Le ganó al Calamar 1-0 con gol de Maximiliano Romero y quedó a dos puntos del líder Gimnasia.

Racing consiguió en Vicente López su segunda victoria consecutiva, con un 1 a 0 ajustado, gracias a un gol de Maxilimiano Romero. En un partido mal jugado pero cargado de tensión, con un final caliente por un exabrupto del arquero Gabriel Arias, la Academia consiguió algo que ya se le había vuelto un karma: ganar dos partidos seguidos. No lo conseguía hace casi cinco meses: 29 partidos tuvieron que pasar, desde aquella serie de 10 éxitos en fila que fue récord. Ahora, a solo ocho fechas del final de la Liga Profesional, Racing aparece a sólo dos puntos del líder Gimnasia de La Plata, que juega este martes.

El fortuito gol de Romero fue la única emoción de un partido en el que se notó que el torneo ya entró en su tramo final. Con el 1 a 0, Gago no dudó en cuidar el resultado. Lo demuestran los cambios: Galván y Miranda reemplazaron a Hauche y Copetti. Más allá de haber conseguido sostener la racha del triunfo, Racing volvió a caer en errores repetidos: por tercera vez en las últimas cinco fechas le echaron dos futbolistas. Cinco de ellos fueron expulsiones directas. A la roja a Arias por hacer gestos impropios a la tribuna local, se le suma la doble amarilla que recibió Eugenio Mena sobre el final.

Más allá de la irregularidad, otra de las falencias que ha tenido Racing a lo largo de esta Liga Profesional de Fútbol es la floja cara que mostró cuando le tocó jugar fuera de Avellaneda. Con apenas dos triunfos en nueve fechas, pero sobre todo con dificultades para plantarse en campos visitantes igual que lo hace en el Cilindro. En la noche de Vicente López se repitió esa cara, aunque se fue feliz por la victoria.

Ya a los 10 segundos de juego hubo un aviso. Leonardo Sigali patinó por el exceso de agua que había en el campo de juego y facilitó el remate de Benítez, que Arias pudo resolver con facilidad. Cuando el reloj marcaba apenas tres minutos de partido, Platense ya había tenido cuatro intentos contra el arco académico. Un equipo decidido, que salió con la idea de verticalizar hacia el arco rival desde que Facundo Tello pitó el inicio. A Racing, en cambio, le costó aclimatarse al partido.

Recién después de que corriera casi un cuarto de hora, el equipo de Gago pudo generar esa tenencia con la que se siente cómodo, con esos movimientos que ya parecen mecanizados. Pero no pasaban de aproximaciones promisorias, con poca precisión en el último pase. Hasta que el azar se hizo presente en el estadio calamar. En una de esas jugadas con las secuencias de pases, en las que Emiliano Vecchio siempre es el eje, después de un caño el mediocampista decidió patear al arco de zurda. El rebote en un defensor de Platense dejó la pelota picando en el área, justa para la definición de Maximiliano Romero. Todavía faltaba media hora. Pero fue casi lo último que ocurrió en el partido.

Lo mejor del partido

Esa fue la única diferencia en el Estadio Ciudad de Vicente López. Para Romero fue una especie de revancha personal. Ante Platense, en apenas su tercera chance como titular, el surgido de Vélez marcó su primer tanto con la camiseta de Racing. Doce veces le había tocado ingresar en el segundo tiempo. Más allá de haber forzado un gol en contra ante Aldosivi, su aporte había sido escaso. Era uno de los refuerzos para este semestre que todavía parecían estar en la columna del debe, como Johan Carbonero.

La presencia de Romero en el ataque fue una apuesta de Gago. El último martes había aparecido de entrada ante Patronato, en el esquema 5-3-2 que armó el entrenador para disimular las múltiples bajas. Con el regreso de Jonathan Gómez volvió al 4-3-3 clásico. Aunque con una variante: en lugar de que a Enzo Copetti le acompañen dos wines como de costumbre, estuvo escoltado por Gabriel Hauche y Romero. Ese doble 9 alternó posiciones: cuando uno se mostraba centrado, el otro debía ir a la banda para ocupar ese espacio. Aunque el tándem no dio resultado desde el juego, fue la aparición de Romero la que rompió un 0 que parecía enorme en Saavedra. El ex Ajax demostró su oportunismo: aprovechó cuando Racing más lo necesitaba y cuando la mira de su compañero anda desviada, con cinco partidos sin convertir.