Diego Schwartzman se siente a gusto en los torneos de Grand Slams. Hay algo de los torneos Majors que lo enciende, que lo pone en sentido de alerta en el buen sentido y, cuando eso ocurre, el No. 9 del mundo sabe que puede volverse peligroso con el correr de los partidos.
De hecho, el argentino está disputando en Melbourne su 26ª participación en un cuadro principal de Grand Slam, luego de estrenarse en este tipo de escenarios en París en 2014 al pasar la fase previa y llegar hasta segunda ronda (p. con Federer). Desde allí, el ‘Peque’ ha ido creciendo con tesón, esfuerzo y holgura: ya ostenta una semifinal — en su último Roland Garros —, otros tres cuartos de final y en seis ocasiones pudo, al menos, ganar tres partidos y llegar a la segunda semana, tres de ellas en sus últimos cuatro Majors.
“Mi rendimiento en Grand Slams es muy bueno”, dijo Peque con sinceridad, tras vencer en el debut al sueco Elias Ymer. “Desde que compito en estos torneos y mi Ranking fue mejorando, siempre los Grand Slams han sido la base de muchos puntos que fui logrando estos años”, relató.
Sucede también que a juzgar por su estilo de juego regular y de los peloteos tan extendidos que disputa en sus partidos, podría parecer que Schwartzman está destinado para los partidos largos y con mucho desgaste físico. Pero la realidad indica lo contrario.
El argentino es más contundente de lo que podríamos imaginarnos: de las 38 victorias que registra en Grand Slams el ATP Tour, 23 de ellas han llegado en sets corridos.
¿Es algo que Schwartzman busca a consciencia? “A mi me gusta ganar los partidos en tres sets y me fastidio cuando eso no pasa, pero tengo muy buena actitud cuando toca un partido largo”, aseguró en Melbourne, donde sumó este lunes su 15º triunfo en Majors en los que necesitó llegar a un cuarto o quinto set, estadística en la que estaba igualado en 14 victorias e igual cantidad de derrotas.
Cuando los partidos no se dan como el quiere, ahí es cuando Schwartzman ha podido sacar a relucir su capacidad resolutiva, un rubro en el que ha evolucionando notablemente en su ascenso en el ranking. ¿Qué cambió en este tiempo? “El convencimiento, el ganar muchos partidos a cinco sets en tres”, describe.
“Para mantener una solidez e intensidad que a veces que el rival pierde un poco la precisión y se fastidia y hago una diferencia desde la solidez”, dijo y concluyó, con una sonrisa: “Cuando estoy en un buen día y el rival no encuentra ningún hueco, eso me pone muy contento: cuando gano de esa forma es como cuando un sacador hace 15 aces en un partido… para mi voy bien si la intensidad y la prolijidad y el rival se fastidia y se va un poco”.
No obstante, de vuelta, Schwartzman siempre intentará cerrar el pleito lo antes posible. “Contra Ymer estuve dos sets a cero, jugando bien y sólido y no pasó que se encaminara solo y mi rival se la bancó. Después en el final sí cometió más errores y por eso se quedó de mi lado”, describió.
Como todo, el recorrer el camino y los procesos evolutivos lo han llevado al semifinalista del último Roland Garros a sentirse como hoy se siente, capaz de ganar partidos en todo tipo de situaciones. “Me fui alimentando con los años de la forma que tenía de ganar los partidos y vas mejorando y ese detalle es parte de la mejora general de mi juego”, analizó.
Por lo pronto, las buenas sensaciones abundan por estos días y Schwartzman querrá alargar su estadía en Melbourne lo más posible. “Mi tenis es mas agresivo que antes e intento dominar porque con el saque me cuesta más y siempre quiero dominar desde fondo… pero me estoy sentido bien y siempre hay detalles para mejorar: estoy rápido, preciso y contento con este presente”.
¿Sabías Que…?
Schwartzman acumula 170 triunfos ATP Tour en todos los niveles, con 143 caídas. 100 de esos triunfos llegaron en los últimos 3 años en el Circuito.