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Sudamericano Sub 20: la selección argentina ante el fantasma del fracaso, diez años después

A partir de las 19, frente a Perú, el equipo albiceleste deberá sacar un mejor resultado que Colombia frente a Brasil para seguir con chances; la sombra de aquel negativo Mendoza 2013.

“Yo veo el futuro repetir el pasado”, dicta la canción El tiempo no para, que compuso el brasileño Cazuza y en el país popularizó Bersuit Vergarabat. El recorrido de la Argentina en el campeonato Sudamericano Sub 20 de Colombia se ajusta a ese verso: las derrotas contra Paraguay, en el estreno, y Brasil después dejaron en una posición incómoda a la selección, que ya no depende tanto de sus propias fuerzas para clasificarse par el hexagonal final, el cual premiará con cuatro plazas para el Mundial de Indonesia y con tres cupos para los Juegos Panamericanos de Santiago, Chile. Una situación impensada para un grupo que arribó a Cali con un cartel de favorito y que, como una década atrás, en Mendoza, puede protagonizar un rotundo fracaso.

No hay margen para la especulación y tampoco para el error en lo que resta del recorrido del grupo A: la obligación de sumar frente a Perú, desde las 19 de este miércoles, para llegar al juego final de la zona con posibilidades frente al local será una parte importante del camino; beneficiarse de resultados ajenos completa la chance de evitar el bochorno, ya que si este miércoles Colombia supera a Brasil, en el segundo turno en el estadio Pascual Guerrero, de Cali, la eliminación argentina estará sentenciada.

Mascherano se responsabilizó de las derrotas; al igual que en Mendoza 2013, la Argentina comenzó con dos caídas en el Sudamericano Sub 20 y comprometió su futuro.
Mascherano se responsabilizó de las derrotas; al igual que en Mendoza 2013, la Argentina comenzó con dos caídas en el Sudamericano Sub 20 y comprometió su futuro.JOAQUIN SARMIENTO – AFP

Diez años después, la selección repite el escenario. Aquella vez no hubo redención: tras los tropiezos frente a Chile y Paraguay, un amargo empate con Bolivia y la victoria sobre Colombia –campeón, con Miguel Borja, Juan Fernando Quintero, Mauricio Cuero, Sebastián Pérez…– eliminaron al plantel que conducía Marcelo Trobbiani y que en sus filas juntaba a los “cinco fantásticos”, como definió el seleccionador a los integrantes de la ofensiva que componían Ricardo Centurión, Manuel Lanzini, Alan Ruiz, Juan Manuel Iturbe y Luciano Vietto. Era un juego comparativo con los cuatro ases de los que disponía Alejandro Sabella en la selección mayor, que reunía a Lionel Messi, Ángel Di María, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín en el ataque.

Hay que entender por qué no nos animamos a hacer lo que estamos acostumbrados a hacer. Al final, durante un año de entrenamientos, de trabajo, de varios torneos en los que más allá del rival y del entorno lo hicimos, en la cita más importante nos cuesta, y eso es lo que preocupa”, analizó el hoy director técnico Javier Mascherano, que en febrero de 2022 tomó las riendas del sub 20 y desanda su primera experiencia como entrenador. Durante el proceso Argentina afrontó tres certámenes, con resultados y actuaciones que viajaron de la alegría a la decepción. Campeón en L’Alcudia, donde superó por 4-0 a Uruguay en la final; quinto en el Maurice Revello –ex Esperanzas de Toulon–, en el que ofreció ventaja de edad, porque en la competencia francesa juegan futbolistas sub 23, y eliminado en la etapa de grupos de los Juegos Odesur que se desarrollaron en Paraguay: ésa fue la hoja de ruta para calibrar a un equipo que invitó a soñar y hasta ahora entregó pesadillas.

La Argentina corre desde atrás y la continuidad en el campeonato Sudamericano Sub 20 dejó de estar atada tanto a su propia fuerza; necesita de un resultado ajeno.
La Argentina corre desde atrás y la continuidad en el campeonato Sudamericano Sub 20 dejó de estar atada tanto a su propia fuerza; necesita de un resultado ajeno.JOAQUIN SARMIENTO – AFP

El debate sobre si la sub 20 es una categoría formativa o de competencia siempre estará a mano, y con la subjetividad de aquél que lanza la discusión se fallará hacia un lado o el otro. Hay ejemplos contundentes de las dos ideas. En 2017, cuando la AFA estaba sumida en un caos y era dirigida por el Comité de Regularización, con Armando Pérez al mando, Claudio Úbeda lideró el sub 20 en el Sudamericano de Ecuador. Con 52 prácticas y sin jugadores del exterior, la Argentina obtuvo una angustiante clasificación para el Mundial de Corea del Sur. De esa experiencia fueron parte Cristian Cuti Romero, Nahuel Molina Lucero, Lisandro Martínez, Juan Foyth Lautaro Martínez; para la Copa del Mundo se sumaron Gonzalo Montiel Exequiel Palacios. Siete jugadores que, cinco años más tarde, se consagraron campeones de mayores en Qatar 2022. El ojo clínico, el conocimiento del trabajo de las divisiones inferiores de los clubes y las múltiples tareas que desarrollaron en un contexto desfavorable Úbeda y Fernando Bocha Batista ocultaron las miserias para que el grupo saliera a flote.

Dos años antes, en Uruguay 2015, la Argentina sumó su última estrella en un Sudamericano Sub 20, que sirvió para clasificarse para los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016. Humberto Grondona, que en 2013 era director de selecciones juveniles, pasó del escritorio al campo para dirigir a un grupo que él mismo había iniciado cuando los jugadores eran sub 15 y que se había coronado campeón subcontinental sub 17. En el Mundial de Nueva Zelanda, en el que la selección quedó eliminada en la etapa de grupos por Ghana y Austria, sufrió la profesionalización de los juveniles: River cedió después del partido de desquite con Cruzeiro por la Copa Libertadores a Emanuel Mammana y Leandro Vega –piezas titulares de la selección–, aunque ninguno había integrado el banco de los suplentes en Belo Horizonte. Los defensores arribaron en la madrugada neozelandesa del debut y no participaron en el empate con Panamá.

La jugada que pudo modificar el rumbo del juego con Brasil: con el resultado 0-1, Mycael detiene el penal de Gino Infantino.
La jugada que pudo modificar el rumbo del juego con Brasil: con el resultado 0-1, Mycael detiene el penal de Gino Infantino.JOAQUIN SARMIENTO – AFP

El fútbol argentino hace foco en el sub 20 cada dos años. El torneo Sudamericano coincide con una época del año en que no hay actividad y las miradas se concentran en los juveniles. Hoy la figura de Lionel Scaloni provoca consenso, pero su nombramiento como entrenador de la selección mayor resultó otro capítulo de las idas y venidas que se repiten desde hace tiempo. Consumada la designación, la AFA convocó de apuro a Batistael mismo al que Claudio Chiqui Tapia cesó con Úbeda dos años antes, para que dirigiera en Chile 2019. Veinticinco sesiones de práctica fueron el rodaje preparatorio; el subcampeonato, la clasificación para la Copa del Mundo de Polonia y el pasaje para los Juegos Panamericanos de Lima, la recompensa. Julián Álvarez, Nehuén Pérez, Santiago Sosa, Fausto Vera, Facundo Medina, Adolfo Gaich, Thiago Almada fueron protagonistas de aquella aventura que hace estrellarse el discurso de los proyectos con el resultado.

La experiencia de Mascherano como futbolista es riquísima. Dos medallas doradas olímpicas, cuatro mundiales de mayores jugados (Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018), el segundo lugar en la lista de presencias la selección mayor, la medalla plateada sub 17 en Perú 2001 y la de campeón sub 20 en Uruguay 2003 componen un recorrido que une a River, Corinthians, West Ham, Liverpool, Barcelona, Hebei y Estudiantes… Es parte de su legajo. Pero él no logra plasmar en su función de seleccionador los mensajes y lecciones de enormes entrenadores que lo moldearon. Úbeda fue coordinador de fútbol infantil y hasta trabajó para las selecciones juveniles de Alemania; el nombre de Batista está asociado con los proyectos juveniles desde 2000. Los resultados de Mascherano bien pueden sugerir que la falta de trayectoria como formador es una desventaja… la misma inexperiencia que tenía Scaloni al asumir en la selección mayor, con la que levantó la Copa del Mundo.

Lautaro Di Lollo forcejea con Vitor Roque; la Argentina paga con goles cada error colectivo o individual.
Lautaro Di Lollo forcejea con Vitor Roque; la Argentina paga con goles cada error colectivo o individual.Fernando Vergara – AP

El Jefe no se esconde: “Hay que mejorar muchísimo”, “es difícil encontrar cosas positivas”, “no hay excusas”, “el único responsable de todo esto soy yo”, lanzó tras la caída por 3-1 a manos de Brasil. Al mirar la lista aparecen jugadores que son titulares en sus clubes, como Gino Infantino y Alejo Véliz en Rosario Central. Y otros ya fueron captados por potencias: Máximo Perrone, por Manchester City, y Facundo Buonanotte, por Brighton, al que regresó este martes acompañado por el doctor Fernando Rudi tras la lesión que sufrió frente a Paraguay y que lo marginó del torneo. Pero también surge que algunos juveniles fueron promovidos por necesidad, y no cumplieron un proceso de adaptación y desarrolloEn caso de no tener un contexto adecuado, esa futura estrella puede apagarse.

Las derrotas ante Paraguay y el Scratch marcaron deficiencias de juego: ausencia de cambio de ritmo, posesión sin vértigo, errores colectivos e individuales que facilitaron goles, carencia de rebeldía frente a la adversidad. Un escenario sombrío para la Argentina, que todavía tiene un mínimo espacio para que ingrese un haz de luz que alumbre a los juveniles y evite que se repita el fracaso de hace una década.

Fuente: Alberto Cantore  LA NACION – Fotos: AFA – JOAQUIN SARMIENTO – AFP – Fernando Vergara – AP – LA NACION Deportes