Luca Martínez anotó el único gol en el Gigante de Arroyito.
n un partido de ceño fruncido, de mucho músculo, San Lorenzo se fue sin nada del Gigante de Arroyito por sus impericias a la hora de definir. Dentro de la incertidumbre y la desorientación azulgrana, Rosario Central hizo negocio y ganó por 1 a 0 con gol de Luca Martínez Dupuy. El resultado podrá servir para describir los estados de ánimo de uno y otro. Por aquello de que los triunfos sirven para templar el ánimo.
Decidido a atacar, Rosario Central empujó a San Lorenzo en los primeros cinco minutos y contó con dos situaciones muy claras de gol. En la primera, Luciano Ferreyra le ganó la espalda a la defensa visitante, quedó mano a mano ante Sebastián Torrico y exigió al arquero. Tras eso, Diego Zabala no pudo capitalizar una buena maniobra que nació en la izquierda con Lautaro Blanco -la figura del partido- y generó desequilibrio con un centro atrás de Marco Ruben. El equipo de Cristian González lucía concentrado, presionaba constantemente y no dejaba a sus adversarios recibir la pelota con comodidad.
San Lorenzo tenía algo a favor con algunos movimientos de Ezequiel Cerutti, Franco Di Santo y Fernández en el ataque, capaces de aguantar la pelota, de provocar el cuerpo a cuerpo. Así, el Ciclón se fue acomodando con el correr de un primer tiempo muy friccionado en el que se contabilizaron 15 infracciones.
Después del sofocón inicial, a la pasividad defensiva de los visitantes se le contraponían contraataques peligrosos. A los 16 minutos, luego de un pase preciso de Cerutti, Boedo arrimó peligro con una llegada del ex goleador de Defensa y Justicia. Tal como sucedió en los últimos encuentros, las subidas de Andrés Herrera y Nicolás Fernández Mercau se hicieron una constante.
El equipo de Montero salió a jugar el segundo tiempo con oficio. El cambio de Rosané por Gordillo surtió efecto, porque el chico se hizo cargo del mediocampo y se asoció con sus compañeros. Asimismo, los delanteros azulgranas se las ingeniaron para recibir en soledad y comandados por Di Santo se mantuvieron cerca del área rival. Todos se movían por el frente de ataque en busca de algún hueco que les permitiera probar de media distancia.
Para Central, al resignar tan velozmente la posesión, la capacidad de recuperación del balón era un punto de inicio sin llegada a alguna parte. Era tomar la pelota y perderla enseguida. Así planteado el partido, San Lorenzo contó con una ocasión inmejorable a los 24 minutos. Un pase fabuloso de Di Santo dejó a “Uvita” Fernández de cara al gol, pero Broun le contuvo el remate. En el rebote, también con el arco a su merced, Herrera no pudo definir con precisión.
Al conjunto azulgrana se le pasaron los mejores minutos, se retrasó y apostó a defenderse cerca de su área y salir rápido de contraataque. Central olió sangre. A los 40, tras una gran respuesta de Torrico y una serie de rebotes, la terminó empujando al gol Luca Martinez Dupuy. Una conquista que desató el festejo canalla. Dentro de la paridad general, un premio a la insistencia.