El volante había ingresado faltando cuatro minutos por Matías Pérez García y con un muy buen tiro libre le dio los tres puntos al conjunto platense; en el equipo de De Felippe habían expulsado a Marcos Valor.
ue un triunfazo para Gimnasia, de esos que sirven para escalar en las posiciones y que cicatrizan heridas. El Lobo, con gol de Brahian Alemán de tiro libre en la última jugada, venció 1-0 a Atlético Tucumán. Una victoria por la 5° fecha del Torneo 2021, mucho más que tres puntos.
Durante el primer tiempo el Lobo buscó mucho y encontró poco. Se notó su ambición, su voracidad, pero careció de recursos ofensivos como para perforar el ordenado cerrojo que le plantó el equipo de Omar De Felippe. Su insistencia, en el capítulo inicial, no tuvo premio.
Lo mejor del partido
Tras un intento desde media distancia de Luis Rodríguez que contuvo Christian Lucchetti, a los pocos instantes de iniciado el juego, Gimnasia no halló los caminos. Atlético juntó sus líneas, al local le faltó inventiva y por eso se fueron al descanso con el marcador en blanco. El Lobo tuvo alguna más, como un centro desde la franja derecha que Matías Miranda no llegó a definir y un penal que Hernán Mastrángelo no sancionó (clara mano adentro del área), aunque también es cierto que se notó la dificultad del Lobo para generar ocasiones de riesgo.
En la segunda etapa invirtieron los roles: Atlético se soltó y Gimnasia se replegó. Por eso no sorprendió la doble chance que dispuso la visita: Ciro Rius probó desde 25 metros y atajó muy bien Rodrigo Rey, y en la jugada siguiente Mauro Osores se lo perdió de cabeza.
Después de esos dos sustos que pasó el Lobo, el trámite –otra vez– se emparejó. Regresaron las imprecisiones y la fricción. El juego, nuevamente, se tornó ordinario. Para colmo, al inicio del segundo tiempo, salió el Puga Rodríguez que era la mayor esperanza de una inspiración en ofensiva.
A los 26 minutos Atlético se quedó con diez jugadores por la correcta expulsión de Marcos Valor y Gimnasia sintió que era su momento. Pero no. El Decano, con orden y ataques directos, se volvió más peligroso que el local.
El partido viajaba, derecho, a un 0-0 gigantesco. Ninguno había hecho los méritos suficientes como para sumar de a tres. El reparto de puntos era lo más justo. Sin embargo, el ingresado Brahian Alemán tenía otros planes. Nueve minutos le bastaron para marcar diferencias: se destacó en la distribución y se hizo cargo del tiro libre que representaba la última acción del juego. ¿Qué hizo el uruguayo? Le pegó suave, por afuera de la barrera y la colocó junto al palo más lejano de Lucchetti: 1-0 y desahogo.
El Lobo venía de una derrota dolorosa. Hace una semana le ganaba a Defensa y Justicia por dos de diferencia y lo perdió a los 49 de la segunda etapa. Necesitaba un triunfo. Una alegría. La consiguió en el último instante y vale más que tres puntos. Suma para las tres tablas (posiciones, clasificación a las copas y promedios) y además suma en lo anímico.
En el debe queda elevar su funcionamiento, es cierto. Pero esta victoria, para el Lobo, es una caricia que precisaba. La necesitaba la pareja de entrenadores, los futbolistas que estaban golpeados y la gente que sufre desde su casa. Gimnasia, hoy, está feliz.