El Gráfico estuvo presente en la reunión anual de los jugadores que hicieron historia en el fútbol argentino, junto con Diego Maradona y César Luis Menotti.
JAPÓN 1979 fue el primer Mundial Juvenil ganado por Argentina, una gesta histórica que marcó el destino del fútbol nacional. A días de que se cumplan 45 años de aquel logro,en el restaurante Maradona (10), ubicado en el barrio de Belgrano, se llevó a cabo un encuentro entre varios integrantes de ese equipo: Juan Simón, Sergio García y Osvaldo Rinaldi, entre otros, sumado a periodistas, empresarios y la figura siempre especial de Ubaldo Matildo Fillol, dijeron presente para revivir dicha epopeya.
Con la figura icónica de Diego revistiendo todas las paredes como también parte del exterior que sirve de soporte de la estación Belgrano C, en la entrada del Barrio Chino, la nostalgia se apoderó de una noche inolvidable que fue acompañada por deleites gastronómicos.
Sin embargo, este año, la reunión tuvo una ausencia considerable que se empecinó en hacerse presente en las palabras de los ex jugadores: César Luis Menotti, quien falleció el pasado 5 de mayo a los 85 años.
Rubén Darío Rossi, uno de los principales oradores de esa noche, comentó para El Gráfico algunas de las enseñanzas que le dió el Flaco: «No ganamos como pudimos, sino como quisimos: respetando al rival, teniendo ética, no agrediendo a nadie. Respetando la idea del entrenador, que era la idea del fútbol argentino que él siempre defendió».
Además, agregó mientras miraba imágenes del archivo: «Fue un equipo maravilloso, pero incomparable con otros juveniles porque tuvimos mucho tiempo de preparación. Ahora un entrenador agarra al equipo quince días antes de jugar. Nosotros empezamos a entrenar en septiembre de 1978 y lo hacíamos lunes y martes. Y los miércoles jugábamos amistosos».
La noche siguió regando nostalgia mientras eran servidas en las mesas de los invitados platos específicos del restaurante como la Mila de la Tota, acompañada con puré de papás, la provoleta Cebollitas y de postre La Pelota No Se Mancha, un media pelota de chocolate blanco acompañado por tres leches, maracuyá y cacao. Maridado por El Abrazo del Alma, vino perteneciente al propio Ubaldo Matildo Fillol.
Las charlas y los recuerdos de los campeones.
Los nombres de quienes no pudieron estar sobrevolaban permanentemente entre las charlas: Gabriel Calderón, Ramón Díaz, Alfredo Torres, Rafael Seria, Jorge Piaggio, Juan Barbas, Daniel Sperandio, Hugo Alves, sumados a los imprescindibles Menotti y Diego. La noche se extendió hasta un brindis que sirvió para que varios dejen unas palabras como rúbrica del momento.
Nuevamente Rossi fue el primero en hablar y, visiblemente emocionado, recordó a quienes fueron importantes para el equipo «como Hugo Doré, el gordo Leali, Ricardo Pizzarotti, Ernesto Duchini…ni hablar de Diego que nos llevó a tomar el cielo por asalto con su zurda maravillosa, ni del Flaco que nos enseñó que se podía ganar con buenas artes».
Le siguió Guillermo Blanco, quien fuese periodista de El Gráfico durante esos años y que acompañó al seleccionado dejándolo reflejado en su libro El equipo del sol naciente: «Estamos acá para revivir algo que nos ha dejado el querido fútbol argentino. Por eso recordar 45 años no es poco. Diego está en todos lados y nos está abrazando desde su lugar con su nombre. Y si vamos a hablar de fútbol debemos decir dos cosas: para César como para Diego, el equipo que más felices los hicieron fue el de ustedes. Yo creo que eso vale más que cualquier cosa».
El periodista Guillermo Blanco, presente en el agasajo a los campeones
Ubaldo Matildo Fillol también se expresó y dijo que era un honor estar ahí: «Pero hay algo que les quiero destacar, y eso lo noté el día que despedimos al Flaco: todos ustedes tuvieron presencia, y eso se los han pagado con reconocimiento y amor»
Por último, Daniel Arcucci, también ex periodista de El Gráfico, comentó una curiosa situación que vivió en sus momentos de estudiante secundario durante ese mundial juvenil: «Los partidos se jugaban en su mayoría en horarios de madrugada o a la mañana, como no nos pasaba lo que ocurre actualmente de poner una televisión para que todos vean, yo tenía una pequeña radio portátil en donde podía escucharlos, y la maestra me dejó que yo se los relate a mis compañeros para que se enterasen el resultado. Así que, en cierta medida, ustedes también contribuyeron a mi formación periodística».
Entre abrazos, recuerdos y la promesa de una nueva reunión el próximo año, este equipo que sigue tan unido como cuando les tocó defender la camiseta celeste y blanca, se despidió. Como recuerdo de esa noche inolvidable, la firma de esos campeones en una camiseta argentina quedó colgada en este lugar dedicado a Diego.
Fuente: Julián Marcel – El Gráfico – Fotos de portada e interiores: Gonzalo Colini (El Gráfico)