El rugby argentino y el sudafricano tienen un origen común y muchos puntos de contacto a lo largo del tiempo.
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Cuando los Pumas ingresen al Mbombela Stadium de Nelspruit sabrán que dependerán de ellos mismos para coronarse campeones por primera vez del Rugby Championship, aunque resulte una misión utópica: deberán ganarle con punto bonus (tres tries o más) a los bicampeones del mundo, como visitantes, y con el regreso de figuras claves que no viajaron a Argentina y descansaron el último fin de semana. Un duelo que definirá el torneo, entre dos seleccionados de rugby a los que los une una larga hermandad.
El encuentro será el 38° del historial entre Springboks y Pumas, pero la relación entre ambas selecciones se remonta a los primeros años del siglo XX, con un sudafricano como protagonista: Barry Fairy Heatlie fue el quinto capitán de la historia de los Springboks; el segunda línea, además, fue quien optó por los colores verde y oro de la camiseta que hoy perduran y son un símbolo nacional. En 1905, Heatley, que jugó para Western Province, emigró a la Argentina luego de que su negocio familiar entró en bancarrota; y en 1910, participó del primer partido de la historia de la selección argentina, contra un combinado británico. El forward se estableció 20 años en el país, se desempeñó en Lomas Athletic y tuvo la particularidad de que representó a las dos países.
En 1932 se produjo el primer enfrentamiento entre los países, en una gira que empezó a marcar al estadio de Ferro como un escenario tradicional del rugby argentino. Los Junior Springboks se impusieron en los dos tests ante Argentina, ganaron sus ocho partidos, el último ante Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, el único con resultado apretado hasta el final.
En la siguiente visita de los Junior Springboks, en 1959, se empezó a gestionar lo que terminaría siendo un quiebre en la historia del rugby argentino y en la relación con Sudáfrica. En 1964 el Presidente de la South African Rugby Board, Danie Craven, viajó al torneo Sudamericano de San Pablo para terminar de convencerse de que Argentina estaba lista para una gira por Sudáfrica al año siguiente. Enviaron al profesor Izak Van Heerden para preparar a los jugadores argentinos en la parte física y rugbística, para la primer viaje fuera del continente, durante dos meses y medio, con 16 partidos y más de 40 mil kilómetros recorridos por vías aérea y terrestre.
Allí se forjó gran parte de la identidad del seleccionado argentino, se inmortalizó el apodo de Pumas, ante la incapacidad de la prensa local de deletrear el Yaguareté que llevaban en el pecho, y pusieron al rugby argentino en el mapa mundial, tras dar el golpe como visitantes ante los Junior Springboks. La palomita de Marcelo Pascual quedó marcada como el máximo símbolo del triunfo por 11-6 en el emblemático Ellis Park de Johannesburgo y el comienzo de una nueva era.
En 1966, 1971 y 1972, seleccionados sudafricanos viajaron a la Argentina bajo el pseudónimo de Gazelles; en la década del 80, mientras Sudáfrica sufría un boicot internacional por la política segregacionista del apartheid, Argentina lo rompió bajo la denominación de Sudamérica XV en 1980 y 1982, e Hispanoamérica XV en 1984, y le brindó competencia internacional en el primer lustro de la década. El 3 de abril de 1982, un día después del comienzo de la Guerra de Malvinas, Hugo Porta brilló y anotó los 21 puntos en el triunfo por 21-12 sobre los Springboks en Bloemfontein. Desde su celda, Nelson Mandela se fanatizó con el rugby argentino y en especial con Porta, que entre 1991 y 1995 fue nombrado embajador en Sudáfrica. En 2008, los campeones del mundo invitaron a la Argentina a un partido en Johannesburgo para festejar los 90 años de Mandela.
El primer test oficial entre los Pumas y los Springboks se llevó a cabo recién en 1993, en la cancha de Ferro, en el debut del fenomenal Joost van der Westhuizen. Protagonizaron encuentros vibrantes y otros con una amplia diferencia sudafricana hasta el 2012, con el inicio del Rugby Championship, con dos encuentros anuales. El “hermano mayor” volvió a ser trascendental para convencer a Australia y Nueva Zelanda de sumar a los Pumas al torneo que agrupa a las grandes potencias del hemisferio sur.
Ese hermano mayor también fue vital para brindarle a la Argentina competencia en su desarrollo profesional. Desde 2010 hasta 2013 invitó a Pampas XV, el primer equipo rentado del país, a disputar la Vodacom Cup. Allí empezó a forjarse el plantel Mundialista de 2015 y el de Jaguares para participar del Super Rugby a partir del 2016, otra vez con el empuje sudafricano, un país que cobijó algunas figuras de los Pumas en los equipos provinciales: Federico Méndez (Natal) y Roberto Grau (Golden Lions) en los inicios del profesionalismo y más adelante Nicolás Fernández Miranda, Juan Martín Hernández (Sharks) y Manuel Carizza (Stormers), entre los más destacados.
Otros guiños más recientes de Sudáfrica al rugby argentino fueron en el 2019, con la invitación a Jaguares XV a participar de la Currie Cup (a partir del año siguiente se canceló por la pandemia) y al seleccionado M-18 al U18 International Series, en el que se destacaban dos jugadores que el sábado vestirán la camiseta de los Pumas: Joaquín Oviedo e Ignacio Ruiz.
El vínculo entre el rugby argentino y el sudafricano trasciende también en su estilo histórico de juego, más abocado al reagrupamiento de forwards y la solidez en las formaciones fijas, aunque los Pumas fueron mutando. Lo marcó esta semana en su columna en Rugby Pass el ex head coach de los Springboks, Jake White. “Siempre fueron rivales muy fuertes, pero no tenían ese factor x ni el manejo del juego para superar a rivales más grandes. Aun así, cuando se trataba del maul o el pick and go, eran los maestros en eso. Tenían algunos forwards increíbles en los cinco de adelante. Roberto Grau llegó a Sudáfrica seguido por Federico Méndez , que jugaba para Natal. Patricio Noriega se fue a los Brumbies y terminó convirtiéndose en un pilar de los Wallabies. En ese entonces, los primeras líneas de Argentina eran un producto codiciado porque su scrum y la venerada técnica de la bajadita, inventada por Francisco Ocampo en los años 60, eran muy fuertes y difíciles de contrarrestar”, expresó.
White, actual entrenador de Bulls y campeón del mundo en el 2007, también valoró la actual propuesta de los Pumas: “Este emocionante equipo de los Pumas es un reflejo de su entrenador Felipe Contepomi, que era un apertura cerebral, que también pasó mucho tiempo en Leinster, donde habría aprendido muchas lecciones de rugby. Si Argentina puede recuperar su dominio en las formaciones fijas, entonces hay que tener mucho cuidado. Hay que reconocerles el mérito. No tienen su propia liga, los jugadores están repartidos por todo el mundo y tienen poco tiempo juntos como equipo, pero miren lo que están haciendo. Para los neutrales, es un placer verlos jugar”.
El capítulo más trascendental en la historia de los duelos ante los Pumas y los Springboks se concretó en la semifinal del Mundial 2007, una Copa del Mundo icónica para ambos. Bryan Habana y sus tries se robaron el show. Argentina sólo logró imponerse en el 2015, con los Pumas del 65´ en las tribunas, 2016, 2018 y hace una semana, en Santiago del Estero. Mañana, en Nelspruit, definirán al cmpeón del Rugby Championship 2024. Con todos los escenarios en contra, el hermano menor buscará dar el gran golpe..
Fuente: Nicolás Casanova LA NACION Deportes – Fotos: MARTIN BUREAU – AFP – LA NACION – Prensa UAR – LA NACION Deportes – Video:Leyendas del Rugby@LeyendasdelRugby1999 – You Tube – LA NACION Deportes