Los argentinos debutaron ganando en el Principado; en el final de la jornada cayó Sebastián Báez.
La gira europea sobre polvo de ladrillo en el ATP Tour comenzó con estilo en Montecarlo, con el tercer Masters 1000 de la temporada (el primero sobre superficie lenta). En las primeras horas de la semana, los argentinos Diego Schwartzman (16°) y Federico Delbonis (34°) fueron protagonistas por sus presentaciones exitosas en el Principado y, también, por algunas circunstancias periféricas.
El azuleño Delbonis llegó a Montecarlo con una marca negativa en la actual temporada: 6 victorias y 10 derrotas. Pero el ganador del histórico quinto punto en la final de la Copa Davis 2016 ante Croacia se dio un gran gusto en su debut en Montecarlo, derrotando al siempre espinoso español Jaume Munar (actual 105°, había superado la clasificación) por 6-4, 3-6 y 6-4, en dos horas y 26 minutos. Fue la victoria número 160 en la carrera de Delbonis (187 derrotas).
A los 31 años, la victoria en el Principado le permite al zurdo Delbonis alcanzar, en el ranking en vivo, su mejor posición histórica: 32°. Fue 33° del mundo en mayo de 2016. Este nuevo registro habla muy bien de su vigencia (es profesional desde 2007).
El próximo obstáculo de Delbonis, desde el año pasado entrenado por Mariano Hood, será, al menos en el análisis previo, sumamente complejo: el alemán Alexander Zverev, segundo preclasificado del certamen y número 3 del mundo. Zverev se impuso en los dos partidos que disputó ante Delbonis, ambos en 2019: en las semifinales de Ginebra y en los 8vos de final de Hamburgo.
Victoria y nervios de Schwartzman
Peque Schwartzman, el mejor sudamericano del ranking, superó una dura batalla deportiva y emocional en el segundo turno de la jornada en el Court des Princes de Montecarlo. El argentino debutó frente al potente ruso Karen Khachanov (24°), a quien terminó venciendo por 6-7 (5-7), 6-3 y 6-3, en tres horas y siete minutos.
El partido tuvo momentos tensos y cambiantes. En uno de ellos, Schwartzman perdió la compostura y, ante un fallo del experimentado umpire italiano Manuel Messina, reaccionó con un grito que retumbó en todo el court. Fue durante el segundo game del tercer set, con el porteño ganando 1-0. El juez bajó de su silla para revisar el pique de un tiro de Khachanov y lo marcó como bueno, pero Schwartzman estaba convencido de que había sido malo (la repetición de la TV le dio la razón al Peque) y discutió con el umpire, que le pidió que no gritara como lo había hecho.
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