El seleccionado argentino perdió la final del Mundial. Países Bajos fue superior y se impuso por 3 a 1. Fue un notable campeonato del equipo nacional.
Esa última imagen es la de Succi llorando en una forma desconsolada, tirada sobre el sintético en su propio círculo. Sabe la arquera que todo terminó. Que su brillante carrera en el seleccionado nacional llegó a su fin y que el cierre fue con derrota. Pero no se trata de una derrota más. Se trata de haber perdido la final del Mundial. Se trata de ese 3 a 1 de Países Bajos con el que las neerlandesas lograron su tercer título al hilo y el noveno de la historia para ratificar su condición de potencia indiscutible en el hockey. En esa última imagen Succi es consolada por Barberi, Raposo y Sauze. Nadie puede quitarle las lágrimas de la frustración. Y nadie se atreverá a hacerlo porque el dolor es íntimo y sentido. Pero absolutamente crudo y lacerante, como el de todo el equipo. De todos modos también deberá hacer una pausa. Succi y el resto de sus compañeras. Porque otra vez ratificaron que las Leonas es un equipo de primera clase mundial, un seleccionado top que llegó a la final de España-Países Bajos y que ratificó su condición de equipo de una enorme jerarquía.
Se sabía que sería un partido complicado y así lo fue. Porque quizá esta versión neerlandesa no sea la mejor de los últimos tiempos y además el equipo llegó al Mundial con poco rodaje en algunas de sus jugadoras importantes (De Goede, por ejemplo, jugó un sólo partido de la FIH Pro League) y con un cambio de entrenador a pocos meses del torneo. Pero Países Bajos se potencia en los momentos cumbres y así lo hizo en la final de Terrassa.
Fue superior el campeón de principio al final. Y lo empezó a justificar con un enorme trabajo de sus volantes y delanteras. A los 16 minutos, en el primer corner corto, Maria Verschoor capturó el rebote de Succi y puso el 1-0 y apenas siete minutos más tarde llegó el 2-0. Fue por un error defensivo de Argentina. Un flick le ganó la posición a Costa Biondi y entre Toccalino y Gorzelany no pudieron cerrar a Frédérique Matla, que superó a la arquera argentina.
Llegó el complemento, las chicas sabían que tenían que jugar su hockey pero la situación se puso más complicada. A los 5 minutos Felice Albers quedó sola frente a Succi y marcó el tercero. Hubo una recuperación a los 15 cuando Agustina Gorzelany anotó de corto su octavo gol en el torneo (fue la máxima anotadora) e hizo revivir los sueños de las Leonas. Pero en el último cuarto las neerlandesas se hicieron firmes en su sistema defensivo, Argentina buscó pases que no entraban en la defensa adversaria y el cansancio fue en aumento. Así, el 3 a 1 no se modificó.
Quedó el nuevo podio mundialista, eso sí. Como en Mandelieu 1974, Berlín 1976 y Dublin 1994. Quedaron los premios individuales para María José Granatto (mejor jugadora del torneo) y Succi (mejor arquera).
Quedó la desazón. Pero también quedó el alma de un equipo que volvió a demostrar que siempre irá por más.
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Fuente: Prensa CAHockey – Fotos: Prensa CAHockey – Tweets
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