La dirigencia les soltó la mano a los jugadores y ahora el rugby argentino le soltó la mano a la dirigencia. La condonación de las penas a los tres jugadores sancionados dejó a la conducción de la Unión del Rugby Argentino (UAR) en una posición de fragilidad. Perdió la confianza de los jugadores. Perdió el respaldo de muchos clubes. Perdió credibilidad ante todo el rugby argentino.
Valientes, los jugadores reconocieron sus errores. Primero todo el plantel por el escueto homenaje a Maradona, culpabilidad que les cabe en una proporción menor. Luego Matera, Petti y Socino pidieron perdón por sus desplantes de juventud. Valiente, Marcelo Loffreda se hizo cargo de la decisión de que el tributo al 10 se limitara a una cinta negra en la manga. Tardó, pero la disculpa igual vale. Debió cumplir una doble labor titánica como dirigente y manager deportivo desde que en octubre el equipo partió a Uruguay y no pisó más la Argentina.
La responsabilidad mayor por el fallido homenaje a Maradona, el hecho que desencadenó todo, recaía en la dirigencia. La única voz oficial hasta aquí fue el comunicado que emitió el presidente Marcelo Rodríguez, donde afirmó que con la cinta negra alcanzaba. Luego el Consejo Directivo de la UAR reaccionó a los carpetazos contra Pablo Matera, Guido Petti Pagadizábal y Santiago Socino con una rápida suspensión, sin siquiera escuchar su descargo. La marcha atrás, oficializada minutos antes de que Ledesma anunciara el equipo para jugar el sábado, desnuda su carencia de autoridad.
Si los jugadores cometieron una infracción, deben ser sancionados de acuerdo a las normas vigentes. A través de un debido proceso. Cuanto menos debió habérseles permitido hacer un descargo antes de tomar una decisión tan drástica. Pero lo que obligó a la dirigencia a dar marcha atrás no tiene que ver con cuestiones procedimentales. Antes bien, responde a la presión que ejercieron los propios jugadores en Australia, amenazando con no jugar, los jugadores y ex jugadores de los Pumas y finalmente los clubes. El reclamo principal: se los estaba penando por algo que fue generado por un error propio de los que imponían la pena.
Y al final, por un acuerdo entre los dirigentes y los jugadores, según reveló el entrenador Mario Ledesma en conferencia de prensa, los tres involucrados igualmente no podrán jugar. No están suspendidos, Matera sigue siendo el capitán, pero verán el partido del sábado desde la tribuna. Una vuelta más a una tuerca a todas luces falseada.
LA NACION pudo saber que hay un gran descontento dentro de algunos clubes importantes de Buenos Aires con cómo se manejó la situación. La UAR representa indirectamente a los clubes a través de las uniones provinciales, que son las que eligen las autoridades. El voto es proporcional a la cantidad de jugadores de cada una. Pero el verdadero poder recae en los clubes antes que en las uniones.
Hay una facción importante en el rugby de Buenos Aires que ya desde hace un tiempo viene impulsando la figura de Hugo Porta. El ex apertura de los Pumas se expresó ayer a través de estas columnas y fue muy crítico con las últimas medidas de la UAR. Al mismo tiempo, llamó a cambios profundos. «Todo esto que ha pasado, este sube y baja emocional de los últimos días, pero también en el camino que se ha tomado en los últimos años, nos tiene que servir de ahora en más para plantearnos, de un modo profundo y amplio, qué queremos de nuestro rugby. Adónde queremos ir y cómo. No creo en la autocrítica como única solución, sino en un camino que vaya mucho más allá.» Incluso fue más allá y propuso cambiar la forma de elegir a las autoridades: «Un club, un voto».
Porta encarna una forma de pensar el rugby argentino diametralmente opuesta a la de la actual dirigencia. Expresado a grandes rasgos, esta visión pone el foco en el amateurismo de los clubes antes que en el profesionalismo y el rugby de elite. Esto no significa que uno anule al otro, pero sí denota el énfasis que se pone sobre cada uno. Una relación compleja la de amateurismo-profesionalismo que en 10 años de convivencia todavía no se pudo resolver ni delimitar. Muchos clubes se sienten desprotegidos. Muchas uniones del interior se sienten rehenes por el manejo discrecional de la caja que hace la UAR.
Luego del Mundial 2007, la UAR tomó una línea clara orientada hacia el rugby de elite con centros de alto rendimiento y competencias internacionales para equipos locales como Vodacom Cup, Super Rugby y Superliga Americana. Un camino que marcó esencialmente Agustín Pichot. Luego de perder las elecciones presidenciales de World Rugby, eligió alejarse de la vida política, al menos temporalmente. ¿Se mantendrá al margen si se produce una avanzada del ala opositora?
El mandato de la actual Comisión Directiva termina en 2022. Para que haya elecciones anticipadas debe producirse la vacancia del 50% de sus integrantes, según el artículo 18 del estatuto de la UAR.
Todo lo sucedido en la última semana revela un vacío de autoridad: falta de iniciativa en el homenaje a Maradona; precipitación en la suspensión a los jugadores; volatilidad al dar marcha atrás con la medida. Los jugadores les dieron la espalda. Los clubes empezaron a ejercer presión. Cuando termine el Tri-Nations empezará otra contienda afuera de la cancha.
Fuente: Alejo Miranda – LA NACION DEPORTES – Fotos: Crédito Achivo – Archivo – Crédito: Marcos Brindicci – LA NACION – Crédito: Santiago Filipuzzi . Archivo – Crédito: Twitter – LA NAION DEPORTES