Venció por 1-0 a Rosario Central con el gol de Kevin Lomónaco y, por momentos, desplegó una mejoría sostenida en su juego.
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Independiente vio la luz en medio de la tormenta. Con ráfagas de buen juego, dientes apretados en otros y los sustos inevitables logró su segundo triunfo al hilo. Fue un 1 a 0 apretado pero justo ante Rosario Central que tranquilizó los ánimos tras la amenaza de clausura del estadio que sobrevoló hasta la madrugada del sábado y consiguió que sus hinchas se marcharan cantando su esperanza ante el clásico del domingo frente a Racing.
El fútbol, en su apartado de puro juego, además de despertar pasiones es la mejor terapia contra el mal humor. Para un hincha no hay nada como ver a su equipo dar varios pases seguidos con la precisión y velocidad necesarias para que la pelota sea un objeto inalcanzable para los rivales. El simpatizante de Independiente extraña desde hace mucho tiempo esa sensación placentera de ir a su cancha y disfrutar una tarde que a partir del juego le haga olvidar todos los males y frustraciones.
Cuando promediaba el primer tiempo y el Rojo ya vencía 1 a 0 por un zurdazo colocado de Kevin Lomónaco a los 16 en una acción nacida de un tiro libre, un centro y un rebote, el sufrido ocupante del Bochini pudo dejar de lado por un rato la bronca, las malas noticias, las incertidumbres y las decepciones que su club le ofrece semana a semana.
INDEPENDIENTE PEGÓ PRIMERO ⚽
Kevin Lomónaco, por segundo partido consecutivo, convirtió el 1-0 del Rojo ante Rosario Central#LPFXTNTSports pic.twitter.com/HVTdqjpqGM
— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) August 17, 2024