofreció a LA NACION una frase que ventila muchas cosas y reflota viejos conflictos: “Los campeones olímpicos de Río 2016 no nos podemos sentar en una mesa”.
¿A qué alude esa idea de grupo resquebrajado? Excede lo que explicó en su momento Peillat, acerca de que lo dejaron solo en su negativa a que Carlos Retegui volviera en 2018 al equipo en una doble función de coordinador y técnico, después de haber renunciado pocos meses antes a la conducción. En una compleja trama de intereses, los ánimos se alteraron desde bastante antes, a partir del reparto de dinero proveniente de los dos principales sponsors: la marca de indumentaria deportiva y la prepaga oficial. El debate era si debían recibir esa plata en concepto de premios solo los jugadores, o si también debían incluir en esas transferencias al cuerpo técnico y médico.
Un dirigente que vivió aquella época de gloria deportiva y chispazos internos asegura que los más chicos buscaron que la partida fuera exclusivamente para el plantel, y que los más grandes, más sueltos económicamente, eran más proclives a dividir. “Pero era una discusión ridícula, era una diferencia de 2000 dólares, que en ese momento no era nada. Se armó una camarilla. Ahí empezó a romperse el grupo”, asegura este exintegrante de la CAH, en su momento de muy alto rango dentro de la entidad. La discusión trajo secuelas y más de un jugador terminó yéndose.
“Este queria jugar con Alemania”
2016. pic.twitter.com/yWcYc5GKsv
— Marian Herrera (@marianherrrera) August 5, 2024
Peillat quiso acaparar seguidores dentro del plantel, pero no encontró eco y al final tomó la decisión drástica de jugar para Alemania. Un cambio de rumbo, en buena medida por la influencia de su mujer, la exLeona Florencia Habif, con quien decidió compartir una vida mucho más esquemática y ordenada en el Mannheimer HC de la Bundesliga alemana. Lo paradójico es que ayer, Florencia –embarazada- posteó una foto en redes junto con su hermana, Agustina, y su hermano Facundo “El Colo”, para apoyar a Thomas Habif, uno de los Leones que se midió en la noche del domingo ante Alemania. “Orgullosos de vos, bestia”, le dedicaron en Instagram, todos sonrientes y con la camiseta argentina.
Faltaba la opinión de Aníbal Fernández sobre Peillat. El titular de la Confederación Argentina de Hockey criticó duramente la actitud del defensor de festejar y gritar efusivamente el gol, haciendo ese “avioncito” que tanto molestó en el banco de suplentes albiceleste. “Es un horror, las declaraciones de Peillat son un horror. Es un pibe cuyas broncas personales las confunde con la conducta y eso es inaceptable. No quiero echar leña al fuego, para mí es un tema terminado”, dijo a Radio 10 el dirigente que ocupó diversos cargos en el gobierno kirchnerista.
Fernández aseguró, además, que cuando inició su segundo ciclo en la CAH, tuvo una larga charla con el defensor, al que le prometió un distinto formato para la conformación de los cuerpos técnicos, pero pronto lo vio exhibiendo orgulloso el pasaporte de Alemania. Se terminó resignando ante la decisión tomada. El ex secretario General de la Presidencia de la Nación volvió a la carga contra el tirador de cortos en el programa Mañana Sylvestre: “Un caso es el de Mateo Retegui, que decidió aceptar jugar para la selección de fútbol de Italia después de haber sido convocado, y está perfecto. Pero en el caso de Peillat, creo que hay que tener un poquito de respeto por Argentina, por sus colores, por su bandera, por su himno y por las cosas que te dieron para que seas quien sos. Eso es lo que llama la atención”.
Nacionalismos, revanchismos, cambio de colores e internas del plantel que salieron a la luz. En plenos Juegos Olímpicos de París, volvió el recuerdo del glorioso campeón olímpico de Río 2016, pero no de la mejor manera. Buena parte de la sociedad argentina se enardeció con la actitud sobradora de Peillat, que removió viejos rencores y cortocircuitos después de gritar un tanto que redundó en un golpe letal para los Leones.
Fuente: Gastón Saiz LA NACION – Fotos: Santiago Filipuzzi/ Enviado – LA NACION Deportes – X: Marian Herrera@marianherrrera – LA NACION Deportes