Igualaron 1-1 en el Diego Maradona; Zalazar, la figura, abrió la cuenta para el local; empató Centurión, tras una floja respuesta del arquero.
Aveces los empates mienten. A veces esconden verdades que el juego no sabe explicar. Esta vez se le escapó el triunfo de las manos a Argentinos, que debió resignarse al 1-1 en La Paternal. Esta vez rescató un empate San Lorenzo, que de todos modos sigue caminando por la vereda de la incertidumbre. No hay caso. El equipo de Boedo va, busca, insiste, pero -aunque no pierda-, no encuentra la luz en su funcionamiento. Tiene la silueta de una ambición sin rumbo. Quiere pero no puede; por momentos se enciende, pero al rato se obnubila, se confunde, se llena de nervios y la impotencia termina envolviéndolo con la fuerza de la constricción. Así es cómo el triunfo sigue sin aparecer en el ciclo de Pedro Troglio.